De día es una chica más de Los Ángeles y su rutina, la de cualquier beauty de su edad que trabaja para hacerse un nombre en Hollywood. Castings, campañas de moda y visitas "religiosas" al gimnasio definen la agenda semanal de Camila Morrone (22), quien saltó a la fama hace poco más de un año cuando su romance con Leonardo DiCaprio (44) tomó estado público. Pero de noche, cuando se lookea para dar su presente en una alfombra roja o en un codiciado afterparty, a donde sólo están invitadas las estrellas más rutilantes, el magnetismo de esta argentina que conquistó al último soltero "de oro" de Hollywood salta a la vista. Única heredera de la actriz Lucila Polak (42), quien durante varios años estuvo de novia con Al Pacino (78) –uno de los mejores amigos de Leo, por cierto–,Camila tiene el porte y la actitud de una verdadera star y lo dejó en claro hace unos días, cuando dio su presente en "la" fiesta post premios Oscar a la que todos quieren ir: el after-party de Vanity Fair. Vestida con un fourreau de seda de Monique Lhuillier que resaltaba su silueta, Camila causó sensación en su llegada a la fiesta y posó con frescura y profesionalismo para los fotógrafos que "enloquecieron" con ella. Eso así: al día siguiente no se durmió en los laures… Y, con disciplina, cantó su presente en su clase de Pilates.
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