Si en el verano te llenate de suculentas , seguramente viste las consecuencias: muchas no toleran el calor. Así que es momento de ver cómo cuidar las que te quedaron y cuáles comprar para tener todos los rincones divinos en los meses de frío. A continuación, las que mejor resisten y una pequeña guía de especies en sus nombres oficiales.
Género Rhipsalis
Es originario de América del Sur. Está ampliamente distribuido en Brasil, aunque llega hasta América Central y el sur de América del Norte, parte de Florida y México. En la Argentina hay varias especies, desde el norte hasta Buenos Aires.
Es posible ver estos cactus en árboles añejos, sobre todo cerca de la ribera de ríos y arroyos. Suelen vivir en los árboles, sobre los residuos vegetales acumulados en los huecos y fisuras de los troncos, así como en las grietas de las piedras. Este género es el más grande de los cactus epífitos, ya que abarca más de 60 especies de porte colgante o arbustivo, con tallos cilíndricos o aplanados, peludos o glabros, con márgenes ondulados o lisos. Las flores, que nacen de las areolas marginales, son acampanadas, pequeñas, blancas, amarillentas o rosadas. Aunque carecen de valor ornamental, verlos florecidos es un espectáculo. El fruto solo llega a producirse en óptimas condiciones de cultivo. Se trata de bayas pequeñas, de color blanco, blanco cremoso o carmín, muy persistentes. Se propagan por división de mata, gajos o semillas.
Debemos situarlos a la sombra luminosa o al sol de la mañana temprano, ya que su hábitat, en bosques o selvas,es sombreado y fresco. El riego debe ser abundante en verano y más espaciado en invierno, pero su crecimiento es en otoño. No toleran las heladas.
¿Sabías qué?
Algunas suculentas almacenan agua en un bulbo parecido al de la cebolla. Durante algunas épocas del año necesitan menos riego, ya que tienen el agua guardada allí. Otras, en cambio, la almacenan en sus tallos engrosados y leñosos, llamados "caudex".
La mayor parte de estas suculentas pierde la hoja en una época del año en la cual no debemos regarlas en absoluto. La mayoría de las flores de los grandes cactus columnares, como los cardones, abren de noche para no perder agua durante los calurosos días. La recuperan con el rocío y sus polinizadores son insectos y animales de hábitos nocturnos. Del género Agave y sus numerosas especies y variedades se obtienen distintos elementos conocidos. El hilo sisal, por ejemplo, se obtiene del Agave sisalana, y el tequila y el mezcal, del Agave tequilana, ambos oriundos de México. La tuna es el fruto de un cactus llamado Opuntia ficus indica, pero varias especies más de este género tienen frutos comestibles.
Las suculentas que pueden tolerar heladas son, por ejemplo, los Sempervivum y Sedum, aunque no se puede generalizar. Por eso, es aconsejable cubrirlas con tela antihelada cuando hiela. Los cactus que provienen del norte y noroeste argentino o de Chile, así como los patagónicos, toleran heladas pero deben estar completamente secos, sin riego.
Cómo cuidarlos
Llegó el otoño. Las plantas que pasaron el duro verano estarán renaciendo, recuperándose o definitivamente recuperadas. Aunque a los cactus no los afectan tanto el verano y el calor, donde florecen sin parar, suelen sufrir el ataque de hongos o cochinillas. Por eso, hay que fumigar con productos sistémicos específicos y preventivos para la cochinilla (dimetoato), los hongos (carbendazim) y la oruga (cipermetrina), para que no se manchen ni se enfermen. El otoño no suele tener un clima drástico, salvo en las regiones donde siempre es así. Es una estación ideal para hacer tareas preventivas contra el frío intenso, como controlar los sustratos, que deben ser drenados en todos los casos, tanto para cactus como suculentas.
En el otoño se aplican por última vez productos químicos y fertilizantes. Estos últimos deben ser específicos para cactus y se usan también para suculentas no cactáceas. Otra tarea importante es recorrer el jardín y ver dónde están las plantas con la rotación del sol. En más de la mitad del país, el sol es muy fuerte en otoño. Es necesario verificar que las plantas estén protegidas de la lluvia en el caso de las que no la toleren con frío.
A las suculentas no cactáceas les encantan el otoño y el invierno, y resisten mucho más el frío que el calor, siempre que no haya heladas, situación en la que hay que protegerlas.
En los cactus debemos regar cada quince días para luego dejar de regar por completo; en las otras suculentas,seguiremos regando quincenalmente. Nada reemplaza nuestra mirada atenta: tenemos que recorrer el jardín y observarlo cada semana como mínimo; así, podremos prevenir en lugar de lamentar.
Suculentas espléndidas en otoño
En las suculentas no cactáceas, las épocas de crecimiento varían de género en género. Aunque es necesario considerar cada caso, algunas comienzan su época de esplendor en otoño.
- Los Kalanchoe están llenos de hojas nuevas, creciendo en altura y en general más lindos; inician su camino hacia un fin de invierno y comienzo de primavera florido y espléndido.
- Los Senecio no pasan un buen verano. Como florecen en el invierno tardío, en verano reposan, se aletargan. No debemos regarlos de más ni permitir que los ataquen las pestes. En el otoño, se ponen brillantes, con sus hojas turgentes y coloreadas por el clima fresco. Las flores aparecen a principios de la primavera o en el invierno. Aunque no muy grandes, son muy coloridas: rojas, naranjas o amarillas.
- Los Aeonium tienen forma de roseta y tallos largos y gruesos. No lo pasan bien en verano. En su hábitat, en las islas Canarias (España) y algunos lugares de África, sus rosetas se cierran para evitar perder humedad y deshidratarse. Para que esto no suceda cuando los tenemos en casa, debemos ubicarlos a la sombra y espaciar el riego. En otoño se ponen lindos, van tomando más color y parece que renacen. Este proceso durará hasta septiembre y octubre, cuando estarán en su plenitud.
- El grupo de las Apocynaceae se desarrollan más en el otoño, cuando los días se acortan, que es la manera en que las plantas saben que cambia la estación, sin importar la temperatura que haga. Es una familia muy grande, escindida de las Asclepiadaceae. Son suculentas de varios géneros, como las Stapelia, con flores muy vistosas pero de muy feo olor, aunque solo lo sentimos si nos acercamos a ellas. Vale la pena tener en casa algunas de sus diversas especies, que en otoño nos regalan sus raras flores con pelos y variados colores y rayas. La mayoría de estas plantas son de fácil cultivo, en general bajo un alero, en un lugar sin sol fuerte ni frío extremo.
Los nombres como "rosario", "dama de noche" o "asiento de suegra" se consideran nombres vulgares y varían en cada región, donde se usa un mismo nombre vulgar para diferentes plantas. Por eso, conviene acostumbrarse a los nombres científicos, en latín o griego, uniformes para todos los idiomas y países.
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