Las nuevas materias. Innovación dentro de las aulas
"No entiendo nada, es como estudiar chino", se escuchaba unos años atrás cada vez que un alumno se justificaba por no aprobar una materia. Hoy los chicos estudian, aprueban y disfrutan aprendiendo chino mandarín. Es que este idioma ya se incorporó en varios colegios como una segunda o tercera lengua. Yendo por los deportes, otras escuelas ofrecen ajedrez, esgrima y hasta tenis de mesa. Y, en una vía más de conexión con uno mismo, en algunas instituciones la jornada no arranca sin una sesión de meditación y relajación. También están las que promueven el contacto con la naturaleza mediante clases de huertas orgánicas y, desde este año, robótica ya forma parte de la currícula nacional, en los tres niveles, desde jardín de infantes hasta secundaria.
Estas son algunas de las materias no tradicionales con las que los niños y jóvenes hoy toman contacto, ampliando así sus horizontes: los internos, los intelectuales y los físicos. Lo cierto es que cada vez son más los colegios que las introducen en sus rutinas, pues, aseguran los especialistas, son oportunidades para desarrollar aspectos que, luego, se vinculan con las asignaturas clásicas.
En Villa Ballester, en el norte del conurbano bonaerense, el San Joaquín School es un colegio con 43 años, aunque mantiene su impronta familiar. En sus aulas los chicos estudian chino, violín y se sumaron al proyecto de meditación en los colegios impulsado por el doctor Daniel López Rosetti. "Ya éramos bilingües con inglés e italiano, y sumamos chino porque consideramos que es parte del futuro", explica Susana Massaro Bentz, directora de la institución.
"Es un idioma que tendrá relación con la salida laboral y porque es importante que los niños aprendan otra lengua, que tiene ideogramas", agrega.
En esta escuela, un punto de diferenciación es la meditación. "Se medita dos veces por día, cuando la docente de cada turno, de castellano y de inglés, así lo dispone. Así los alumnos aprenden a conectar con su propia respiración, reconocer los estados de ánimo, bajar el acelere. Cada meditación dura entre 5 y 7 minutos, se puede extender hasta 10, y a veces lo hacemos en movimiento. Focalizando solamente en la respiración, hace que los chicos desarrollen una capacidad de controlarse que luego repercute en cualquiera de las actividades. Un resultado observado es que ha bajado considerablemente la conflictividad entre los niños y hay un mejor manejo de las propias emociones", cuenta Romina Aguilar, directora de nivel primario del San Joaquín School.
Mirada de madre
"Estoy feliz de que mi hijo de 11 años estudie chino, me parece increíble. Además, esa lengua la incorporó desde el jardín de infantes, por eso me impactó totalmente ver a mi hijo escribiendo símbolos o interpretando a sus profesores. Realmente siento orgullo porque será la primera camada de chicos que egrese con conocimientos del idioma del futuro", dice María Klinget, mamá de Bautista Masquef.
Bauti, como le dicen en su familia, estudia en el Colegio San Martín de Tours. "La incorporación de estas materias forma parte del proyecto curricular y de la misión del colegio, que es formar integralmente a los alumnos para el futuro. Por eso en 2014 pasamos del bilingüismo al plurilingüismo", comenta Elisabet Ferrante, directora general de la escuela.
Viviana Codino, a cargo del área de chino mandarín, agrega que "esta lengua ayuda a estimular ambos hemisferios del cerebro. Este año, por primera vez, los alumnos rendirán un examen internacional. Para llegar acá tuvimos que aprender; al principio los maestros eran nativos, pero había una distancia entre ellos y los estudiantes, hoy son argentinos para sortear ese obstáculo".
También en la institución se incorporó la Educación para la Interioridad, donde acompañan el desarrollo espiritual de cada alumno. "Descubrimos que la inteligencia emocional les da mayor posibilidad para aprender, los dispone mejor para las tareas y afianza sus vínculos", dice Ferrante.
En el sur de la capital porteña, en la escuela Nº 15, de Flores, Tomás, de 9 años, estudia ajedrez desde segundo grado. "Me divierte armar estrategias. Lo que más me gusta es, cuando jugamos un torneo, poder avanzar ganando partidos. En el que participé llegué a la final", dice él orgulloso. Y su mamá, Ana Belén Ehuletche, también mira con buenos ojos que su hijo se concentre al estar frente a las tablas. "Cuando arrancó primer grado y vio que en el cole había mesas de ajedrez, nos vino a contar muy contento, pero tenía que esperar a pasar de grado. Él cuenta que, a diferencia de otras materias, la mayoría del grupo se engancha y presta atención. ‘Aunque no escribimos, aprendemos a pensar de otra manera, porque es todo estrategia’, me dice".
Por su parte, los hijos de Susana Cevallos optaron por otro deporte: la esgrima. Ambos son mellizos y cursan sexto grado, asisten a la escuela Integral de Caballito. Otros de los talleres que allí se ofrecen son teatro, taekwondo y tenis de mesa, entre otros. "Esta oferta es una razón para permanecer en el colegio, le da un complemento al que, de otro modo, no podríamos acceder. Así logran que los chicos no quieran faltar, además, en algunos talleres forman grupos con chicos de distintos grados y está muy bueno que logren socializar", resalta Cevallos.
