Oscar se había ido con su hermana Mari a Alemania a probar suerte. Ambos estaban distanciados de sus padres y allí, entre las búsquedas y los descubrimientos, él supo adaptarse a los nuevos desafíos con bastante facilidad.
Pero llegó aquel día en el que quiso reencontrarse con su familia. Así, luego de años y con motivo de la celebración de las fiestas de 1993, el viajero europeo decidió volver temporariamente al barrio de José Marmol, provincia de Buenos Aires, algo que generó curiosidad entre los amigos y vecinos de toda la vida.
Él, como todo explorador, había retornado a las mismas calles y los mismos rostros, cambiado. En otras tierras, se había embebido de las miradas sin prejuicios y la amplitud del mundo. Comportamientos y estilos muy alejados de la gente que lo había visto partir.
Un extraño de pelo largo
Ese diciembre, Oscar llegó a la puerta de la casa de su amigo Juan Pablo sin esperar que quien lo atendiera fuera Josefina. Ella lo miró minuciosamente y sin disimulo. Lo que vio fue a un tipo de pelo largo, ropa rara y sombrero. Después de aquella observación atenta se dirigió a la cocina a preguntar quién era. "Es el gallego, que vino de viaje", le contestaron.
Él ingresó al hogar con aires de agrandado, presumido y con pretensiones. Ella ni le prestó atención. Oscar tenía por entonces 29 años y Josefina 35 y para ella, esa facha no daba para mucho, era el pibe que le gustaba a todas.
Pero existen magnetismos inevitables y, a pesar de la evidente indiferencia, las emociones hicieron lo propio sin darle permiso a la razón.
"Aún no se sabe bien cómo ella terminó invitándolo a tomar un café en Lomas", relata Camila, "Cuentan que se volvieron caminando desde allí, que hubo un primer beso en la Plaza de Mármol y que desde ese mismo instante se enamoraron perdidamente".
¿Qué habría sido del destino de su amor si Oscar decidía no volver? ¿Y qué hubiera pasado si Josefina no le abría la puerta aquel día de diciembre de 1993? Casualidades o cosas del destino, sin saberlo Oscar había encontrado la verdadera razón por la cual había tenido que regresar.
Así, lo que pretendía ser un viaje con retorno a Europa, resultó ser uno de ida directo al amor. "Por algún motivo, que también resultó casi inexplicable para el resto y tal vez para ellos mismos, a días del año 1994 decidieron quedarse juntos, convivir y formar un negocio. Tiempo después se casaron. Yo llegué a sus vidas en 1997", continúa Camila.
Terminal
Dieciocho años de amor intenso pasaron y en un enero, Josefina y Oscar decidieron dejar el negocio para dedicarse a vivir su vida con la tranquilidad que se merecían, fruto de tantas jornadas de arduo trabajo. Y fue en marzo, que en un chequeo médico apareció un pequeño tumor. Al año, llegaron la traqueotomía, las veinte sesiones de quimioterapia, las cincuenta de radioterapia, la enfermedad avanzada y la lucha de Oscar por quedarse con ellas en este mundo.
En julio el diagnóstico fue terminal, pero, a pesar de ello, no hubo momento en el que no estuvieran juntos para intentar todo lo posible. Tres meses duros de internación con Josefina a su lado, manteniendo la esperanza y sin alejarse ni un solo día.
Amor eterno
El 3 de noviembre del 2017 fue el día en que Oscar partió. Dejó una carta de diez páginas de despedida en donde le decía a Josefina que era el gran amor de su vida y le reafirmaba todos los sentimientos que habían compartido; donde le pedía perdón por no poder tomarse de la mano de viejitos, sentados bajo un árbol; y en donde le expresaba que en el último suspiro iba estar pensando en ella.
Josefina, sin entender mucho todo aquello que había pasado, sí comprendió que el poco tiempo que el destino les había regalado juntos, había sido para mostrarle lo que era el amor, uno verdadero y que no siempre se tiene la dicha de vivir.
"Me gusta pensar que este tipo de amor, el de mis padres, tan puro y sincero, sí está escrito y trasciende las barreras de lo terrenal. Que, pese a los caminos indómitos de la vida, nunca van a dejar de amarse como el primer día", afirma su hija Camila con una sonrisa.
La carta terminó con un "Nos vemos", "Las amo". "Nos volveremos a ver".
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