Que aprendan que lo nuevo es bueno
Mi próximo libro será de cocina para chicos, con recetas para cada edad, pero también con mucho de lo que creo importante en la educación: si empezás de bebe tenés medio camino hecho. Ya cuando pueden comer la papilla no es necesario darles sólo puré de zapallo y pollo. Uno puede darles arroz, pero claro que no el arroz integral o parboil que no lo pueden masticar: hay que darles un arroz pasado y pisado con el tenedor.
En mi libro anterior, Comer y pasarla bien, dediqué un capítulo entero a los chicos, un poco también porque vi cómo mis hermanos menores se comportaban con la comida, pero ahora que soy madre sé que tenía razón. Yo jamás salí con un tupper en la cartera: la palta es la mejor comida que podés darle a un bebe que ya come, y sólo necesitás una cuchara.
Con el auge de la gastronomía y la tendencia gourmet hay muchos padres que se preocupan porque sus hijos coman más variado y rico, pero también hay mucha gente confundida, por ejemplo en la demonización de ciertos productos. Para mí, los fritos y algunas grasas no son malas de por sí. Y si le voy a dar panceta a mi hija va a ser una que compré yo, que sé cómo está hecha, y va a ser para que la coma con otra cosa, con unos repollitos de Bruselas, por ejemplo.
Soy de la idea de que los chicos no tienen que hacer lo que quieren. El otro día, en la calle, una pareja con un nene de un año me pidió sacarnos una foto y le estaban dando una gaseosa. "¿Qué hacés?", le dije al padre. "Pero si él lo pide", me respondió. "¡Pero es porque vos le das!" Al año, el chico no puede conocer otra cosa que lo que le dan sus padres.
Mi hija sabe que lo único que hay para tomar es agua, "agua con, agua sin", repite como nos escucha decir a los adultos en el restaurante. Después, cuando vaya a cumpleaños, obvio que la voy a dejar tomar gaseosas y comer panchos y papas fritas, no va a ser una friki que no come nada si no es sano, pero quiero que entienda que es algo excepcional y no para comer en casa todos los días.
Eso sí, nunca tenés que decir no le gusta delante del chico. Si no lo come, lo volvés a probar al día o a la semana siguiente, lo disfrazás un poco y siempre como algo natural.
Está bueno que aprendan a cocinar cuando son un poco más grandes, pero no hace falta que cocinen para toda la familia. Sí es fundamental que tengan contacto con la cocina, para que aprendan que lo nuevo es bueno, que tienen que probar otras cosas más allá de las conocidas. Cuando son más chicos, el solo hecho de que estén ahí ya es algo positivo: lo importante es que participen, que entiendan los procesos de cómo se hace la comida y, sobre todo, que aprendan a disfrutar.