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Mujeres Delta

Mercedes se suma a la movida #somosjefas contándonos cómo son las mujeres que se animan a mejorar su vida laboral.




Delta es la letra griega que en Matemática simboliza el cambio y es representada por un triángulo. Elegí esa letra para nombrar el enfoque que desarrollé para facilitar procesos de toma de decisión y cambios a nivel laboral (Modo Delta). Mi objetivo es que las personas activen su "modo delta" para generar mejoras en el trabajo, ese aspecto de la vida que tantas horas, cabeza, energía y vínculos implica.
Aunque no se trata de un enfoque de género, las mujeres que pasan por Modo Delta suelen compartir ciertas características y por eso podemos llamarlas "mujeres Delta". Con esta columna sobre mujeres Delta me sumo a la propuesta de Ohlalá para marzo: #somosjefas. Porque las mujeres delta buscan decidir sobre sí mismas.

Cómo son las mujeres Delta

Aunque tengan estilos e intereses muy diversos y se encuentren en distintos momentos de la vida (desde las que recién empiezan a estudiar después del secundario hasta las que acaban de jubilarse), las mujeres delta son mujeres proactivas y voluntariosas. Tienen liderazgo (desarrollado o en potencia). Se esfuerzan mucho. Son híperexigentes consigo mismas: su autoestima está en cuestión no porque no se quieran sino por lo alta que ubican la vara con que se miden (seguramente mucho más alta que la que le pone el entorno laboral). Prefieren hacer que comunicar lo que hacen. Les cuesta mucho poner en valor sus logros pero nada sus faltas. Son muy mentales pero van desarrollando una curiosidad acerca de lo espiritual. Son muy inteligentes pero a veces eso les juega en contra porque quedan atrapadas en teorías perfectas en sí mismas pero que no necesariamente se condicen con la realidad o con posibles soluciones al problema laboral que enfrentan.
El momento en que suelo conocerlas es cuando están en un proceso de cambio, a poco de tomar decisiones que les permitan mejorar su vida laboral pero sin lograr pasar solas del devaneo mental a la acción. La situación en la que están les genera alguna o varias de estas sensaciones: hartazgo; angustia; cansancio mental, físico y espiritual; ansiedad. Están atravesadas por la incertidumbre. Muchas veces saben lo que ya no quieren más pero no lo que sí quieren hacia delante.

Los desafíos más habituales

Así como son de diferentes en estilos, intereses y momentos de la vida en que se encuentran pero comparten ciertas características, también las razones por las que estas mujeres delta buscan ayuda son variadas pero suelen tener algunos denominadores comunes. A ellas les sucede, o piensan que les sucede, algo de esto:
-No son reconocidas por sus superiores.
-No están a la altura de su puesto.
-Si tienen un cargo jerárquico, están solas en sus decisiones.
-Si acaban de terminar una carrera, quieren empezar otra antes que asumir el ingreso a una vida laboral centrada en aquello que estudiaron.
-Están tironeadas entre el trabajo y el resto de su vida.
-No se identifican con el ámbito en que trabajan.
-Quieren que llegue la próxima etapa.
-No quieren que llegue la próxima etapa.
-Buscan estar más disponibles para su familia.
-Buscan estar más disponibles para ellas mismas.
-Quieren darse una nueva oportunidad vocacional.
-Quieren pasar de empleadas a trabajar por su cuenta (¡casi ninguna quiere pasar de trabajar por su cuenta a ser empleada!).

¿Y entonces?

Para ayudar a pasar del devaneo mental a la acción, mi trabajo consiste en ayudar a las a mujeres delta a que evalúen primero ese cambio deseado y lo analicen en su contexto. Muchas veces no se pasa a la acción porque lo que falta es configurar una mirada diferente sobre la situación en que se encuentran. Eso y tener un poco más de confianza en relación a la capacidad que tienen de generar el cambio. ¿Cómo se cuentan a sí mismas lo que está sucediendo? ¿Cómo juega ese cambio con otros aspectos y proyectos de la vida y cuáles son las prioridades? Ese cambio, ¿es viable? Si lo es, ¿qué estrategias pueden definir para intentar que ese cambio suceda?; ¿qué recursos internos se necesitan (paciencia, constancia, formación)?; ¿y qué recursos externos (dinero, contactos, una certificación)?
Las mujeres que lograr hacerse esas preguntas y contestarlas con honestidad, sentido de realidad y visión de futuro son sus propias jefas, unas jefas que ejercen sobre sí un liderazgo justo, ni complaciente ni despótico. Es por esto que me gustó mucho la propuesta de acompañar desde Buscando(me) la movida de Ohlalá que lleva a las mujeres a pensarnos como jefas. Responsables de nuestras decisiones. Conscientes de nuestro pasado, presente y futuro. Dueñas de nuestros aciertos y desaciertos. Jefas de nuestra propia vida. #somosjefas.
¿Qué te pareció esta nota? Además: ¿Mis expectativas son viables? y Tres dioses, tres tiempos

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