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Princesas siglo XXI

No comen perdices ni tienen hada madrina; escapan de vivir en una burbuja palaciega y están aggiornadas; son las protagonistas reales de los cuentos de hoy





Por Alejandra Peñalva
Letizia, de Asturias
Por sus venas no corría sangre azul, sino la vocación periodística. Letizia, nacida en Oviedo en 1972, es hija y nieta de periodistas. Fue reportera (cubrió desde la caída de las Torres Gemelas hasta la guerra de Irak); luego fue presentadora del noticiero de la Televisión Española. En el plano laboral, no tuvo sobresaltos. En el amor, las cosas fueron distintas. Se casó con un profesor de Lengua, pero el matrimonio no cumplió ni un año. Con el príncipe Felipe, se conocieron en octubre de 2002 en una cena y, según testigos, fue un flechazo.
Pronto, surgieron los rumores de romance, y apenas un año después, se anunciaba el compromiso. Para mayo de 2004, la periodista se convertía en princesa, y en sólo dos años más, nacían las infantas Leonor y Sofía. Como pareja, no siguen el protocolo: se muestran felices, se prodigan gestos de cariño en público y cumplen juntos con la agenda oficial. La persiguen rumores sobre su mala relación con la reina Sofía y sus trastornos de alimentación.
Charlotte, de Mónaco
Es la más linda de la realeza europea. Heredó el glamour de su abuela Grace Kelly y de la princesa Carolina. En agosto, cumplirá 26 años, y, aunque muchos creen que tuvo una vida rosa, su infancia estuvo marcada por la muerte de su papá, en 1990. Entonces, Carolina y Stefano Casiraghi eran la pareja preferida del jet set, pero tras el accidente del empresario y deportista, la familia se mudó a La Provenza francesa.
Hoy, Charlotte es muy compinche de su mamá: viajan juntas y asisten a desfiles. Estudió Filosofía, pero se dedica a su revista gratuita, Ever Manifesto, donde escribe de moda y ecología y que se distribuye en las pasarelas top. Su otra pasión es la hípica. Desde niña, compite patrocinada por Gucci.
Como buena princesa, tiene obligaciones. Desde 2010, es madrina de la Seguridad Pública de la Organización Marítima y la Policía del Aeropuerto de Mónaco. A diferencia de su mamá y de su tía Estefanía, precoces y enamoradizas, Charlotte está en pareja con el millonario inglés Alex Dellal.
Máxima, de Holanda
Máxima era una rubia de 7 años que en el Mundial 78 hinchó por la Selección cuando derrotó a la Naranja Mecánica. No imaginaba que sería la soberana de Holanda, el reino más rico de Europa. Estudió en el Northlands y se recibió en Ciencias Económicas en la Universidad Católica. Si bien nació en una familia acomodada, trabajó desde muy joven, dando clases particulares de inglés. Tenía 29 años cuando, en una fiesta en Sevilla, una amiga le presentó al príncipe Guillermo. Cambiaron teléfonos y, una semana después, él viajó a NY para visitarla.
En noventa días, conoció a la familia real y aparecieron las primeras fotos en el yate oficial. Con la aprobación del primer ministro y de la reina Beatriz, Máxima se mudaba a Bruselas para recibir la ciudadanía holandesa y entrenarse para ser princesa. Con música de Piazzolla, se casaron el 2 de febrero de 2002. Ya tuvieron tres hijas, y Máxima se convirtió en la favorita del pueblo holandés. Ahora, cuando se enfrentan las selecciones, el protocolo la obliga a apoyar a los naranjas, pero la entendemos...
Matilde, de Bélgica
Matilde d’Udekem es la primera reina belga con esa nacionalidad desde su nacimiento (las anteriores fueron de origen italiano, español –la reina Fabiola–, sueco, austriaco y francés). Hija de nobles, Matilde nació en 1973 y es la mayor de cinco hermanos. Se graduó en Psicología y, con apenas 26 años, se convirtió en la esposa de Felipe de Bravante, un madurito que, con 39 años, se resistía a los compromisos.
