Son tiempos de felicidad para Sabrina Garciarena (35). Desde que se convirtió en madre de León (5) y Beltrán (2) –fruto de su relación con Germán Paoloski (44)– supo dividir su tiempo para poder continuar con su carrera como actriz sin dejar de ser una madre presente, e incluso se animó a apostar a nuevos desafíos. "Nunca postergué mi trabajo por la maternidad, pero tal vez sí me puse más selectiva. Amo mi carrera y desde que fui madre nunca paré, sólo busqué la manera para organizarme", le cuenta a ¡Hola! la actriz.
Cuando viajo lo hago tranquila porque los chicos se quedan con Germán, que es un gran padre, muy cariñoso
–¿Cuál es el secreto?
–Mantener una rutina. Trato de no cambiar los horarios de mis hijos y de tener la casa organizada por si estoy afuera. Cuando no trabajo me gusta llevarlos a todos lados y estar en las actividades del colegio, invitarles amigos... Si necesito hacerlo, no tengo problemas en delegar alguna tarea.
–¿Con Beltrán sos una madre más liberal en comparación a como fuiste con León?
–Sí, uno aprende con los segundos hijos.Trato de acompañarlos en su día a día sin sobreprotegerlos. Igual, con cada uno la receta es distinta, porque son muy diferentes. A Beltrán le gusta tener su espacio, en cambio León es más sensible y mamero. Lo bueno es que al ser dos varones ya comparten muchas actividades y cosas.
–A principios de año te eligieron embajadora local de la marca Adolfo Domínguez, y hace poco te fuiste a Vigo, España, para vivir una experiencia de moda y fragancias. ¿Te costó dejarlos?
–Fui sola porque era un viaje corto e iba a ser muy cansador para ellos. Aparte, cuando trabajo necesito enfocarme en lo que hago. Me fui tranquila porque se quedaban con Germán (están juntos hace diez años, y antes de eso fueron íntimos amigos) que es un gran padre. Trabaja un montón, pero su tiempo libre lo dedica ciento por ciento a ellos. Los chicos lo adoran. Es un papá muy cariñoso.
–Habrá sido movilizador volver a España teniendo en cuenta que trabajaste años allá…
–Sí, estuvo bueno reencontrarme con amigos que quiero tanto y con los que sigo en contacto. Yo me instalé allá en 2007, después de haber estado siete años yendo y viniendo. Este fue un viaje lindísimo en el que pude conocer a las hijas de Adolfo Domínguez, Tiziana y Adriana (trabajan en el área de diseño y de fragancias, respectivamente), que nos mostraron dónde crecieron y los talleres en los que trabajan, nos contaron cómo es el proceso creativo y cómo hacen la ropa para que sea sustentable. Y también conocí la "nariz" de sus perfumes.
–¿Te gustaría volver a instalarte afuera?
–Una de las cosas más lindas de mi profesión es que sos un poco nómade, te permite viajar y tener varias casas. Por el momento, mis hijos son muy chicos, y trato de estar más en Argentina, pero con Germán siempre lo hablamos y nos encantaría en el futuro vivir esa experiencia.