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 • HISTORICO

Señales, mensajes y coincidencias: 6 claves para decodificarlos




A todas, de vez en cuando, nos tocan situaciones que parecen mágicas. Pensamos en una persona que no vemos desde hace mucho y nos llama. Un cliente nos habla de cómo nuestro producto le recordó a algo de su infancia, Viajamos a miles de kilómetros de casa y nos encontramos con alguien a quien queremos mucho. Encontramos una frase en Instagram que parece escrita para nosotras. Podemos pensar esos momentos como simples coincidencias, pero también como atisbos de lo milagroso. Como todo, la clave está en cómo los interpretemos.
Desde Carl Jung –que lo llamó "sincronicidad"–, pasando por André Breton –que lo llamó "azar objetivo"–, hasta Deepak Chopra –que lo llama "sincrodestino"–, este fenómeno se viene estudiando desde hace mucho. Se trata de una confluencia inesperada entre lo que deseamos o necesitamos y lo que el mundo nos ofrece. Los expertos aseguran que las coincidencias son mensajes. Y que si les prestamos atención y comprendemos qué fuerzas las moldean, podemos llegar no solo a aprovecharlas, sino hasta a influir en ellas. "Co" significa "con"; "incidencia" significa "suceso". O sea que las coincidencias son dos o más sucesos que pasan al mismo tiempo. Pero ¿qué significan?

Los tres niveles de la existencia

Para decodificar los mensajes, es importante entender los tres niveles de existencia:
  • El material: el universo visible, el que llamamos "mundo real", que incluye nuestro cuerpo, la naturaleza y, también, las páginas de esta revista. Todo en este mundo está gobernado por las leyes de causa y efecto.
  • El ámbito cuántico: en él, todo consiste en información y energía. No se puede tocar ni percibir con ninguno de los cinco sentidos. Tu mente, por ejemplo. Tu ego y esa parte tuya que reconocés como alma forman parte del ámbito cuántico. Ahora bien: todo lo que existe en el campo de lo físico está hecho de información y energía. Hasta la silla donde estás sentada está hecha de átomos que solo se pueden ver con un microscopio bien potente.
  • La conciencia: es la fuerza organizadora que está detrás de todas las cosas, pero, a su vez..., ¡no está en ninguna parte!, desde donde surgen un mar de posibilidades. Hace falta nuestra propia conciencia como observadora e intérprete. Se trata de reconocer que hay una fuente de inteligencia que crea nuestro universo y aprender a vivir desde ella.

¿Cómo nos llegan los mensajes?

La clave está en la atención y la intención. Eso en lo que ponés tu atención se llena de energía (¿no te pasó al comprar un auto rojo que empezaste a ver autos rojos por todos lados?) y aquello de lo que sacás tu atención pierde fuerza. La intención es crucial para transformarnos, es nuestra capacidad de soñar. Entonces, primero tenemos que tener una intención y ponernos en contacto con nuestra parte más espiritual. Mientras más atención prestemos a las señales, más vamos a atraer otras que nos van a ayudar a aclarar su significado. ¿Y por qué canales llegan?
  • Nuestro cuerpo: es EL canal por excelencia. Es súper inteligente y viene equipado para hacer montones de funciones a la vez y también para darnos la información que necesitamos. Es importante escucharlo... ¡y no solo cuando la panza nos hace ruido porque tenemos hambre! Para poder dialogar con nuestro cuerpo, es clave la interocepción, es decir, nuestra capacidad de percibir y decodificar los mensajes que nos envía. Pongamos, por ejemplo, el corazón. Aristóteles decía que pensamos con el corazón y que el cerebro solo se dedica a enfriar la sangre que viene caliente del corazón después de haber pensado. Una de las mentes más brillantes de la historia de la humanidad equiparó el cerebro ¡con un radiador! El médico Luciano Sposato, del Hospital Universitario de la Fundación Favaloro, estudia desde hace años la llamada "corazonada". ¿Qué tiene que ver ese músculo que bombea sangre con la toma de decisiones?, se pregunta. Estudios de la Universidad de Cambridge indican que el corazón –que también tiene neuronas– decide antes de que el cerebro sea consciente. Por eso, algo de cierto hay en ese sabio consejo de abuelas que dice "escuchá a tu corazón".
  • Nuestros sueños: en su libro Las tres únicas cosas, Robert Moss da una guía sobre cómo descifrar los sueños. La propuesta de este autor es usar las horas de sueño como un laboratorio. Mientras soñamos, podemos preguntar a los protagonistas del sueño sobre algo en lo que estamos atascadas en la vida diurna. Los personajes, dice él, nos van a contestar. Es decir, podemos resolver los problemas mientras dormimos. Esto se logra con práctica y con lápiz y papel en la mesa de luz. El doctor en Física Jean-Pierre Garnier –que en los 90 demostró que todas las estrellas tienen su doble– sostiene que vivimos en más de un tiempo a la vez: el que conocemos y otro que no conocemos pero que usamos continuamente. Es lo que se llama "desdoblamiento del tiempo". De acuerdo con su teoría, el sueño está hecho para poder consultar a nuestro doble cuántico, es decir, nosotras en una frecuencia más elevada que accede a más informaciones. OK, es complejo de entender, pero lo importante es que al irnos a dormir lo hagamos con la intención de prever los potenciales sueños antes de vivirlos. Es parecido a rezar, pero acá no delegamos el pedido a nadie, sino a esa parte nuestra que está conectada al wifi universal.
  • La intuición: ¿te pasó de reunirte a cerrar un trato con una persona muy simpática pero, al darle la mano, notaste que algo no estaba bien? ¿O que sin saber por qué decidiste bajarte de una reunión o viaje y el tiempo demostró que estabas en lo cierto? Esa es la intuición hablándote. El famoso sexto sentido está en el área del tercer ojo, entre las cejas. Es el chakra espiritual Ajna ("más allá de la sabiduría") que trasciende los sentidos. Si se lo permitimos, él nos va a llevar hacia un profundo conocimiento interno. Igual que las aves, que presienten un tsunami, los seres humanos también podemos estar en contacto con nuestro sentido intuitivo. Para aprender a confiar en estas pistas, está bueno que cada vez que tomes una buena decisión basándote en tu intuición, la anotes. Así vas a reforzar la sensación de que tu sabia interior te sostiene. Este chakra se equilibra muy bien con la meditación y con piedras como la amatista, el lapislázuli y la azurita.

