Sobre una calle del Palermo menos concurrido, los vecinos son testigos de una casa antigua donde por las noches se puede ver gente entrar y salir, de buen humor y hablando con términos no siempre reconocibles, quien preste atención entenderá que son eventos privados de catas de gin y whisky. Pero lo que todos ignoran es que allí dentro viven los embajadores de tres marcas, ¿quiénes son? Chicos que no llegan a los 30 años de edad, extranjeros que vienen a Argentina a vivir todos juntos en una casa y su trabajo es salir por las noches, preparar, servir y por qué no, tomar unos tragos, dar a conocer las bebidas, viajar por nuestro país. Sin dudas tiene el aspecto de ser el trabajo perfecto para los millennials y cada uno cuenta lo mejor de su trabajo, cómo ven a los argentinos y nuestro país.
Sophie Lawrence, 22 años de Colchester, Inglaterra.
Lleva nueve meses en Argentina, se quedará un año más, luego se va a otro país y ahí termina su tarea de embajadora para instalarse en las oficinas de la marca.
Lo que más le gusta de su trabajo es que "es algo distinto todos los días. Hacemos cata para clientes, gente que le interesa, capacitamos bartenders, viajamos por el país, conocemos mucha gente charlando sobre lo que nos apasiona; no todos tienen la oportunidad de hablar todos los días sobre lo que le gusta", afirmará Sophie, responsable de Beefeater, una y otra vez a lo largo de todo el encuentro. Se le nota en la cara, la joven de 22 años está feliz y agradecida de poder tener el trabajo de sus sueños que reúne todo lo que le gusta: la bebida, el idioma y el intercambio cultural.
Recuerda que la primera vez que salió sola a un bar en argentina estaba muy nerviosa porque no es algo que se acostumbra a hacer en Inglaterra. Pero dice que enseguida empezó a charlar con el bartender y con la gente, "son todos tan amables que no te cuesta tanto, todo el mundo es muy acogedor y sociable", aunque admite que los horarios nocturnos de nuestra cultura aún le cuestan.
Tanto ella como los chicos estudiaron francés y español, en su caso vivió un año en Barcelona y nunca había estado ni cerca de Latinoamérica, asique le resultó un desafío venir a nuestro país. Son los únicos embajadores que tienen casa propia, en el resto de los países la tienen que alquilar, "es muy divertido. Cuando viene gente nos dice que no es normal tener una barra en el living y botellas como ambientación, pero nosotros ya estamos acostumbrados, es nuestra casa", cuenta Sophie, que además agrega que la convivencia es bastante buena, y si bien no se sientan a comer todos juntos siempre hay alguno en la cocina porque todos disfrutan de la gastronomía. No tienen una rutina y eso hace que a veces le resulte estresante y le gustaría tener un viernes por la noche libre, "pero cuando estás trabajando ese viernes y ves que la gente disfruta te encanta. Trato de ir a la oficina una vez por semana para darme un poco de estructura, durante el día armo el evento y a las siete de la tarde ya voy al lugar donde nos contrataron y generalmente vuelvo cerca de la una de la mañana", explica Sophie, y confiesa que lo que más le cuesta es la separación del trabajo con la vida personal, salir a un bar con amigos, por ejemplo, y no trabajar.
"Me apasiona mucho el movimiento femenino y me gusta ver a la mujer yendo a los bares y tomando un whisky con confianza, disfrutando y sabiendo lo que toma. Hay un movimiento en Buenos Aires con coctelería para involucrar más a las mujeres", cuenta Sophie quien se imagina dentro de 15 años con su propia bodega de vinos al estilo argentino pero en Inglaterra.
Nathan Wood, 27 años, de Sawley, Clitheroe (Inglaterra)
De los tres embajadores es el que más experiencia en viajes tiene: vivió en China, España y ahora lleva dos años en Argentina y su pronunciación ya es casi porteña. Al igual que el resto habla tres idiomas: inglés, español y francés. "La idea del embajador es que vaya rotando, a mí en septiembre me mandan a otro país y ahí se termina, el rol de embajador dura tres años. Me encanta vivir en Buenos Aires y pudimos conocer bastante del país. Al principio cuando llegué lo que más me costó fue el acento, pero no la gente. Acá la cultura es muy parecida a la cultura europea: la gastronomía, la gente, los edificios, la arquitectura, me siento como en casa", explica Nathan a quien le tocó viajar especialmente a la Patagonia y se quedó enamorado de Villa La Angostura, Bariloche y las catas de whisky en el cerro López.
Desde siempre le gustó el whisky, es el responsable de Chivas, y su propósito es tratar de rejuvenecerlo, "antes estaba la percepción de que el whisky era para abuelos, para gente grande, pero cada vez hay un público más joven y se están haciendo catas exclusivas para mujeres", aunque dice que en sus dos años de experiencia en el rubro en nuestro país notó que lo más desarrollado es el vodka, el vino, el fernet, la cerveza artesanal y ahora el gin.
El trabajo de embajador es perfecto para él porque combina todos los aspectos en los que tiene experiencia: gastronomía, turismo, idiomas, marketing. Su idea es seguir creciendo profesionalmente en el área de marketing y llegar a ser Brand Manager.
Conor Friel, 25 años, Westport, Co. Mayo, Irlanda
Llegó a Buenos Aires hace nueve meses, aunque ya había conocido nuestro país como turista durante el año que vivió en Montevideo, Uruguay. Hizo un máster en Publicidad, trabajó en una agencia en Dublin que no le gustó tanto y decidió buscar trabajo como embajador, recuerda que en la entrevista le pedían hacer una presentación de dos minutos que demuestre que podía hablar en público y él hizo una cata de mate.
Argentina le encanta, "siempre digo que los argentinos son muy parecidos a los irlandeses, tienen la misma onda con respecto a otra gente. Si voy solo a un bar acá a los 10 minutos estoy charlando con gente, y la misma experiencia le va a pasar a un argentino en Irlanda. Es raro porque son culturas diferentes pero la gente muy parecida. La hora de salida es muy distinta, en Irlanda la previa es salir a las nueve pero acá se empieza a las 12, y cuando la gente sale al boliche a las dos de la mañana en Irlanda a esa hora cierra. La primera vez que salí acá al día siguiente estaba muy cansado, es divertido y ahora más o menos me acostumbré", confiesa entre risas el joven Irlandés.
Tuvo la oportunidad de viajar por el norte de nuestro país y destaca que el nivel de coctelería es excelente, con respecto a las bebidas recomienda tomar un sorbo de whisky y uno de cerveza.
Lo que más le gusta del trabajo de embajador es que "pude conocer verdaderamente un país y no estar todo el día en una oficina hablando con las mismas personas todos los días. Acá en cada lugar que vamos hablamos con la gente y tenemos la oportunidad de viajar y conocer realmente un país", destaca Conor, ambassador de Jameson, quien resalta que si bien ninguno de los tres se conocía todos tienen algo en común: estudiaron idiomas, han viajado, no les cuesta el desarraigo, les gusta la bebida, hablar y conocer gente nueva.
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