Desde que se casó con Abdalá II, en 1993, Rania de Jordania (48) se coló rápidamente en la lista de las royals más elegantes del mundo. Hace días, con motivo del 20 aniversario de la llegada de su marido al trono, ofreció un sincero reportaje en la edición de Arabia de Harper’s Bazaar (con fotografías de Alexi Lubomirski, el mismo fotógrafo que retrató a los duques de Sussex en su boda). Allí habló de su compromiso público y del valor que le da a la moda. "Me apasiona mucho mi trabajo y la ropa que llevo no tiene nada que ver con eso (…). Soy muy consciente de que tengo el deber de representar bien a mi país. Entonces, en lugar de seguir las últimas tendencias, visto de una manera que refleje quién soy. Creo que me siento más cómoda con un uso modesto, en parte debido a mi posición, pero sobre todo porque me siento bien como mujer", explicó la soberana durante la entrevista. "Por supuesto, una de las desventajas de ser una mujer en el ojo público es que siempre habrá comentarios sobre mi atuendo y apariencia. A veces, también hay mucha exageración. Pero al final del día, espero que sea mi trabajo lo que me defina, no mi vestidor", concluyó.