"Siempre fui un privilegiado"
Antes del show de esta noche en el Luna Park, Vicentico cuenta cómo es convivir entre su exitoso presente solista y la historia inconclusa con los Cadillacs
"Bueno, Jefe, me voy", resuena una voz conocida. El Jefe es Vicentico, que interrumpe las fotos y se abraza con su ocasional "súbdito", Andrés Calamaro. El Salmón acaba de concluir un ensayo con la banda del ex Cadillacs, una de las perlas que contendrá el show de esta noche en el Luna Park. Está claro que a Vicentico las entrevistas lo ponen incómodo. Puede resoplar fastidio y contestar con monosílabos casi inaudibles u ofrecer una risa de ojos azules para responder cortesmente si la pregunta no le interesa.
En el estudio de Javier Calamaro en Colegiales, el hombre se acomoda en un mullido sillón y explica por qué le parece especial (y no tanto) el inminente concierto. "Es en Buenos Aires, donde vivo y tengo los afectos personales, que siempre influyen. Pero cuando hablo de que todos los shows tienen su magia te digo la verdad. Cada show tiene que tener un adorno; aunque las canciones sean las mismas, siempre el show es diferente. Obvio que el Luna tiene algo especial, donde habrá invitados y voy a tener más brasses, por ejemplo. Pero también es porque los invitados son de Capital y acá pueden venir todos (se ríe)."
-¿Planeás de manera especial un show así?
-Lo planeo desde la tranquilidad de cualquier lugar. A esta altura no me inquieta demasiado. Lo que pienso es qué tengo ganas de hacer y qué tienen ganas todos. Dentro de todo lo que me da placer, también pienso en la gente. Siento que es una celebración: hacer música, pasar un momento de emoción...
Vicentico mantiene siempre un aire despreocupado. Como cuando dice: "Me admiro más como compositor... Como intérprete sí, también, en los discos. Aunque supongo que si me escuchara todo el tiempo me empezaría a deprimir, porque te encontrás todos los defectos."
-¿Cuánto te llevó despojarte un poco de los Cadillacs?
-Todavía no lo hice y no creo que lo haga nunca. Lo difícil es despojarse de lo que uno tiene adentro, que es muy bueno y muy complicado también. Pero nunca voy a poder hacerlo. En ninguno de los sentidos. Ni en el bueno ni en el malo. Esto no quiere decir que no siga mi camino fuertemente y que sé que este camino está apoyado en todo eso que hicimos juntos.
-Ahora tenés más privilegios. Como elegir los músicos, las canciones que vos querés...
-¿Privilegios? Qué sé yo... siempre fui un privilegiado. De cantar las canciones de Flavio Cianciarullo, las de Sergio Rotman... y ahora soy un privilegiado total porque tengo trabajo y toco música, que es lo que más me gusta en la vida. Elegir los músicos... sí, claro, es un privilegio.
Vicentico adelanta que ya está trabajando para su tercer disco solista, pero que todavía no sabe qué línea seguirá: "Tengo que, por lo menos, escribir un montón de canciones, tocarlas, ver... Escribo bastante, pero tengo mucho tiempo. No es que esté escribiendo todos los días. Pero si quiero sacar un disco de acá a un año, sé que durante ese año quiero juntar 30 o 40 canciones y ver cómo se desarrollan".
-¿Hiciste la cuenta de lo que perdiste y ganaste con la elección de hacer una carrera solista?
-Es imposible. ¿Por qué habría de hacer esa cuenta? No, eso es una pérdida de tiempo. Ya voy a tener tiempo cuando esté muerto. Seguramente me voy a equivocar en algo: voy a sumar de más, restar de menos... Cada día de mi vida elegía estar con los Cadillacs. Los elegía como músicos y los sigo eligiendo a la hora de pensar en un proyecto.
Un muy buen actor
Vicentico dice que no tuvo ofrecimientos para volver a hacer cine, pero que, de tenerlos, no aceptaría así nomás. "Una cosa es la música y otra es algo que yo hago como un mínimo intento de algo, en un momento diferente. No quiere decir que no lo haga a conciencia. Pero el ofrecimiento tiene que ser demasiado puntual, que pueda entender qué puedo hacer y qué no puedo. En «Los guantes mágicos» me vi bien. Yo me veo como un muy buen actor, pero que solamente puedo hacer algunas cosas. Lamentablemente, el personaje de «Los guantes...» lo hice muy bien y habla muy mal de mí, porque el personaje es un bobo, un limado."
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