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Santuarios. Qué son y qué hacen por el bienestar de los animales


Un santuario debe contar con profesionales de la salud animal.

Un santuario debe contar con profesionales de la salud animal.



No es la libertad. Aunque tenga hectáreas boscosas que permiten a los elefantes gastar las patas que el cemento nunca curtió o a los osos recorrer kilómetros y trepar árboles lejos de las barreras visuales. No es la libertad, pero sus límites son mucho más amplios; sin bullicio ni pochoclos, sin fosas ni chicos tirando galletitas. Tampoco hay shows ni música a todo volumen. No es la libertad, pero para Sandra, la orangutana declarada "Persona No Humana" por la legislación argentina, se parece bastante a sentirse libre. Después de haber pasado por diferentes zoológicos y haber vivido los últimos quince años en soledad en su recinto del Ecoparque porteño, hoy puede interactuar con otros de su misma especie en el Santuario Center For Great Apes, en Florida –que cuenta con un 90% de animales que vienen de la industria cinematográfica y donde también está Bubbles, el chimpancé que tenía Michael Jackson como mascota–.
Los santuarios les dan a los animales la posibilidad de transitar el final de sus vidas de forma digna. Sin publicidades con cachorros en primera plana porque no hay reproducción. Los castran para no condenar a una nueva generación al cautiverio. No son la libertad ni lo serán, pero tienen la mirada puesta en su bienestar y sí, son la mejor opción para todos esos animales víctimas del mascotismo, el maltrato, la explotación, el comercio ilícito o las instituciones privadas que, lamentablemente, ya no pueden vivir en la naturaleza por sus propios medios.
Mara, la elefanta del EcoParque de Buenos Aires que desde mayo está en el Santuario de Elefantes de Brasil.

Mara, la elefanta del EcoParque de Buenos Aires que desde mayo está en el Santuario de Elefantes de Brasil.

La transformación del zoológico

En 2016 el Gobierno de la Ciudad comunicó que cerraba el Jardín Zoológico de Buenos Aires y anunció la creación del Ecoparque de la Ciudad de Buenos Aires. Desde ese año hasta hoy hubo un cambio de paradigma. Hoy, trabajan para que sea un espacio que contribuya a la conservación de la biodiversidad promocionando el bienestar animal y la educación ambiental. Uno de los objetivos es recuperar la fauna autóctona, pero lo cierto es que todavía hay animales exóticos que, por diferentes particularidades (vejez, patologías o logística), no se podrán trasladar. Las jirafas y los hipopótamos son algunos de los más complicados por su peso, altura y necesidades biológicas. Así y todo, ya llevan derivados 860 animales a diferentes santuarios y reservas, como la elefanta Mara (Santuario de Elefantes de Brasil) y la orangutana Sandra (Center For Grate Apes), dos de las históricas del parque. A pesar de muchos años en soledad, lograron adaptarse al nuevo hogar y convivir en grupo con otros de su misma especie más rápido de lo esperado.

Animales indoor, un problema mundial

No se sabe exáctamente cuándo se creó el primer santuario ni cuántos hay en total, porque todavía no existen parámetros legales ni regulaciones específicas –como sí tienen los zoológicos o los centros de rescate–. Pero no son nuevos: algunos tienen más de treinta años, como El Paraíso de los Animales, en General Rodríguez, Buenos Aires, que cuenta con más de 850 especies (caballos, vacas, aves, llamas, ovejas, entre otras).
El boom de los santuarios empezó, quizás, en paralelo con los reclamos y el cuestionamiento social sobre la existencia de los zoológicos. Entonces, apareció este concepto como solución, como lugar de albergue para estos animales que ya no podían volver a su hábitat natural. En nuestro país todavía hay mucho por crecer en cuanto a santuarios, ya que los únicos que hay solo tienen animales de granja y aves. Ninguno cuenta con espacio preparado para animales salvajes. Esto significa que muchas especies que hoy son rescatadas del mascotismo tengan que ser trasladadas a zoológicos que –aunque no nos guste– terminan funcionando como centros de rescate. En Córdoba, solo en 2016, se encontraron 50 pumas que vivían en casas de familia.
Este problema existe en todo el mundo y tiene diferentes particularidades según cada país. En Estados Unidos, que casi no tiene restricciones para tener animales silvestres como mascotas, se calcula que hay aproximadamente 5 mil tigres –entre propiedades privadas, zoológicos, circos y centros de cría–. Solo 4 mil están en libertad. En Argentina, aunque está prohibido, hay mascotismo mayormente de fauna autóctona, sobre todo de monos carayá, monos caí (norte argentino) y pumas. Además, hay explotación de animales de granja, tracción a sangre y cautiverio en instituciones privadas. En Sudáfrica, los santuarios y los cazadores están prácticamente en guerra porque la caza furtiva de elefantes y rinocerontes –por el marfil del primero y las propiedades del cuerno del segundo– mueven millones.
Caballos recuperados de la tracción a sangre en el santuario equino Equidad.

