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 • HISTORICO

Sebastián Campanario: "La creatividad es una actitud"




Licenciado en Economía y periodista, hace ya tres años escribe acerca de creatividad en el suplemento Sábado del diario La Nación. El año pasado publicó su tercer ensayo, Ideas en la ducha, libro en el que recopila mucho de lo que ha venido investigando en estos últimos años.
Cómo crean los que crean se juntó a charlar con Sebastián Campanario.
Sebastián Campanario en su lugar de trabajo

Sebastián Campanario en su lugar de trabajo

-¿Cómo definirías vos la creatividad?
-Hay una definición que para mí es la más simple y poderosa, que es la unión de dos puntos que nadie había unido con un valor agregado para la sociedad, con una originalidad. Eso que parece muy fácil en teoría, en la práctica no lo es tanto. Hoy por hoy, si bien es cierto que -con internet- los puntos a unir son muchos, también tenés mucho más ruido, y eso hace que por ahí te confundas y creas ver uniones originales...
-...donde no las hay.
-Claro.
-¿Se nace creativo o se hace creativo?
-Yo creo que la creatividad es una actitud que vos podés tener o no tener y que hay un montón de herramientas para fomentar esa actitud. Hay gente que naturalmente es más curiosa, la curiosidad es el motor de todo. Hoy en día incluso hay herramientas para fomentar la curiosidad. Y a medida que vas experimentando procesos creativos, te das cuenta de que funciona, de que te hace bien a nivel emocional, de que tiene un montón de beneficios adicionales a tener una idea. Además, hay una realidad de contexto que tiene que ver con el avance de la ciencia y tecnología que hace que la creatividad cobre un valor nuevo que nos diferencia como seres humanos.
-¿De qué manera creés que uno puede entrenar esa creatividad?
-Te puedo contar lo que me pasó a mí a nivel personal. Hasta hace un tiempo tenía una rutina laboral que era bastante poco creativa, yo cerraba unas páginas de Economía y Política en el día. En los últimos 3 años ocupo cada vez más horas del día en un trabajo que puedo calificar como puramente creativo. En el medio fui probando y descubriendo varias cosas. Aprendí a combatir es la ansiedad propia del periodista. Cuando vos trabajás muy a corto plazo tomás decisiones muy sobre seguro, muy conservadoras. Si tenés que cerrar cuatro páginas de hoy para mañana, no tomás riesgos, eso termina generando un producto muy chato a nivel creativo. Cuando vos podés estirar más el plazo, más posibilidades tenés de jugar con el texto, de meter fuentes no convencionales, de encontrar caminos más oblicuos. Yo me fui dando cuenta de que cuanto más puedo estirar ese tiempo, mejor es el resultado creativo. También medito. Hago mindfullness. Veinte minutos al mediodía. Eso te permite llegar a la tarde con una energía muy distinta a la que llegás si no frenás un poquito. Trato de cuidar el manejo de la energía durante el día.
-¿Qué sería el manejo de la energía durante el día?
-Hace unos años estaba muy de moda lo que se llama time management, el manejo del tiempo. Hoy en cambio se habla de energy management, que es el manejo de la energía. Yo lo llamo energía, podés también llamarlo ganas de hacer cosas, no es un tema new age. Vos durante un día tenés picos y pisos de energía, bueno, la clave es aprovechar al máximo los momentos altos de energía. Y para eso es importante descansar muy bien en los momentos bajos. Por ejemplo, el momento después de almorzar tiende a ser muy bajo de energía. Solés estar como un zombie viendo Facebook sin producir nada. Entonces en vez de hacer eso, apagá la computadora, sentate a meditar un rato. Descansás mucho más y vas a estar con muchas más pilas para el momento de alta energía. Podés meditar, tomar un poco de líquido, alguna fruta, salir a dar una vuelta. Darte ese recreo y aprovecharlo bien. No hacer como que estás trabajando para quedarte mentalmente tranquilo. Es más productivo trabajar menos horas pero cuando trabajás hacerlo de un modo intenso.
-¿Creés en el trance creativo? En la primera entrevista de la sección Javier Daulte comparaba el proceso creativo con el proceso de un maratonista, alrededor de determinado kilómetro se cruza una barrera y se pierde noción del tiempo y del espacio, del cansancio… Darío Sztajnszrajber, en cambio, decía no creer en la inspiración como un acto epifánico, sino en sentarse y trabajar, trabajar, trabajar. ¿Cuál es tu mirada en relación a la inspiración?
