Recursos fáciles para aprovechar al máximo el espacio de tu ropero y tenerlo, además de ordenado, lindo
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Dividir y triunfar. Además de organizar por secciones, conviene dividir los estantes o cajones demasiado grandes para que la ropa no se explaye ni desmorone.
* Guardar cada juego de sábanas dentro de la funda de una de sus almohadas garantiza que las piezas no se mezclen.
* Las sábanas de puro algodón son las más suaves, pero exigen esfuerzo en el planchado. Con un porcentaje de poliéster de hasta 50%, siguen siendo suaves al tacto pero se arrugan menos.
* Para evitar que se deformen, lo más aconsejable es guardar la ropa de hilo y los suéters doblados.
* El estante superior suele ser de difícil acceso: con la división de madera, los suéters se sacan sin que se desarme toda la pila y crea lugar para carteras y bolsos.
Contené. Usar canastas bajas es lo más fácil y práctico para tener en un solo lugar las chucherías que suelen quedar repartidas proyectando una imagen de desorden.
* El uso de cajas y canastas sin tapa no tiene por qué restringirse a los estantes: es ideal para dividir por secciones el cajón de la ropa interior.
* Los frascos de perfume quedan divinos sobre la mesada del baño, es cierto, aunque la mejor forma de conservarlos es en un lugar oscuro, como el ropero o un cajón: la exposición a la luz (solar y artificial) puede dañar la fragancia.
* Para perfumar el placard, usá siempre productos específicos para textiles: algunos perfumes o fragancias tienen colorantes o aceites que manchan la ropa. Rocialo desde un mínimo de 30cm para que no se humedezca de más.
Diversificá las herramientas. Los ganchos en forma de ‘S’ o incluso los de carpeta permiten colgar más cosas en menos espacio.
* Los ganchos de ferretería son ideales para colgar shorts y jeans: ocupan menos lugar que las perchas con ganchos, y la ropa se cuelga y descuelga más rápido.
* Su uso en el placard no es excluyente: la idea es válida para colgar varias toallas en el barral del baño.
* Usando aros de carpeta, podés colgar todos los cinturones en una sola percha.
* Vale también para pañuelos, carteras y prendas chicas que no se arruguen.
Avanzá en varios frentes. Si el ropero es chico, atenti a los espacios que tenemos en desuso debajo de la cama, sobre un armario alto o detrás de una puerta. Exhibí. No hace falta meter absolutamente todo dentro del ropero. Bien presentados, nuestros petates pueden funcionar como objeto decorativo también cuando no los tenemos puestos
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* Poner los zapatos que guardamos debajo de la cama sobre una bandeja hace que sea mucho más fácil identificarlos y sacarlos.
* Si están fuera de temporada, ponelos en una caja para protegerlos del polvo y evitar el mal olor. Si son cerrados, lo mejor es rellenar la parte de los dedos con papel para que no pierdan su forma.
* Si faltan cajones, un jarrón o florero transparente es un contenedor ideal para pañuelos que alegra la vista general.
* El recipiente puede ser también una jarra de vidrio, un frasco grande con tapa (nuevo o de colección), una lata de galletitas antigua, un botellón o todas las anteriores: va en gustos.
Reagrupar. Los accesorios se pueden lucir de forma cómoda y con gracia. Adiós a esa caja donde todo se engancha entre sí, por favor. Reinventar. Con un poco de ingenio, podemos darles una vuelta a elementos que ya tenemos en casa y usarlos para otro fin: como este portarrollo convertido en exhibidor de pulseras
* Si querés hacer un exhibidor de aros parecidos, basta elegir un marco de fotos y clavarle (o pegarle) un alambre tejido o un género fuerte al reverso. Y voilà.
* No desaprovechemos la puerta del ropero: se puede atornillar un toallero para colgar pañuelos y corbatas o usar ganchos adhesivos (se consiguen en cualquier ferretería) para collares o cinturones.
* El portarrollo se puede reemplazar por una –o varias– botellas de vidrio (de las típicas o bien una versión vintage). Un armado con dos o tres de diferentes tamaños queda siempre simpático.
* El recurso vale también para exhibir relojes o gomitas de pelo.