No dejes de preguntar
Todos tenemos algún interés en particular por una actividad o pasatiempo. Puede ser la lectura de un libro, practicar un deporte o disfrutar de un plato de comida. En mayor o menor medida podemos especializarnos y tener un conocimiento profundo sobre la categoría del vino degustado o con la trayectoria del autor de una novela.
Otros solo desean que sus experiencias cumplan con lo prometido. Para qué hace falta configurar una cuenta de Apple o Google, si el smartphone funciona. Tampoco les interesa saber que pueden mantener a salvo sus chats y fotos de WhatsApp con un simple ajuste. Todo se hace de forma automática y mágica. Y si no, es culpa de la burocracia digital. Los couch potatoes de la vida digital.
Algo parecido me pasó cuando compré mi primer auto. ¿Cuántas veces tengo que llevarlo al servicio técnico? Muchas cuestiones las resolví guiado por la curiosidad. Un recurso valioso que nunca falla para resolver problemas y sumar nuevos conocimientos.
Por supuesto, uno puede desconocer términos y jergas propias del teléfono o el automóvil. Y muchas tareas cotidianas no exigen que seamos el máximo referente del tema.
Pero todos contamos con un nivel de conocimiento que nos convierte en expertos, según el contexto. Siempre hay alguna persona que agradecerá nuestro aporte, y eso es lo valioso de compartir el conocimiento. Por eso, puede que a veces no entiendan de lo que hablo en estas columnas, pero si tienen curiosidad, disfruten de salir del cómodo sillón mental para ir a buscar la respuesta, sea en San Google o en sus amigos y familiares.