"La batalla de Soestdijk". Las tías políticas de Máxima pelean por un asunto muy personal
En 2017, el Palacio de Soestdijk fue vendido por el gobierno de Holanda a casi dos millones de dólares para ser transformado en un hotel. Sin embargo, ahora, además de la remodelación, se proyecta también la construcción de diez torres residenciales en los jardines y bosques de la propiedad. Indignadas por el futuro del donde pasaron su infancia, las princesas Irene y Margarita decidieron intervenir en el asunto y revolucionaron a la sociedad holandesa.
Irene, de 80 años, y Margarita, de 77, son hermanas de Beatriz, la reina emérita de Holanda, e hijas de Bernardo y Juliana, además de Cristina, la más pequeña de las cuatro que murió el año pasado. Irene es divorciada, tiene ocho nietos y se ha convertido en una fuerte militante ecologista mientras que Margarita continúa casada desde 1967 y disfruta de diez nietos.
La intervención de las princesas ha tomado tal relevancia que los medios han denominado al hecho como "la batalla de Soestdijk". Irene y Margarita escribieron una carta donde cuentan que se sienten conmocionadas por los planes de construcción en la propiedad en la que sus padres, los reyes Juliana y Bernhard, vivieron desde 1937 hasta su muerte en 2004.
"Mi hermana Margarita y yo estamos sorprendidas al ver que los nuevos propietarios del palacio de Soestdijk también quieren usar la zona de los jardines y los bosques para construir viviendas. Nuestra abuela y nuestra madre le dieron mucha importancia a la preservación de la naturaleza. No estamos de acuerdo con lo que proyectan", escribió Irene.
Además del revuelo que provocaron en el país, la participación de las princesas causó alboroto en el municipio de Baarn, el lugar donde se encuentra el palacio, ya que las dos viven en comunidades alejadas y solo mantienen un vínculo sentimental con el palacio donde crecieron. Además, si bien la sociedad holandesa está acostumbrada a las opiniones políticas de Irene debido a que ella no forma parte de la familia real -renunció a sus derechos cuando se casó con Carlos Hugo de Borbón Parma-, no es el caso de Margarita: su toma de postura pública respecto del tema causó una revolución.
Sin embargo, a pesar del alboroto, el municipio desestimó el pedido de las royals, autorizó el plan de zonificación y aclaró que la idea no es cortar todo el bosque, sino solo una hectárea.
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