Cuando el playboy de América te cuenta estas cosas, tenés que llegar a la conclusión de que el mundo está cambiando, de que cosas inimaginables son posibles. Digo, si cosas así suceden, a mí en algún momento me tiene que pasar. Je.
Pedro vino a comer a casa anoche cuando nos volvimos de la agencia y me cuenta que está saliendo con una chica.
-No puedo creer que te lo hayas callado hasta ahora. Sos una porquería, nene.
¿Cómo puede ser que a mí, su mejorcísima amiga del alma no le cuente? ¿Y me informa ahora con ya todo cocinado? Recibió un almohadonazo y medio (el segundo rebotó contra el espejo arriba del sillón) y un abrazo. Pedro el Grande está contento. También está raro. Debe ser el síndrome del playboy que sentó cabeza. Hasta a mí me cuesta aceptarlo. Me acabo de dar cuenta de que ya nada de llamados a las dos de la mañana, ni salidas juntos entre semana...será cuestión de ir viendo cómo es Vicky.
Hasta el momento la única data es que es diseñadora gráfica, unos años (varios) menor que nosotros, trabaja en otra agencia más chica, en algún momento tuvo una breve incursión en el modelaje y según vi en fotos: divina.
-¿Y, cómo se siente ser el novio de?
-Primero, te dije que estoy saliendo que no estoy de novio, segundo no me rompas las pelotas con preguntas de minita que me torran.
No todo ha cambiado. Pedro por ejemplo, sigue siendo el mismo. Pero con novia.
LA NACION