"Que practiquen esgrima tiene varias ventajas. Primero necesitan concentrarse, es un deporte en el que tenés que poder aplicar la táctica para poder tocar al rival. Además, es bueno para los tímidos, porque al ponerse la máscara se animan a hacer más cosas. Obviamente trabajamos la flexibilidad y tienen que tener método para respetar la estrategia y el autocontrol, para cuidarse y cuidar a los compañeros", resalta Rosana Ferrari, a cargo de los talleres del colegio Integral, que está federado para competir en esta disciplina. La institución tiene experiencia en torneos, pues ya ganó tres veces la copa de los Juegos Porteños y una de las alumnas llegó a representarlos en los Juegos Evita, que se realizaron en Mar del Plata, el año pasado.
Aunque la robótica ya forma parte de la currícula escolar de muchas escuelas, su impronta sigue siendo llamativa y un imán para que los niños y jóvenes se enganchen a aprender. "Es una materia transversal, en el proceso uno tiene que diseñar, construir, entender el mecanismo, programar. Los niños ven y deducen, como cuando una nena armando una pieza con engranajes la comparó con la pastalinda de su abuela", recuerda Verónica Wolff, coordinadora pedagógica de Educación Tecnológica y LEGO Education Academy Certified Trainer.
Según esta especialista, la robótica tiene beneficios en la motricidad fina, ayuda a desarrollar conceptos de espacialidad, a dar instrucciones y recibirlas, a aprender sobre el error y promueve la creatividad.
Contacto con la naturaleza
Sobre la ruta 2, en el kilómetro 73, está el Haras del Sur College, que demuestra una inclinación a fomentar el contacto con la naturaleza a través de las materias Educación Ambiental y Huerta. "Contamos con un predio de más de 10.000 m2 rodeado de naturaleza, que nos posibilita la realización de actividades varias en un ambiente propicio y saludable: juegos de exploración, descubrimiento, contacto con lo natural, disfrutar la estética de la naturaleza, aprender a cuidar el medio ambiente, cultivar alimentos saludables", enumera Nora Pinedo, directora de Gestión Institucional de la escuela.
"Priorizamos la selección de materias extracurriculares que contribuyan al desarrollo integral de los niños, como personas, puntos de encuentro donde, más allá de la transmisión teórica de conocimientos, se compartan estrategias para hacer uso de habilidades propias, incorporar nuevas, promover la expresión de sus emociones y el desarrollo de espíritu colaborativo entre pares. Por todo esto, adoptamos el formato de aula/taller, donde pueden interactuar, afianzar vínculos y capacidades independientemente de su curso o sección", cuenta por su parte Susana Vartanian, asesora pedagógica del colegio sureño.
Pero ¿estas materias representan una innovación en la educación? "No hay que confundir innovación con novedad. Esta última es el cambio de superficie muchas veces atado a la moda y el consumo. Hay escuelas que están atrapadas por esta lógica y corren detrás de las modas, cuando en realidad deberíamos pensar que la lógica de una escuela está dada por un proyecto institucional que tiene identidad propia", opina Claudia Romero, directora del Área de Educación y de las Maestrías en Administración y Políticas Educativas de la Escuela de Gobierno de la Universidad Torcuato Di Tella.
"Innovación supone ser disruptivo respecto del formato escolar, de la organización y de los procesos en la escuela. No solo se refiere a los contenidos. Por ejemplo, la introducción de nuevos contenidos vinculados a la relajación o meditación puede estar al servicio de disciplinar a los chicos, de tranquilizarlos después de un recreo para poder ponerlos a trabajar de una manera muy tradicional, y aunque eso es muy eficaz, no implica una innovación", agrega Romero.
Por su parte, Gabriela Azar, directora del Departamento de Educación de la Universidad Católica Argentina, opina: "En la actualidad, podemos pensar que hay varias materias que sí pueden considerarse innovadoras, ya que asumen nuevos retos que los docentes tienen que poder abordar, para lo cual necesitan capacitarse. Algunos ejemplos son las nuevas orientaciones que impactan en educación y los nuevos espacios curriculares, como pensamiento computacional, robótica, educación para la sustentabilidad, energías renovables, artes escénicas y música, oratoria, debates de temas contemporáneos, seminario filosófico y político, entre otras. Todas buscan, en diverso modo, ajustar la enseñanza a temas de demanda actual que puedan dar respuesta no solamente a los desafíos de pensar la innovación educativa, sino también a actualizar contenidos y materias que permanecen, en algunos casos desde hace más de 5 décadas".
La innovación no refiere solo a la tecnología, sostiene por su parte Melina Furman, bióloga, doctora en Educación de Columbia University, profesora de la Universidad de San Andrés e investigadora del Conicet: "Refiere a una manera de pensar la enseñanza en la que los alumnos tienen un protagonismo intelectualmente más activo; hay trabajos basados en retos, desafíos, problemas de la vida real; se estimula la capacidad de trabajar con otros, de comunicar ideas; aprender a tolerar la frustración y seguir adelante".
Más que materias innovadoras, los especialistas sostienen que hay nuevos formatos que tienen que ver con el vínculo, con la comunidad, con el uso de los espacios. "Es interesante ver a los alumnos conociéndose como aprendices, ver sus fortalezas, cuándo buscar ayuda. Esto se llama metacognición, ser conscientes del propio proceso aprendizaje, y en cuanto los chicos sean más dueños de esta tarea van a tener más autonomía para aprender solos durante el resto de su vida. Otras experiencias, que son más incipientes, como yoga o meditación en la escuela, están mostrando resultados prometedores", resume Furman.
LA NACIONTemas
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