Sari, el último grito de Oriente
La milenaria prenda de la India se renueva y gana terreno entre los diseñadores occidentales
NUEVA YORK.- Ella vino, vio y se vistió. El viaje de soltera de Lady Gaga a la India, en octubre pasado, giró tanto alrededor de su guardarropa como de su música. Pero a diferencia de sus estrafalarios modelitos de costumbre, se apareció en el escenario de las cercanías de Nueva Delhi vistiendo un brillante sari color marfil del diseñador indio Tarun Tahiliani. Por supuesto, le agregó a la escena su toque personal: en un momento dado, se arrancó el sari y reveló un ajustado body, medias de red negras y botas negras de Louboutin, "para que esto se parezca un poco más a Nueva York", comentó a la multitud.
Lady Gaga marcaba la tendencia. Las estrellas de cine que reinan actualmente en Bollywood, las chicas mediáticas, las amas de casa de mediana edad y otras mujeres fashion de toda la India están transformando los usos de esa tradicional prenda femenina. El año pasado, Sonam Kapoor, actriz de Bollywood, de 27, famosa por su buen gusto para la moda, copó los titulares del Festival de Cannes, al presentarse con un sari a lunares de espalda descubierta.
"El sari se ha convertido de pronto en una prenda supersexy. Permite tomarse la licencia de mostrar más o menos, según se quiera. Puede ser parte del mundo de nuestras abuelas o del mundo de los vestidos de Versace", dijo Tahiliani. De hecho, el encanto de esta prenda no se limita sólo a la India. A lo largo de las décadas, los diseñadores occidentales también se han inspirado en esa tradicional prensa india. En 2011, Hermès creó una edición limitada de saris realizados en sobria muselina, seda y cachemir. Antes de eso, en la década de 1960, el diseñador Valentino también coqueteó con el sari, diseñando para Jackie Onassis un vestido inspirado en la tradicional prensa de la India, como más tarde lo haría para Jennifer Lopez. Hace cuatro años, Jean Paul Gaultier diseñó un sari simple, casi campesino, en tonos anaranjados y marrones, que parecía reflejar la recesión económica.
El sari típico de la India se realiza con cinco metros y medio de tela sin costura envuelta alrededor del cuerpo y anudada sobre un hombro, según describe Rta Kapur Christi en su enciclopedia Saris . Utilizado por solteras y casadas por igual, esas características de la prenda han permanecido inalterables, aunque no dejan de aparecer variantes regionales. Los diseñadores jóvenes han abandonado esas convenciones, jugando con algo que hasta ahora era sacrosanto, actualizando sus materiales y su confección, y agregándole adornos, como cinturones y bolsillos.
Masaba Gupta, una diseñadora de 23 años de Bombay (e hija de un actor de televisión y capitán del equipo de cricket West Indies), utiliza tela de algodón con estampados pop, como toros y cámaras de fotos, para conseguir un look más juvenil. También usa colores fuertes y contrastantes, cambia la enagua por un palazzo y no pliega la prenda sobre el pecho, sino en la espalda.
"El sari inspira más respecto que un vestido", dijo Suneer Verma, diseñador de varias casas de moda con más trayectoria, famosas por los suntuosos y elegantes saris preferidos de la alta sociedad de la India.
Otros diseñadores de ese tipo de saris son Tarun Tahiliani, Rohit Bal, Manish Malhotra y Sabyasachi, con precios que arrancan en los 650 dólares.
Los nuevos saris que marcan tendencia tienen precios más democráticos, y algunos se consiguen, incluso, por menos de 150 dólares. Los saris tienen además otras ventajas. "No hay problemas de talle, y una mujer en sari parece más alta y más delgada", dijo Pernia Quereshi, diseñadora y estilista, de 27 años, de la ciudad de Nueva Delhi, quien ha abierto un nuevo local online , Pernia's Pop-Up Shop.
Aunque los tradicionalistas se queden sin palabras ante estas modernas reinterpretaciones, la actualización de una prenda tradicional reafirma su importancia para las jóvenes generaciones.
Traducción de Jaime Arrambide
Gayatri Rangachari Shah