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Venía bien. Estaba muy canchera. Desde que me mudé lo más trágico que me había pasado con la ropa fue achicar apenas un vestido, que ahora solo puedo usar en invierno con calzas o medias largas. Nada grave.
El lunes a la tarde llegué de Punta del Este con bastante ropa sucia y tuve que hacer varios lavados. La ropa de algodón vieja la lavo en el lavarropas, nunca tuve problemas con nada hasta ahora. Como ya les conté, intento no comprarme cosas con demasiados detalles porque lavar a mano es una actividad que no me apasiona demasiado. De todas formas, a la ropa delicada (vestidos, sweaters) la lavo yo con agua fría y Woolite. En el supermercado encontré uno hipoalergénico ideal para mí, que soy bastante alérgica (me pican las manos, estornudo, un desastre).
Ese maldito buzo rojo que tengo hace tres años y que jamás pensé que iba a desteñir se cobró la vida de varias remeras, una camisa, shorts de jean y un corpiño. Sí, ya sé, la ropa blanca se lava por separado, pero juro que el buzo es viejo y debe tener bastantes lavados encima. Nunca pensé que me iba a fallar.
Otro error que cometí –y que probablemente haya sido un agravante– fue prender el lavarropas e irme a trabajar. Llegué después de seis horas y me encontré con esa imagen.
En la foto no se llega a ver, pero la remera de rayas quedó rayada rosa y roja, la de colores también, las medias eran blancas y la camisa ahora no es más azul y blanca. En la imagen –sacada con tanta bronca que podría haber salido mucho peor– tampoco se pueden apreciar los dos shorts de jean que quedaron de un azulrosa viejo. Espantosos. Y el corpiño… En fin, ¿para qué seguir lamentándome?
Como tengo lavasecarropas, las prendas salen prácticamente listas para doblarlas y meterlas en el placar. ¿Plancha? No sé lo que es eso. En ningún momento de mis cuatro meses viviendo sola se me ocurrió ir a comprar una con una tabla y ponerme a planchar. Mi familia no lo puede creer. Mi mamá me ofreció regalarme una pero mi respuesta fue un no rotundo. Uso la ropa un poco arrugada, sí, pero podría afirmar que solo se nota cuando me pongo camisas. Además, hacer todo ese despliegue en un dos ambientes me parece innecesario. Y ni hablar del tiempo que me tomaría planchar cada cosa que uso. Imposible meter esa actividad en mi agenda.
En resumen, el saldo: un buzo que merece cadena perpetua y un par de prendas rosa bebé.¿Volvió el batic? Espero que sí, al menos para usarlo como ropa de entrecasa.
¿Alguna vez les pasó? ¿Qué hicieron? Tengo miedo de meterme en la movida de la lavandina y arruinar por completo las prendas.
Buen miércoles,
Les dejo una escena de The Big Bang Theory , una de las series de las que habíamos hablado antes. En este capítulo, Sheldon lava y dobla sus remeras con un sistema bastante eficiente.
LA NACION