La ropa es libertad de expresión
La vestimenta en su conjunto es un lenguaje no verbal, que comunica sin palabras y que nos habla de pertenencia a un grupo, de momentos significativos de nuestra vida, de profesiones, de circunstancias y de actividades. Se dice que el uniforme, por su parte, es una indumentaria siempre impuesta por otro, y que cuando lo usamos renunciamos a nuestra individualidad y a nuestra personal elección.
El uniforme es deliberadamente simbólico, habla de una institución en su conjunto. Identifica al que lo lleva como miembro participante de esa institución o grupo.
Durante la etapa del colegio secundario muchas instituciones educativas establecen el uso de uniformes por parte de los adolescentes. Estos buscan generar un sentido de pertenencia e identificación a la institución, además de homogeneizar las diferencias sociales. Pero los uniformes también generan cierto anonimato del que lo porta. La idea en definitiva es: "somos todos iguales". Pero ¿somos todos iguales?
Los estudiantes del nivel medio se encuentran en un momento clave en la formación de su personalidad. Ellos deben aprender a aceptar las normas, es cierto, pero también a desarrollarse como personas, para poder experimentar y descubrirse a sí mismo. La indumentaria para ellos es libertad de expresión y conlleva además el placer de sentirse libre.
Al mismo tiempo, la etapa de la vida en el colegio representa una preparación previa a la futura vida adulta profesional, donde la indumentaria adquiere una importancia determinante en sus actividades. Así, esta forma parte de su estética personal, pero al mismo tiempo les permite decidir e identificarse con un grupo de pertenencia o responder con su vestimenta a una tarea laboral específica.
En las instituciones educativas pareciera innecesario enseñarlo o incluirlo en un plan de estudios, parece hasta frívolo. Pero no: es casi fundamental para el desarrollo personal, para su autoestima y una buena inserción en la sociedad. Porque en definitiva el saber elegir cómo vestirme indica qué es lo mejor para cada uno y nos ayuda a descubrir nuestra personalidad. Nos da la oportunidad de decidir, de descubrir nuestros gustos y de aprender a definir lo que es más adecuado para mí.
Pero para lograr esto hay que orientarlos y educarlos, permitirles como proceso de aprendizaje –dentro o fuera de la currícula escolar– saber elegir su vestimenta adecuada, respetar su cuerpo (desde su apariencia y su higiene), respetar al otro, aceptarse en las diferencias y quererse como seres únicos e individuales. Y saber que no somos todos iguales.
Patricia Doria
La autora es diseñadora de indumentaria y directora del área moda de la UP
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