Las claves alimentarias para cada etapa de la vida
¿Sabemos cuáles son las costumbres saludables y cómo adquirirlas? Desde la infancia hasta que nos convertimos en adultos, nuestra alimentación va cambiando y vamos modificando nuestros hábitos. En esta nota te contamos cuáles son los que recomiendan los especialistas para cada momento de la vida.
Cuando hablamos de alimentación saludable no hablamos solamente de un cuerpo, sino de un estado de salud adecuado que ayuda a prevenir enfermedades y a sentirnos bien, aprovechando la socialización que brinda la comida, favoreciendo momentos de reuniones entre familiares y amigos, festejos, encuentros y diversión.
Se trata de un trabajo permanente, que se logra mediante buenos hábitos alimentarios, que incluyen aprender a elegir alimentos, controlar las porciones, la frecuencia y, en lo posible, acompañar con una actividad física adecuada.
Si bien debe desarrollarse durante toda la vida, en cada etapa varían los requerimientos y las necesidades de una buena alimentación.
Desde el nacimiento: la lactancia materna exclusiva hasta los primeros 6 meses de vida es fundamental para el correcto desarrollo del recién nacido. Lo protege de infecciones y le da todo el alimento que necesita para sobrevivir y desarrollarse bien. Luego, la transición de la lactancia materna exclusiva a la alimentación complementaria abarca generalmente el periodo que va de los 6 a los 18 a 24 meses de edad.
La edad escolar: se caracteriza por ser una etapa donde el desarrollo intelectual y físico son predominantes, por lo que las exigencias empiezan a aumentar para responder a la gran demanda de actividades. Por eso se necesita una buena planificación en la alimentación para obtener todos los nutrientes necesarios. El desayuno es la comida más importante para esta fase: se debe proporcionar lácteos, cereales, y frutas. Además, los chicos son más vulnerables al consumo de productos altos en azúcares y grasas, por lo que es importante priorizar el consumo de frutas y verduras.
En la adolescencia: aumentan considerablemente las exigencias energéticas y las necesidades de nutrientes, ya que aparecen cambios importantes a nivel hormonal, físico, y mineralización ósea. Se deberá hacer hincapié en el consumo de lácteos y derivados, carne y pescado y alimentos ricos en vitaminas y minerales. Esta población tiende a ser muy vulnerable frente a los desórdenes de las comidas, por lo que es de suma importancia el seguimiento y acompañamiento, así como la educación alimentaria en los distintos ámbitos.
La adultez: es el periodo más extenso de la vida. Es clave mantener un equilibrio en la alimentación y nuestras actividades cotidianas, para prevenir enfermedades no transmisibles como la obesidad, la diabetes, la hipertensión, entre otras. Las exigencias nutricionales van a variar dependiendo del sexo, edad y talla.
En la tercera edad: el organismo empieza a presentar una serie de modificaciones, como la pérdida de masa muscular y densidad ósea. La capacidad de absorción de nutrientes a nivel intestinal disminuye, mayormente aumenta el consumo de medicamentos, se reduce la movilidad y, generalmente, se presentan dificultades en la masticación, lo que los hace más propensos a desencadenar alguna enfermedad. A su vez, es importante una buena hidratación ya que los niveles de agua en el cuerpo suelen disminuir.
Tener en cuenta los requerimientos alimenticios de cada etapa permite llevar una vida saludable. Es una tarea diaria que debe adaptarse a las actividades, gustos y necesidades de cada persona. Por supuesto, en cada caso de ser necesario, es recomendable consultar un especialista que pueda orientar los hábitos alimenticios acordes a cada individuo.
Asesoró la Lic. Cinthia Kwaterka, nutricionista coordinadora de Nutrición de la Clínica y Maternidad Suizo Argentina - M.N. 7.150.