Pasaron cinco años del estreno de True Detective y a Nic Pizzolatto aún le debe durar el orgullo por los elogios que cosechó la serie en aquella primera temporada. El entonces guionista cumplió un anhelo perseguido largamente mientras era parte del equipo de escritores de The Killing, un sitio que no disfrutó del todo porque su deseo era imponer su propia visión y no servir a las ideas de otros. Es cierto que la pobre recepción de la segunda entrega de la ficción producida por HBO, que debutó en 2015, le puso los pies en la tierra. Pero al hombre, ya consolidado como creador y showrunner, no le importó demasiado: True Detective ya era una marca televisiva gracias a sus trabajados guiones y sus férreos códigos formales (atmósfera pesada, líneas temporales entrecruzadas, un afán constante por desafiar a los espectadores con revelaciones y vueltas de tuerca, estructura siempre funcional a los personajes, un innegable aire de futura serie de culto), las buenas performances actorales de sus protagonistas (Matthew McConaughey y Woody Harrelson en la primera; Colin Farrell, Rachel McAdams y Vince Vaughn en la segunda) y un impecable acabado técnico, que la acercaba definitivamente a los dramas que desde siempre caracterizaron a HBO.
Con la llegada de la tercera temporada (será el domingo 13, a las 22 por la misma pantalla) se renueva la esperanza de que la serie antológica retome la senda de excepción que mantuvo a lo largo de aquellos ocho capítulos iniciales. Otra vez un crimen estará en el centro de la trama. Un macabro hecho sucedido en los años 80 en los Ozarks –región montañosa del Medio Oeste norteamericano– que repercutirá en tres momentos temporales distintos. Encabeza el elenco el ascendente Mahershala Ali (ganador de un Oscar por su breve y maravillosa actuación en Moonlight y coprotagonista de Viggo Mortensen en la inminente Green Book) y un par de apuntes bastan para creer que el actor afroamericano volverá a brillar: por un lado, el tráiler más reciente, donde se lo ve abordar a puro recurso al detective de la policía estatal Wayne Hays en su juventud, adultez y vejez; por otro, el hecho de que convenciera al propio Pizzolatto de asignarle un personaje escrito originalmente para un actor blanco. Ali en realidad iba a encarnar al agente Roland West (que finalmente está a cargo de Stephen Dorff), el coprotagonista de la historia, pero sintió que era su momento de dar el salto, según le contó a Variety. Para lograr que Pizzolatto aceptara, echó mano a un antecedente familiar: su abuelo había sido policía estatal, lo que marcaba que tranquilamente un hombre negro podía ser parte de la fuerza en la Arkansas de los años 60 y 70, algo clave para que la trama se espesara con un condimento inesperado: el racismo imperante en la Norteamérica profunda de entonces. Pizzolatto analizó la propuesta durante un par de días y finalmente aceptó.
Además de Dorff, el elenco está integrado por Carmen Ejogo, Ray Fisher, Scoot McNairy y Mamie Gummer. Pizzolatto –a diferencia de las dos temporadas anteriores– no solamente será el showrunner, sino que también ocupará la silla de director desde el capítulo tres en adelante. Y, por supuesto, será el guionista de todos los episodios. Salvo el cuarto, donde compartirá autoría con el célebre David Milch. Conviene detenerse aquí para señalar que cuando Pizzolatto logró éxito crítico –aunque no comercial– con su novela Galveston (2010), Milch ya era uno de los popes de la nueva era dorada de la TV junto con David Simon y David Chase (luego llegarían Matthew Weiner y Vince Gilligan, entre otros), escritores integrales que plantaron la idea del showrunner como hacedor integral. Milch contribuyó en esos años iniciales con la genial (y demasiado breve) Deadwood y para Pizzolatto fue un espejo en el que mirarse cuando el veterano productor Jean Doumanian, que se había maravillado con Galveston, le abrió la puerta de la televisión. El resto es historia. Por eso, la colaboración entre ambos escritores es como cerrar un círculo. Veremos si al cabo de estos nuevos ocho episodios de True Detective este talentoso creador de 43 años está definitivamente a la altura de semejante dios del olimpo televisivo.
La primera
Seis temporadas, 86 episodios, una influencia enorme en la cultura popular contemporánea y venidera, innumerables premios, un trío protagónico de los mejores de la historia de la TV norteamericana (James Gandolfini, Edie Falco y Lorraine Bracco), una idea fuerza novedosísima llevada a cabo por un creador duro y tenaz y un grupo de guionistas excelsos. El 10 de este mes se cumplen 20 años del estreno de The Sopranos, la serie de HBO que, si bien no fue el punto de partida del camino virtuoso que arrancó a finales de la década del 90 (Oz, Carnivàle y Sex and the City llegaron antes, por dar un ejemplo de shows producidos por la cadena), posicionó a HBO como la reina de los dramas televisivos. Está completa en la plataforma HBO GO y es historia pura.
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