"Esto es tu culpa que me obligás a correr esas carreras en las que te anotás vos. Tengo un dolor terrible en la espalda", le dijo entre risas Peto a su amigo Sergio Zilberman mientras tomaban un descanso del partido de fútbol que estaban jugando. Se conocían desde chicos y los años compartidos les daban la complicidad necesaria para hacer ese tipo de bromas. Era el cumpleaños número uno de los mellizos de Peto y los padres estaban festejando con un picadito amistoso. Ese día terminó con risas y muchas anécdotas que serían recordadas con humor.
Hacía poco que Sergio había logrado convencer a Peto para que se involucrara en el mundo del running y compitieran juntos. "En el partido le dolía la espalda de una forma brutal. Ya había corrido 10k de la carrera de Reebok y pensó que la causa era esa. De hecho, me echaba la culpa a mí", recuerda Sergio. Por eso pensaron que esa molestia en la espalda era consecuencia del esfuerzo. Pero al día siguiente del cumpleaños, un dolor punzante en el cuello hizo que operaran a Peto de urgencia. "Resultó que le faltaba la mitad de una vértebra, su cuello estaba a punto de colapsar. Eso fue muy impresionante. Focalizados en eso, los médicos le pusieron una prótesis, lo estabilizaron y salió con éxito de la cirugía. Pero luego detectaron que el origen del problema era un cáncer avanzado en los huesos. Cuando me lo contó, respiré hondo y traté de alentarlo para que no bajara los brazos".
Se habían acompañado desde que tenían uso de razón. Tal era el vínculo que habían formado que cuando Peto decidió formalizar su relación con Viviana, fue Sergio quien los casó. "Vivi y Peto siempre hacían cosas nuevas, viajes exóticos, eran innovadores en todos los sentidos. Cuando me dijeron que querían que los casara, me sentí halagado. Les dije que sí, por supuesto. La religión judía nos permite casar a una pareja que cumple determinados requisitos y así fue que ellos me convirtieron en rabino. Me preparé, miré videos y el casamiento fue maravilloso. Estaba lleno de emoción".
Para Peto, su familia y Sergio el diagnóstico era el comienzo de un periplo que duró aproximadamente un año entre internaciones, terapias para aplacar el dolor y todo lo que estuviera al alcance de sus manos para sobrellevar la enfermedad. Peto era médico cirujano mastólogo, trabajaba con pacientes con cáncer y conocía profundamente lo que le estaba pasando y lo que le iba a pasar. "Peto empezó a hacer todas las cosas que no había hecho: empezó a pintar, hizo terapia de la risa, había que reírse a carcajadas. Y lo hicimos. Eso describía perfectamente a Peto. Mucha gente lo quería, no recuerdo haberme peleado una sola vez con él".
Correla por mí
El cuadro avanzaba, Peto estaba cada vez más débil, la quimioterapia estaba haciendo estragos en su cuerpo. "Una vez lo abracé y era tal el dolor que tenía en la espalda que hasta eso lo hizo sentir mal. Fue un momento difícil para los dos. Hasta que finalmente quedó internado en terapia intensiva y ya no salió más". Aunque Peto estaba lúcido, el día en que le colocaron la máscara de oxígeno todos supieron que el final estaba cerca.
Era un 20 de septiembre de 2008. Sergio recuerda la fecha porque se aproximaba la maratón de Nueva York que había estado preparando con tanto esfuerzo y que se iba a convertir en símbolo de su amistad. "Ese día nos dejaron entrar sin horario, acompañarlo, sabíamos que se acercaban los últimos momentos para estar con él. Pasé a la habitación. Me senté en la cama, hablamos, Peto estaba muy desmejorado. Me agarró las manos y balbuceando me dijo boludo, correla por mí. Tuve que contener las lágrimas. Le di un beso enorme. Viviana, su mujer, estaba conmigo". A las dos horas Peto falleció.
Lo despidieron al día siguiente en el cementerio Colinas del Tiempo en Pilar. Llovía torrencialmente. Pero, ante la mirada incrédula de todos los que se habían acercado para dar el pésame, Sergio y la familia de Peto se tomaron el tiempo necesario para darle un último adiós con risas y carcajadas, como a él le hubiera gustado.
La historia no terminaba ahí, por lo menos no para Sergio que se había comprometido con su amigo. "¿Cómo hago para cumplir con mi promesa? ¿Cómo corro ahora?, me preguntaba. Y no dudé. Imprimí una remera con la foto de Peto, se la llevé a Vivi para que me diera su aprobación. Y corrí esa carrera y muchas más por él. Es un homenaje a mi mejor amigo. Siento en realidad que corro con Peto, es una inyección de felicidad pensar en mi amigo, estar activo, sentirme bien, correr es bienestar". La historia de Sergio y Peto se podrá ver en el corto "Correla por mí" que se proyectará del 7 al 9 de octubre en el marco de la tercera edición del Buenos Aires Running Film Festival (BARunFF), Festival de Cine Runner de Argentina y Latinoamérica.
Si tenés una historia propia, de un familiar o conocido que quieras compartir, escribinos a GrandesEsperanzas@lanacion.com.ar
Temas
Más notas de Grandes Esperanzas
Más leídas de Lifestyle
Envejecimiento. Los alimentos que hay que evitar para tener una vida longeva
La pregunta clave. El exjefe de recursos humanos de Microsoft reveló lo que no se debe hacer en una entrevista de trabajo
Para los médicos era estrés, pero tenía un ACV “Me recomendaron hacer postrecitos caseros y venderlos para dejar atrás las situaciones complicadas”
12.226 metros. Dónde se encuentra el agujero más profundo del mundo y por qué decidieron cerrarlo