La calidad hace la diferencia
Nosotros empezamos con Central de Café hace ya diez años, con la idea de posicionarnos como un café de alta gama en un mercado que recién estaba empezando. Por entonces, no había todavía una exigencia del lado del consumidor.
Así, estuvimos un año eligiendo cafés de distintos lugares, armando blends, decidiendo niveles de tostados hasta completar nuestra línea. Y hoy, una década después, tenemos 400 clientes en todo el país, a los que podemos garantizar que tienen un producto de calidad. Claro que esto lo logramos porque el mercado nos acompañó. Hoy los clientes están muy abiertos a recibir ideas y productos, quieren diferenciarse, porque saben que a su vez los consumidores valoran eso. Más allá de que seguimos siendo uno de los cuatro países en el mundo donde se permite legalmente adulterar café con azúcar (lo que se suele llamar "café torrado"), ya hay muchos consumidores que exigen más. No quieren cafés ásperos ni quemados. Y si pagan $ 16 por un café, quieren que sea bueno.
Este camino lo hicimos nosotros, pero también la competencia. Una marca como Nespresso le dio mucho valor al café, lo mismo que Starbucks o Illy, que ahora está volviendo con fuerza al mercado local. Y esto va más allá del modo de elaboración. Puede ser un espresso, una Volturno, una Bodum... Incluso va más allá del origen, que a fin de cuentas no es más que una orientación. Lo que importa, lo que termina por hacer la diferencia, es siempre la calidad del café. Y eso es lo que hay que priorizar.
Jorge García Puigrredón