"Sentía que si no estaba con una pareja, no iba a estar segura. Mi seguridad dependía de otro que estuviera a mi lado y mis proyectos no podían estar completos si no tenía a alguien que los pudiera hacer conmigo. Era como que le echaba la culpa de mi infelicidad a las otros, me sentía demandante, exigente y hasta manipuladora. Todo lo que yo planificaba, muchas veces, era la necesidad de controlar lo que hacía el otro más que hacer lo que en realidad tenía ganas de hacer". Con ese sentimiento de codependencia vivió durante muchos años Marisa Brunello (47) en la ciudad de Río Cuarto (Córdoba).
A su primer novio lo había conocido durante la adolescencia y luego de unos años de impase se casó con él y tuvo a su primera hija. Sin embargo, a los tres años se separaron. Más tarde, estuvo en pareja con otro hombre con quien tuvo a su segunda hija pero tampoco funcionó. Después, conoció a otro señor que terminó siendo muy violento. Y luego de estar sola un tiempo, volvió a intentar otro romance que tampoco tuvo un final feliz. Para ella se trataron de cuatro fracasos.
El tan ansiado click
"Miraba hacia atrás y veía que los padres de mis hijas hacía como 10 o 12 años que estaban en pareja y en ese momento me di cuenta que había algo que no estaba haciendo bien. Pensaba que, definitivamente, el amor no era para mí, que no podía estar bien en pareja. Nunca podía tener vínculos saludables ni estables. No podía estar más de tres días sin discutir o quejarme", rememora.
Marisa cuenta que el click en su vida sentimental surgió un día en el que sintió que su vida, en general, era un caos y reconoce que ya no tenía a quien hacer responsable. Si bien se venía analizando con un psicólogo, sentía que con eso no le bastaba.
"Descubrí que el amor es una capacidad"
"Empecé a ver qué podía hacer y se me ocurrió googlear la frase ´quiero ser feliz´ y navegando en las opciones leí ´reinventarse Coaching´. Averigüé, me anoté, empecé a estudiar y comenzó a caerme la ficha de un montón de situaciones. Cuando vos estás mal no podés separar los sentimientos que tenés con vos misma y con otras personas porque vos sos la misma persona que lleva sus emociones a todos lados".
A través del Coaching y de la terapia Marisa aprendió a mirarse a través del otro y comprendió que las personas que pasaban por su vida venían a demostrarle sus propias carencias y defectos. "Eso que estoy criticando en el otro soy yo, descubrí que el amor es una capacidad, tenés que tener la capacidad de amar. Si es una necesidad, estás en problemas. Cuando la gente necesita que alguien la quiera es una macana porque el otro no tiene la obligación de hacerte feliz. Empecé a reconocerme, a valorarme y a aprender que lo que pasaba me estaba sucediendo a mí".
¿Una confesión inesperada?
Precisamente, estudiando Coaching de manera virtual Marisa "conoció" a Rafael, un señor que vivía en su misma ciudad y que estaba divorciado tres veces, pero que en ese momento estaba en pareja.
Tras conversar varias veces de manera online se vieron por primera vez en una confitería del centro de Río Cuarto. En ese momento Marisa no tenía en mente volver a ponerse de novia. Sin embargo, esa tarde conversaron con mucha naturalidad y confianza en lo que aparentaba ser el inicio de una linda amistad.
Marisa y Rafael fueron amigos durante casi un año hasta que se fue dando cuenta que ese título, al menos para ella, le quedaba corto en relación a lo que venía sintiendo en los últimos meses. Y después de trabajar con su psicólogo, decidió que era el momento de tomar la iniciativa. Sentía las típicas cosquillas en el estómago de alguien que realmente estaba enamorada. Y lo hizo a través de un mensaje de WhatsApp.
"Rafa: La verdad que hace unos días que vengo buscando la forma de decirte lo que me está pasando y por miedo no me sale. En un principio y por razones obvias, no sentía algo distinto. Pero con el paso del tiempo me di cuenta que mi necesidad de verte y hablar, iban más allá de nuestra amistad. Pero me es difícil expresarlo, me siento una adolescente hablando por acá. Se me quemaron los libros. Pero bueno, eso, perdón por hacerlo de ésta forma. Pero intenté y el miedo no me deja. Si te pido un favor enorme: No te alejes".
"Estoy viviendo una relación con mucho cariño, paz y ternura"
A los dos días de mandar ese mensaje a través del celular, Marisa y Rafael salieron a cenar y, casi inmediatamente, se pusieron de novios. "Lo fundamental de esta relación a las anteriores es que a Rafael no lo elegí desde la necesidad de estar con alguien, sino desde el deseo de compartir con él. Yo no siento que si él sale con sus amigos me está abandonando como me pasaba anteriormente. Entendí que él puede quedarse a dormir en su casa y eso no significa que no quiera estar conmigo", dice, esperanzada.
Si bien no conviven, pasan mucha parte del tiempo juntos. Y casi todos los fines de semana se reúnen junto a sus hijos, en un ensamble que hasta hora, dice, funciona muy bien. "Para mí, es un trabajo estar en pareja, requiere tiempo, amor y compromiso. Estoy viviendo una relación con mucho cariño, paz y ternura".
"Mi pareja mi espejo"
A medida que fue pasando el tiempo y comenzó a afianzarse la relación con Rafael, Marisa empezó a pensar en la posibilidad de dictar talleres para personas que se encontraban atravesando el mismo duelo por el que ella había pasado reiteradamente en el pasado. "La gente necesita soluciones prácticas y herramientas para poder aplicarlas en su vida. Eso me empezó a interesar mucho porque cada vez más gente me pedía estos consejos".
Marisa dicta las charlas, denominadas "Mi pareja mi espejo", en su casa o en otros sitios donde la invitan y también atiende a personas en forma individual. "El taller consiste en explicarle las cuatros leyes del espejo y después cada uno las aplica. Lo primero que les pasa en el taller es que arrancan hablando de las parejas y no de ellas. Yo les pido que me hablen de ellas. Siento que puedo dejarle huellas a estas personas", se enorgullece.
Para Marisa, las claves para tener una relación de pareja saludable pasan por fortalecer la autoestima, la confianza y la libertad. También recomienda fomentar la responsabilidad, la amistad y el compañerismo. "Esos son los pilares. Y fundamentalmente, desde mi experiencia, que sea por elección y no por necesidad".
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