En algo más de una década, tuvieron cuatro hijos, a los que Matilde se dedica en persona. Es una princesa con los pies en la tierra: a veces repite modelos, se anima a la minifalda y no teme mostrar en público sus sentimientos (es frecuente que recuerde a su hermana menor, quien murió en un accidente de auto). Es íntima de Máxima.
Victoria, de Suecia
Su nombre no es casual. Nació el día de la Revolución Francesa, pero en 1977, y en su vida libró varias batallas. Es la primogénita del rey Carlos Gustavo y la reina Silvia. Tras el parto, los médicos diagnosticaron que la reina no podría tener más hijos, por eso, se debió modificar el acta sucesoria y abolir la Ley Sálica para permitir la coronación de una mujer. Sorprendentemente, su madre volvió a quedar embarazada. Nació su hermano, Carlos, y el rey ¡intentó restituir la legislación sucesoria!, pero el Parlamento no lo permitió. ¡Princesa 1 - Rey 0!
Tuvo una infancia feliz, aunque con una rigurosa formación que incluyó hasta instrucción militar. Si bien en la universidad se le conoció una pareja, en 2002 conoció en un gimnasio de Estocolmo a Daniel Westling, un plebeyo entrenador físico. Comenzaron a salir, y tardó bastante en llegar la autorización de los reyes: tras ocho años de noviazgo, lograron casarse el año pasado. Victoria es la única princesa heredera del mundo y será la cuarta reina de Suecia.
Kate, de Inglaterra
Todavía no es princesa, pero casi. Se casará con el príncipe Guillermo este viernes y comenzará su camino hacia el trono. Quizás ella logre lo que no consiguió Lady Di, quien hubiera sido su suegra: convertirse en la reina de Inglaterra. Su familia no pertenece a la aristocracia, sus padres hicieron fortuna vendiendo artículos para fiestas. Conoció a William en la Universidad de St. Andrews, donde se graduó en Historia del Arte. Llevan años de relación, siempre con muy bajo perfil (incluidas crisis y rupturas temporales).
En su tiempo libre, esquía y escala montañas, aunque también disfruta de la vida nocturna. Por su belleza y madurez, no bien fue presentada, contó con el apoyo del príncipe Carlos y de la reina Isabel. En noviembre, anunciaron su casamiento y se desató la fiebre nupcial. Como son modernos, dijeron que no requerirán mucho servicio doméstico, porque prefieren cuidar su intimidad. Como eligió un vestido para resaltar las curvas, se supo que está haciendo dieta ¡para subir de peso!
Rania, de Jordania
Ella ya está de vuelta: se graduó y es reina. Si bien se suele asociar a las soberanas con señoras mayores, retaconas y con cara de pocos amigos, en el caso de Rania se cometería un error. En 1999, con 29 años, se convirtió en la reina más joven de estos tiempos. Por entonces, ya llevaba seis años de matrimonio y ya había tenido a dos de sus cuatro hijos. Es dueña de delicada belleza, aguda inteligencia y elegante desde la cuna. Rania Al-Yassin nació en 1970 en Kuwait, en una familia acomodada de origen palestino.
En 1991, emigró a Jordania, y comenzó su relación con el príncipe Abdalá, ¡mientras trabajaba en un banco! En estos años de reinado, se ocupó de diversas causas sociales. Colabora en la lucha contra el abuso de menores, la extrema pobreza de niños y jóvenes y en la concientización para la donación de órganos, entre otras. Es la embajadora perfecta de la mujer árabe de este siglo y, aunque resulte más frívolo, es una de las preferidas de los diseñadores. Luce las prendas como pocas y marca tendencia.
¿Si pudieras vivir por un día la vida de una de ellas, a quién elegirías y por qué? Dejá tu comentario

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