Caballos recuperados de la tracción a sangre en el santuario equino Equidad.

En ese contexto, los zoológicos y los centros de rescate cumplen una función primordial, ya que funcionan como lugar de rehabilitación y conservación. Muchos ya están evolucionando hacia una perspectiva más consciente y contribuyen a la conservación de la biodiversidad. "No está bien sostener un grupo de animales encerrados sin ningún objetivo. Creo que un buen zoológico, desde el punto de vista técnico, solamente debería tener especies nativas asociadas a un proyecto de conservación puntual. Además, deberían tener una planificación para que el animal pueda volver a su estado natural, ya sea ese individuo o sus crías", dice Rocío Aráoz, ingeniera especializada en ambiente y directora de la Fundación de la Tierra. Y agrega: "El único objetivo de la reproducción en un zoológico debería ser preservar una especie en el marco de un proyecto de conservación".
En un mundo donde los animales pierden cada vez más territorio y su espacio natural sigue siendo dañado por el hombre; los zoológicos, los centros de rescate y los santuarios están lejos de dejar de existir. Sería ideal que funcionaran en equilibrio, como un circuito que aporte lo mejor de cada uno. Que se empiecen a recuperar los espacios naturales para que cada vez tengan que ser menos los animales rescatados y podamos encontrar un balance entre las necesidades humanas y animales. ¿Aprenderemos a coexistir?
The Wild Animal Sanctuary en Keenesburg, Colorado.

The Wild Animal Sanctuary en Keenesburg, Colorado.

Cómo colaborar

  • Santuario Equidad. Forma parte de la Fundación Franz Weber, por lo tanto, no recibe donaciones. Sí recibe voluntarios. Si te interesa ayudar con tu trabajo, contactalos a través de su IG: @santuarioequidad.
  • El Paraíso de los Animales. Tiene varias formas de colaborar: a través de donaciones, padrinazgos, programa de voluntariado y su tienda online www.elparaisoanimal.org
  • Proyecto Carayá. Es un centro de rescate que conserva y rehabilita primates. caraya.org/donar.
  • Center for Grates Apes: www.centerforgreatapes.org/donate/donate-now
  • Wild Cat Sanctuary: www.wildcatsanctuary.org/give

Pero ¿qué son los santuarios?

Podría decirse que el término "santuario" es conceptual, ya que no hay ninguna regulación que certifique de forma legal su existencia. El riesgo es que no todos los lugares que se hacen llamar santuarios tengan los mismos parámetros de trabajo y, por eso, hay que evaluarlos muy bien a la hora de trasladar un animal o donar dinero. En Estados Unidos se creó ASA (American Sanctuary Association), que genera estándares de buenas prácticas y certifica a diferentes santuarios del mundo. En cambio, en nuestro país, no existe regulación.
Según nuestros expertos consultados, los mejores del mundo son: Wild Animal Sanctuary, Center for Great Apes y WildCat Sanctuary, en Estados Unidos (en Colorado, Florida y Minnesota, respectivamente); Santuario de Elefantes, en Brasil, y Wildlife Sanctuary, en Sudáfrica. Dentro de nuestro país, dos santuarios reconocidos son Equidad, en Cruz del Eje, Córdoba, que protege los derechos humanos, ambientales y animales; y El Paraíso de los Animales, en General Rodríguez, con más de dos hectáreas y 850 animales de diferentes especies.
Hay buenas prácticas que determinan un buen santuario:
  • Cómo es el espacio físico, en cuanto a calidad y tamaño.
  • Si tienen profesionales de la salud animal (equipo interdisciplinario de bienestar animal).
  • Que no se reproduzcan.
  • Que no haya una explotación comercial.
  • Que la entrada al público esté supeditada a la educación escolar y a los donantes/padrinos que colaboran económicamente.
Expertos consultados: Rocio Aráoz Sandoval. Ingeniera especializada en ambiente y fundadora de la ONG Somos de la Tierra. Alejandra García. Fundadora del Santuario Equidad. María José Catanzariti. Directora del área de Bienestar Animal en Ecoparque. Santiago Ricci. Biólogo. Yamila Buboff. Santuario El Paraíso de los Animales.

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