Oscar Ghillione, cazador de maestros

Es raro tomar conciencia del impacto que una persona genera en nuestra vida en el momento exacto en que la está atravesando. Una compañera del primario o ese colega con el que compartimos escritorio pueden dejar huellas eternas en uno. A Oscar le pasó: tuvo un profesor que marcó su destino. Se llamaba Hernán y dictaba Cívica en tercer año del San Pablo, un colegio de Recoleta: "Era un maestro al que le brillaban los ojos de felicidad mientras daba una clase, dispuesto a dejar el libro de texto de lado para hacer que los alumnos pensáramos, debatiéramos y nos autoconociéramos", dice. Este recuerdo es hoy un amuleto para Oscar, porque gracias a él descubrió que "enseñar con pasión puede cambiar la vida de las personas y acercarlas a sus sueños", un concepto que amplificó cuando terminó la universidad en 2002 y vio las puertas que se le abrían.

"Toda la gente debería tener esta posibilidad", decía, la de acceder a una buena educación, sin imaginar que, siete años más tarde, él mismo sería el director ejecutivo de Enseñá por Argentina, una organización que da apoyo a chicos de secundarios en contextos vulnerables para que finalicen sus estudios. Su trayecto hasta ahí pudo haber sido el de cualquier licenciado en Administración: trabajó 4 años en su empresa familiar, cursó un MBA y obtuvo una beca en España y cuando volvió entró a trabajar en una empresa de software. Estaba contento, aprendía y tenía un buen ingreso, pero su estabilidad entró en cortocircuito cuando un amigo le contó de la organización Teach for America, de EE. UU. Vio que varios países estaban duplicando el modelo con éxito, entonces a Oscar lo invadió esa ansiedad típica de cuando algo que deseamos nos pasa cerca. No lo dudó: renunció a su trabajo y preparó un plan para la versión local de esta ONG. A los pocos meses recibió la noticia de que su proyecto había sido aprobado, y en 2009 lo hizo realidad. "Este es un canal para que muchos chicos se encuentren con profesores que les dejen una marca grosa en la vida", explica. Fue entonces cuando el profesor Hernán regresó como un flash, encarnando la creencia de que, desde un aula, te pueden cambiar el destino. Entonces, consiguió su teléfono y lo invitó a tomar un café para agradecerle, después de dos décadas: "Le conté lo que habían significado para mí sus clases y también le agradecí su involucramiento y que nos hubiera enseñado a dialogar. Él no lo podía creer, se emocionó mucho".

Oscar y su equipo trabajan como puente entre personas como Hernán, que, además de lo académico, den apoyo y contención, y estudiantes que necesitan de ese impulso para terminar el colegio y dar un paso más. Lo hacen seleccionando a jóvenes profesionales, a quienes capacitan en la docencia y con herramientas de liderazgo, para que influyan positivamente en las vidas de los alumnos: "El poder transformador que tiene un buen profesor en el aula es milagroso, y si trabaja en conjunto con la familia y la comunidad, el efecto es más fuerte aún". Cada año, más personas tienen ganas de dejar la queja y hacerse cargo de la realidad educativa, asegura. Para eso, la única receta es entrar en el contexto porque "cuando la pobreza no te duele, no terminás de entender lo que importa para esos chicos ni lo que pasa en su comunidad". Por eso, esta "escuela de líderes sociales para el cambio educativo" comienza su entrenamiento internando durante un mes a los futuros profesores en una casa en González Catán, para luego seguir con encuentros diarios en una escuela de Villa Soldati. La preparación continúa por un año y es exigente: el que llega a ser profesor lo hace con la convicción real en su corazón.

Los primeros años fueron difíciles, y Oscar se sentía como quien planta una semilla de bambú japonés y debe esperar 7 años para verlo crecer: "Cuando montás un proyecto social en Argentina, aparecen muchas trabas". Pero una fuerza mayor lo hizo seguir, y hoy ya ostenta más de 200 profesionales trabajando en la docencia y más de 15 mil chicos de Buenos Aires, Córdoba y Salta que fueron impactados por esta poderosa energía en sus aulas.

Cada año, Enseñá por Argentina suma personas a su equipo. Podés postularte para el Programa de Formación de Liderazgo, con el que, si quedás seleccionada, ingresás a una capacitación de dos años para aprender a enseñar, pero también para ser un motor de cambio dentro y fuera del aula. También podés ser socia de la ONG, con un aporte mensual de $100, o trabajar con ellos. Contacto: info@ensenaporargentina.org, www.ensenaporargentina.org.•