El jardín del salón elegido tiene una pérgola que está pensada para hacer las ceremonias religiosas. Por lo general se hacen bendiciones de anillos, y no el sacaramento del matrimonio propiamente dicho, ya que no es en el ámbito de la Iglesia. Nosotros somos los dos católicos, pero no muy practicantes a decir verdad. Fuimos a un colegio religioso, y creo que esa debe haber sido la última vez que Nico pisó una iglesia, descontando casamientos, bautismos y otro tipo de ocasiones similares. De todas formas, me gusta celebrar el sacramento. Así que las opciones son hacerlo ahí o en la iglesia, que en este caso al ser en capital significa que hay un viajecito hasta Pilar.
En el salón nos comentaron que el párroco de una iglesia cercana es el que por lo general hace las celebraciones ahí, entonces lo llamé. ¡Les anticipo que fue un parto comunicarme! Combinamos un día y fuimos a verlo. Él me comentó que si bien él no comulga demasiado con la idea de celebrarlo fuera del ámbito de la iglesia, si el Obispo de Pilar nos autorizaba, se podía hacer. Él iba a pedir la autorización y yo lo llamaría en un par de semanas. Cuando lo llamé -creo que ni se acordaba de mí- me dijo que no había podido ir pero que lo llamara en una semana. Cuando lo volví a llamar me confirmó que nos había autorizado. Perfecto, nos podíamos casar en el jardín. Esto fue en Abril.
Hace dos meses fui de nuevo a verlo, para acercarle nuestros certificados de bautismo, y me dijo que justo habían cambiado el Cardenal o algo así, y que iba a tener que pedir de nuevo autorización ya que no sabía si este nuevo iba a acceder. Otra vez tuvimos que esperar dos semanas, pero finalmente dijo que sí!!!
Para poder celebrar el sacramento del matrimonio es necesario hacer un curso prematrimonial. Yo sabía que teníamos que hacerlo, el tema es que no sabía cuándo y pensaba esperar hasta febrero. Un día charlando con la prima de una amiga, que se casa una semana antes que nosotros, me comentó que ella ya lo había hecho. Me pareció que era mucho tiempo antes, pero me dijo que en diciembre se dan los últimos y que en Enero y Febrero no se dictan. Como nuestro casamiento es los primeros días de Marzo tampoco iba a ser posible. Me llevé una sorpresa al pedir turno: en todas las iglesias de mi barrio ya no tenían cupo, tampoco en la de los barrios cercanos, hasta que finalmente mi suegra nos consiguió en una en Boedo, un sábado de 09 a 18 hs.
Coincidió con uno de los días más calurosos de diciembre, por lo que estábamos bastante fastidiosos y encima yo me quedé dormida. La verdad es que no teníamos nada de ganas de ir a hablar de la iglesia, el sacramento, Dios, etc. pero no fue así.
Llegamos, nos pusieron cartelitos con los nombres de las parejas y comenzó la jornada. Nos hicieron hacer algunas actividades, y por momentos venía el cura de la Iglesia a cantar canciones (no de misa) que nos hacía analizar, más centradas en hablar del amor que en lo religioso. A las 18, cuando ya estaba terminando y yo festejando internamente ese momento, decidieron extenderlo hasta las 19:30. Lo dictaban en una sala, en un primer piso con techos altísimos y sin ventilador, pero en fin, sacando el tema del calor agobiante y lo extenso que fue, la pasamos bien, compartimos momentos intercambiando nuestras historias con otras parejas.
¿Qué piensan de casarse fuera de la iglesia o templo? ¿Alguna lo hizo así? ¿Ya hicieron el curso?
Les dejo fotos de lo que me gustaría hacer para ambientar el jardín el día de la ceremonia.
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Beso!
Vanzi.
LA NACION