-Yo creo que hay una combinación de las dos cosas. Por un lado, como dice Darío, es cierto que vivimos en un mundo de sistemas complejos donde el azar juega un rol mucho más importante del que tendemos a asignarle. Y con ese marco la estrategia óptima es tener la mayor cantidad de billetes de lotería comprados. Eso significa que tenés que ponerte muchas horas por día al proceso para tener un resultado positivo. Yo siempre cuento el caso de John Grisham: llevó a 27 editoriales su primera novela hasta que le dieron el sí. También es cierto que cuando vos lográs meterte de lleno en el proceso también experimentás... yo no sé si leíste el libro Flow, de un autor indio que tiene un apellido impronunciable (Mihaly Csikszentmihalyi) que habla justamente de eso. Lo que dice es que la gente que hace trabajos que le gustan en algún momento experimentan algo parecido a fluir, se olvidan del tiempo y del espacio y están completamente tomados por su tarea. Cuando yo escribo una nota que me gusta me pasa algo de eso, es un momento de mucha plenitud. Una plenitud que no tiene que ver con estar tirado en una reposera en la playa, es una plenitud más gratificante.
-¿Cómo es que darte una ducha fomenta la creatividad?
-Lo que se sabe es que hay una correlación alta entre los momentos en los cuales vos tendés a tener ideas y no estar excesivamente focalizado en el trabajo. Cuando no estás muy focalizado en el trabajo, relajás los filtros que vos tenés habitualmente y permitís que lleguen ideas desde caminos no tan convencionales, un poco más oblicuos. Cuando estás dándote una ducha, cuando salís a correr, cuando estás un poco más relajado, tienden a aparecer algunas respuestas que no aparecen cuando vos estás en una mesa focalizado al cien por ciento en encontrar esa respuesta. Igual no son procesos separados, no es que la idea te llega de la nada. En general, lo que sucede es que estás muchas horas muy focalizado en algo, no te llega la solución, te vas a dar una ducha, te vas a caminar, y entonces llega. Son procesos complementarios.
-¿Cómo es la práctica de meditación que hacés? ¿Lográs poner la mente en blanco, como se dice?
-Hice cursos de mindfulness que es la adaptación occidental de muchas teorías de meditación y ahí la premisa básica es centrarte en el presente, ser consciente de cuando te vienen pensamientos. De futuro o de pasado. Si sos muy ansioso, te vienen pensamientos de futuro; si sos más depresivo te vienen cosas más del pasado. Lo que es "sano" es focalizarte en el momento, en el ahora y cuando te viene un pensamiento del pasado o futuro, sos consciente de eso, lo dejás pasar y volvés a centrarte. No es poner la mente en blanco, sino estar presente en el momento.
-¿Creés, como denuncia Ken Robinson, que "la escuela mata la creatividad"?
-Yo estuve dando muchas charlas en escuelas y me sorprendí de lo conscientes que son las maestras y directores de estos nuevos insights de creatividad, me sorprendí viendo actividades lúdicas con mucha promoción del proceso creativo. Me parece que hay consciencia en todo el aparato educativo de que hay que hacer cambios, de que la creatividad es importante. Hay una frase de Oscar Wilde que dice algo así como "mi aprendizaje terminó cuando empecé la primaria", eso sería ponerlo en un extremo. Yo soy optimista y creo que va a haber cambios muy grandes y profundos a favor de la creatividad y la innovación en el corto y mediano plazo.
-Y si vos formaras parte de un comité de gente que idea cambios en relación a la educación, ¿qué te gustaría proponer?
-Me parece que corregiría todo el tema que tenemos los argentinos con el error, hay una crueldad, hay una tendencia a penalizar excesivamente el fracaso, al que se equivoca, al que le va mal. Me parece que es algo que hay que corregir no sólo en las escuelas, sino también en el mundo empresarial, en la organización familiar.
-¿Qué valor creés vos que tiene el error en un proceso creativo?
-Tiene un valor fundamental, sin pasarte para el otro lado, sin caer en la exageración de premiar al que se equivoca el cien por ciento de las veces. Me parece que estamos en un mundo muy cambiante en el cual las personas, las empresas, las escuelas, los chicos van a tener que reinventarse cada 5, 10 años por cambios muy grandes en el contexto, y la única manera de tener alguna probabilidad de éxito en esa reinvención es ser tolerante con el error. Ya no va a existir más que vos te recibas y trabajes en una empresa durante 40 años de lo mismo, sino que vas a tener que cambiar. Y en ese proceso de cambio las variables son tan inciertas que seguramente te vas a equivocar alguna vez. Y tenés que ser tolerante con esa equivocación para dar con lo que te hace feliz y con lo que hacés bien.
-Si tuvieras nuevamente 17 años, ¿volverías a elegir lo mismo que elegiste?
-Habiendo estudiado Periodismo y Economía, pasé por momentos de enojo con las dos carreras. Cuando me enojaba con una decía que hacía la otra. Cuando me enojaba con la Economía, decía que era periodista y viceversa. Pero en los últimos años me reconcilié con las dos, sobre todo con el periodismo. Me parece que son dos universos que son como oceános de un metro de profundidad, tenés muchos saberes de muchas cosas distintas sin un foco excesivo en algo y para este mundo que se viene es un lindo portafolio de capital humano.
-Muchas gracias, Sebastián.
.

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