Restaurante
El lugar está instalado en lo que fue la imprenta del Jockey Club, uno de los reciclados más imaginativos de la ciudad, que rebautizó a toda esa zona de Palermo.
En los primeros tiempos reinó la infalible dupla pizza y pasta, pero el tiempo, las apetencias de la clientela y el propio crecimiento gastronómico del patrón, Felice Ambrosio, convirtieron eal establecimiento en un típico restaurante italiano, distinguido varias veces como uno de los mejores. Ambrosio es napolitano, por lo tanto, extrovertido y simpático, tiene mano para la cocina, que se caracteriza sobre todo por lo sabroso y casi vivaz, alegre de los platos. El jamón de Parma, importado ($ 15), el antipasto ($ 28, para dos), son las entradas frías más solicitadas, aunque las berenjenas a la parmesana, bien finitas, con mozzarella, albahaca y el toque justo de tomate ($ 12), son riquísimas. Sugieren la pizza antes de la pasta y, de anteriores visitas, añoramos una excelente y clásica margherita (entre 10 y 14 pesos, según tamaños) y otra con berenjenas (entre 12 y 18 pesos), presentes hoy en la carta.
Las pastas se dividen entre las secas, importadas, y las frescas al huevo, que se amasan allí. Las combinaciones que proponen son las tradicionales más algunos toques imaginativos, sin caer en delirios, salvo algún flambeado. Como también hay pastas del día conviene pedirlas y recordar que en el sarteneado alcanzan su mejor puntaje, sobre todo cuando aparece el imprescindible peperoncino. De no querer pastas, los risottos son buena elección, todos entre 20 y 25 pesos, siendo el de verduras al azafrán el más adecuado para esta estación. Entre los opciones de pescados hay un lenguado bien mediterráneo, con aceitunas, alcaparras, anchoas y hierbas ($ 19), que se lleva todos los premios. Como postre se puede elegir entre cuatro de marca italiana. Los mejores, un rico tiramisú ($ 9) o una inolvidable torta de frutillas con base de almendras.
La Stampa, Migueletes 880, 1er. piso, con ascensor. Mediodía y noche.