Las mujeres y el potencial deportista
Se construyeron estereotipos sociales y culturales que afirman que las mujeres tienen poca capacidad para realizar actividades físicas y de a poco hemos tenido que superar esas convenciones
4 de noviembre de 2015
Aunque hoy la mujer ha logrado posicionarse, fue recién en los Juegos Olímpicos de 1900 que se le abrieron las puertas a pesar de que se creía que su presencia en un estadio era "antiestética, poco interesante e incorrecta". Fue allí que la participación femenina se limitó única, y exclusivamente, al golf y el tenis en Paris.
Estas mujeres, encontraron aquél pensamiento que las impulsó a formar parte de un nuevo desafío. Convertirse en las mejores del mundo, abrir el camino para que otras pudieran hacer lo que aman, demostrar que las mujeres también tenemos la fuerza para imponernos frente a desafíos y ¿por qué no? Verse más atléticas.
Recordar a quienes se atrevieron a romper los moldes es un puntapié para desafiarnos a nosotras mismas y quebrar aquellas excusas negativas que nos ponemos a la hora de comenzar, no sólo a hacer deporte, sino cualquier otra actividad que requiera de una decisión.
Aquellas mujeres nos recuerdan que es necesario invertir una parte de nuestro tiempo en realizar alguna actividad física, no sólo para vernos más esbeltas o mejorar la figura, sino para promover la participación y el liderazgo femenino en el deporte. No necesitamos ser grandes figuras para ser un modelo a seguir sino que cada una, al encontrar las excusas positivas que nos deja el ejercicio, podemos ser un ejemplo.
El deporte puede ser una plataforma eficaz para demostrar la fuerza, la perseverancia, solidaridad, compromiso y el espíritu de equipo ¿Por qué no ser nosotras las embajadoras de todos estos beneficios?