Llevo a mis hijos a la plaza bastante seguido.
El más grande tiene bastantes actividades fuera del colegio, así que es el que menos viene, pero los otros dos gozan del privilegio, al menos, tres veces por semana.
Así como existen las "tribus urbanas", o las "clasificaciones de mamíferos", los seres que habitan la plaza a la que concurro son una especie en sí, y merecen una enciclopedia que reúna el anecdotario digno de ser compartido con el resto de los mortales que, ignorantes de tales sucesos, viven inmersos en una oscuridad sin razón (sepan, mortales: existe esta gente!)
Hoy, "el blog de la casada" te acerca un poquito de ese mundo, para que te regodees, y evalúes: llevo a mi chiquito indefenso, inocente y tierno a que se haga potro? O mejor nos quedamos en casita?
LOS RAPPERITOS.
A ver, desde cuándo hay adolescentes que rappean en este país? Qué parte me perdí?
El asunto es más o menos así: se reúnen, digamos, seis o siete chicos y chicas.
Todos se sientan en un banco, amontonados y, me imagino, pegoteados, y dos de ellos se quedan parados y enfrentados.
Uno (ignoro cómo se decide quién) empieza con los "versos".
El otro responde.
En cada sintagma enunciado, no hay menos de cuatro puteadas, insultos, y nombre burdos de alguna parte del cuerpo.
Son el monumento a la falta de creatividad.
La rimas (porque las "estrofas" tienen que rimar) son casi tautológicas. Claro que "gay" rima con "gay"!.
LAS VIVILLAS.
Las vivillas llegan a la plaza con su (o sus) hijo/a, se sientan y sueltan "andá, monguito, jugá con ese nene que tiene un montón de autos", sacan el mate y no vuelven a abrir la boca o a levantar el traste hasta que deciden emprender la retirada. Mandan mensajes con el celular, comen galletita y a lo sumo y simulando solidaridad, si su retoño está, no sé, ahorcando a otro niño, a la distancia, sueltan un "Thiaguiitoo, dejá al nene" y siguen tipeando alguna barbaridad en el teléfono celular.
Thiaguito, pobre, no sabe bien qué hacer. No le traen ningún juguete, no lo esperan al final del tobogán, no lo hamacan, nada.
Entonces adopta padres todo el tiempo. Ayer, por ejemplo, nos adoptó a Mirti y a mí, que le hicimos una pista de autos, un volcán y un túnel, todo por el mismo precio (que no ahorcara a Lujancita)
Oh, los espacios públicos y las intolerantes como yo, no se llevan bien.
Si la mamá de Thiaguito tuviera su blog en OHLALÁ!, qué diría de mí, no?
LA NACION