La generación sub 40
Si hace dos décadas el vino se presentaba a sí mismo como una tradición, un vistazo a la góndola actual nos lleva a pensar en un momento de ruptura con esa historia: enólogos y agrónomos jóvenes, entre los 30 y los 40, patean el tablero en pos de conseguir su lugar en el mundo del vino. Y lo que rompen (y reconstruyen) son algunos preconceptos a la hora de las copas, así como establecen flamantes terrenos de exploración.
En este romper y armar de nuevo pasan algunas cosas muy interesantes para los consumidores de vino. La primera es que otros estilos llegan a la góndola: inspirados en otros horizontes, de mayor frescura y otras pretensiones de gusto, es lo que sucede con tintos raros y ricos como Pala Corazón Garnacha (2017, $ 200) del enólogo Lucas Niven; Paso a Paso Bonarda (2016, $ 250), de Norberto Páez y Sebastián Bisole; Desquiciado Cabernet Franc (2016, $ 225), de Gonzalo Gamagini y Martín Sesto, y Traslapiedra Malbec (2016, $ 300), del grupo que lidera Juanfa Suárez. Todos antes de los 40.
La segunda cosa interesante sucede con exploraciones de técnicas, también de la mano de una generación de creativos con ganas de inventar. Germán Masera, por ejemplo, ofrece Livvera Malvasía (2016, $ 390), que tiene algo de crianza biológica, mientras que Juan Pablo Michelini hace lo suyo con Altar Uco (2015, $ 710), un raro y rico corte blanco con algo de crianza oxidativa y biológica combinadas. El resultado: dos vinos de otro planeta en materia gustativa. Tampoco estos enólogos llegan a los 40.
En las filas de las bodegas más conocidas también se da ese recambio generacional. Sebastián Zuccardi, desde la nueva bodega familiar de Valle de Uco, lidera una línea creativa haciendo vinos cuya concepción está en la frescura, la expresión de fruta franca y la interpretación del lugar, es decir, la caracterización de una región a través de un vino. Buen ejemplo es Polígonos San Pablo Malbec (2016, $ 495). Otro tanto supone el lugar creativo de Santiago Mayorga en Cadus, cuya línea Appellation propone varietales y lugares en sintonía con nuevos sabores, en particular Cadus Cabernet Sauvignon (2015, $ 490).
No son los únicos, pero sí buena parte de una avanzada de jóvenes hacedores de vino con ganas de beber cosas diferentes. Habrá más.
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