Ideas y personas. Las mujeres se cotizan en el Este
Si hasta ahora no han escuchado el nombre Santiago Siri, recomiendo que lo googleen.
Este joven argentino ha creado, entre otras cosas, un sistema monetario: el Whuffie Bank, o una organización sin fines de lucro dedicada a emitir una nueva moneda basada en la reputación, que luego puede ser cambiada por productos y servicios reales o virtuales. En ese mundo ideal, rico es quien posee la mejor reputación. Y nadie más.
Tiene bastante sentido si partimos de la base de que, en términos binarios, todos preferimos ser amados que odiados, respetados que menospreciados, adulados que criticados. No pude dejar de pensar en este concepto, abstracto quizá, pero a su vez cotidiano, durante mi estadía en la meca de la exposición: Punta del Este. Y sobre todo, aplicado a ellas: mujeres entrañables, simbología de la más preciada:
Primero me pregunté; ¿por qué allí? ¿Qué elementos transforman a un balneario en una pista de carrera hacia el honor femenino? Pero como rápidamente entendí que la respuesta abarcaría demasiadas aristas, decidí dejar eso de lado y pasar a un segundo desafío quizá más divertido: bosquejar un quién es quién de la temporada.
Y entonces elijo detenerme primero en dos valores: Zelmira Frers y Agustina Bohtlingk. Se las vio andar mucho juntas, llegando a la playa, o a un evento. Altas. Altísimas. Con vestimentas siempre sobresalientes aunque en una medida no empalagosa. Una, arquitecta, la otra, diseñadora de vestidos de novia. Trofeos del buen gusto.
Nieves Zuberbuhler, vive en Nueva York, veranea en Uruguay. Ahora en pareja con el economista Manuel Maximino. Otros dos íconos que se pasearon por algunos pocos, pero muy exclusivos ágapes nocturnos.
En alza: Sofía Sanchez Barrenechea, directora de arte; Ailin Bisi, estilista, y Paula Martini junto a su socia, la "Negra" Torres, reinas en José Ignacio. Dueñas de actitudes disímiles, pero igual de astutas. Siempre en la primera fila, marcando el paso. Nuevas generaciones de artistas con estilo propio: Paula Recca, actriz y cantante, prolija y señorita; María Campos, también cantante, aunque desenfadada, y Estefanía d'Esperies, fotógrafa en auge.
Ana Torrejón, una comunicadora exquisita que encuentra placer en conectar a la gente, en relatar historias y también en escuchar atentamente, organizó un almuerzo para mujeres de la moda, en el que minuciosamente se interesó por cada una de las 20 invitadas.
El saberse bellas las vuelve coquetas y a su vez intachables. Círculo virtuoso, especialmente para ellos. En Punta del Este, la mujer cobra una dimensión muy sugestiva. Hasta se vuelve la llave maestra para el acceso irrestricto a fiestas y bares. Todos quieren tenerlas cerca.
Quizá la primera conclusión sea que, allí, la reputación pareciera estar asociada, entre otras cosas, pero principalmente, a un cuidadísimo aspecto físico. La segunda, que se ha transformado en una commodity. Y Punta del Este, en su bolsa de valores. ¿Quién da más?