Sexo: cuando la expectativa se choca con la realidad

En nuestras fantasías, acabamos juntos, y con un poco de suerte, acabás vos primero. En la vida real, sin embargo, a veces hasta terminás conformándote con acabar. Y, claro, aplaudimos con todas nuestras fuerzas si nos tocó uno que entendió eso de que "basta para mí" no necesariamente es "basta para todos".

Dormir juntos, abrazados, pegoteados, está totalmente sobrevalorado. Si intentás dormir sobre su pecho, uno de tus brazos queda todo doblado o acalambrado, y si finalmente lo lográs, resulta que lo babeás todo. Llámense afortunados si logran estar solos en la cama. ¡Hola, colecho!

Mostrarte enferma, estresada, triste o desmotivada es una parte tan innegable de vos como el derroche de energía y potencia que lo conquistó. El "modo humano" se revela hasta en las más fatales de las femmes y, aunque puede vivirse como una pérdida de poder, da lugar a otra sensación mucho más intensa: la de sentirse amada.

No importa qué tan enamorada estés, a toda mujer le llega el momento de desincrustarse la tanga y sacarle los aros al corpiño. ¿Quién puede llevar adelante una vida productiva estando tan incómoda? Nosotras mejor que nadie sabemos que la coquetería es divertida solo cuando tenemos la libertad para desactivarla en dos segundos.

Flasheás que una ducha con él va a ser como un clip de R&B: dos cuerpos húmedos, enredados bajo la lluvia, entregados al placer contra los azulejos. Lo que termina siendo, en realidad, es una sucesión de esperas mutuas para que el otro se termine de enjuagar el champú y vos te masajees bien la crema de enjuague. Si el termotanque es chico, la experiencia termina en separación.

Es tragicómico ver lo rápido que pasamos del "uf, en las vacaciones nos vamos a matar" al "uf, estamos muertos". Tal vez deberías haber sospechado, cuando bookeaste un destino tan copado, que, al final, demasiadas atracciones, caminatas interminables y paseos no dejarían resto para que se manifestara la atracción entre ustedes. Acostarse detonados, chivados y rotos no es lo más sexy del mundo, pero... ¡qué bien se siente!

Cuando te mudás con él, imaginás tu nuevo y dulce hogar como la locación de una secuela porno: obvio, pensás que no van a poder resistir estar cerca sin tocarse. Pero pronto te das cuenta de que no sos lo único que él no puede resistir. La competencia es más dura: la PlayStation, la Copa Libertadores, los objetivos de crossfit, sus sobrinos, amigos en crisis, etc., etc.

Parecía imposible que vos fueras capaz de dormir una noche de corrido recordando que él duerme a tu lado. Hasta que, bueno, no solo se volvió posible, sino que se volvió deseable... ¡y necesario! Nadie sabe exactamente cuándo pasó, pero él se convirtió en una parte hermosa de tu panorama cotidiano que se ve mucho más hermosa después de haber dormido ocho horitas.