¿Cómo decodificarlos?

  • 1. Preguntate. Cuando surja una coincidencia, preguntate: "¿Cuál es el mensaje?". No tenés que salir a buscar las respuestas. Si te lo preguntás, el significado va a llegar. Tal vez vayas a conocer a una persona que esté relacionada con esa señal, quizá surja una charla o encuentro que te dé una pista sobre el significado.
  • 2. Llevá un diario. Lo más simple es llevar un registro diario y resaltar palabras, frases o nombres de cosas que se manifiestan como coincidencias. Entonces empezamos a notar correlaciones, imágenes que se repiten tanto en sueños como en la realidad cotidiana.
  • 3. Tomate 5 minutos. Todas tenemos miles de tareas y responsabilidades. Incluso a veces las coincidencias parecen secarse por completo. Entonces, lo mejor es tomarse cinco minutos al día en completo silencio. Planteales preguntas a tu atención y a tu corazón. "¿Quién soy?". "¿Qué quiero para mi vida?". Relajate y dejá que el flujo de tu conciencia –esa voz suave que a veces nos habla desde adentro– te conteste.Después tomá nota. Las situaciones, hechos y personas que vengan se van a organizar en función de esas respuestas.
  • 4. Respirá. Hay una maravillosa técnica de respiración o pranayama que se conoce como Brahmari o la respiración de la abeja. Llevá tus manos a tu cara. Poné los dos dedos medios sobre tus ojos. Dejá que los índices toquen las cejas y que los meñiques estén debajo de los pómulos. Cerrá los oídos con los pulgares. Inhalá profundamente y exhalá la palabra "aum", haciendo énfasis en el sonido "M", mientras hacés un zumbido parecido al de una abeja. Hacelo por 2 minutos o más. Podés aliviar la tensión en la cabeza y así abrir el sexto chakra, tu sexto sentido.
  • 5. Escuchá a tus sueños. Antes de ir a dormir, lo ideal es tomar un vaso de agua, respirar profundo, soltar preocupaciones, agradecer lo bueno que pasó en el día y definir qué tema personal querés "consultarle a la almohada". Al hacerlo varias semanas seguidas, vas a ser cada vez más capaz de recordar las películas de tus sueños y de darles significado.
  • 6. Dales tiempo. A veces a las señales hay que tenerles paciencia. Cuando te suene una campanita, no la desoigas. La tecnología muchas veces no nos da este espacio, pero nosotras podemos crearlo. "La verdad es que todavía no sé qué quiere decir esto", decite. Esperá, permitite no saber.

¿Qué ganamos?

Ante todo, claridad. También funciona como una especie de guía que te puede ayudar a tomar decisiones. Te volvés más perceptiva con las señales de la Tierra, de tu cuerpo y del campo de lo 3D. ¿Dónde están las llaves? Te metés un segundo para adentro y ya lo sabés. Tenemos un GPS interno para fluir más rápido, y a través de este entrenamiento aprendemos a oírlo más y mejor para transformar nuestras vidas en lo más profundo.

¿Y la suerte?

Una puede creer que encontrarse varias veces con alguien es una señal de que hay algo para trabajar ahí, o simplemente decir: "Si vive en el barrio, obvio que me lo voy a encontrar". Una coincidencia tiene valor en la medida en que vos se lo atribuyas. El médico que descubrió que los microbios pueden causar enfermedades –el argentino Luis Pasteur– dijo una vez: "El azar favorece a la mente preparada". Esto se puede trasladar a una ecuación: oportunidad + preparación = buena suerte. Quizá, como dice Deepak Chopra, "suerte" sea la palabra que usamos en el mundo moderno para nombrar lo milagroso. Tal vez no importe si era o no una señal, sino la historia que vos elegís contarte a partir de ella.
Expertas consultadas: Ángeles Wolder. Fisioterapeuta (UBA) especializada en programación neurolingüística, const. familiares y biodescodificación. institutoangeles.wolder.com. Gabriela Piccoli. Terapeuta energética. gabypiccoli.com.ar.

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