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 • HISTORICO

Tattoo love: historias que se llevan en la piel

Convocamos a nuestras lectoras para que nos contaran sus historias de amor (y desamor). De esas que quedan grabadas.




La luna y el sol

Paola y Gonzalo * 32 y 42 años
“Nos conocimos por Badoo. Ninguno de los dos tenía muchas expectativas de armar pareja en el momento: yo estaba por hacerme un bypass gástrico y estaba enfocada en eso y él venía de una mala experiencia en esa red. Igual decidimos conocernos, y nos encontramos en Cabildo y Juramento el 2 de julio del año pasado. Ese día nos tomamos el tren a Tigre y nos pasamos la tarde paseando. Y ya no nos separamos. El 10 de julio yo me hice la cirugía y él estuvo ahí conmigo, y después me acompañó a cada uno de los controles. No me deja sola. La idea del tattoo fue mía, yo se lo propuse. Es que con él sentí algo distinto, sentí paz, como si lo conociera de antes… Elegimos el diseño por internet, un Sol y una Luna, nos decidimos enseguida. Nos lo hicimos en el antebrazo a la misma altura para que el tatuaje tenga ese sentido de pareja cuando vamos caminando tomados de la mano.”

“Esta diosa me enseñó un modelo de mujer”

Macarena Reyes * 31 años
“Entre la abogacía y el diseño de indumentaria, hace un par de años decidí anotarme en un profesorado de yoga. Estaba justo en un proceso de separación de una relación larga y un poco tóxica y replanteándome mucho los roles hombre/mujer en la pareja. Al final del instructorado, te ofrecen la posibilidad de tomar un nombre espiritual, un poco con la idea de despersonificarte de tu cuerpo. El suami (maestro) me asignó la divinidad Sita, que para el hinduismo representa el ideal de mujer de pareja. Al principio me hizo ruido, porque yo estaba sola y atravesando mi duelo, pero lo que no sabía en ese momento era que entre los alumnos del instructorado estaba Federico, mi actual pareja. Sita llegó para sensibilizarme, para develarme los buenos atributos de una mujer que sabe acompañar; me trajo la paz de ese costado femenino comprensivo. Mi tatuaje representa a Rama y a Sita, la pareja cósmica que se vuelve a elegir a través de sus sucesivas reencarnaciones”.

“El amor empieza en la mujer del espejo”

Georigina Mancini * 33 años
Mi tattoo es chiquito, pero tiene un significado muy profundo. Hace tiempo, cuando me separé de quien fue mi marido durante nueve años, entré en una crisis total con la vida y me peleé también con la idea del amor. Entonces reapareció mi primer novio, aquel primer amor de la juventud... Pero a mí me llevó un tiempo abrirme. Cuando finalmente me aflojé y decidí volver a apostar, me hice este tatuaje. Quería plasmar mi nueva mirada sobre el amor, una mirada más real, nada de príncipes azules o finales siempre felices (de hecho, esa historia tampoco prosperó). Quería recordarme que el amor empieza en una misma, que primero una tiene que amarse a sí misma para poder amar a otro. Este tatuaje me lo hice por mí. Y elegí ubicarlo en un lugar que pudiera ver todos los días cuando me miro al espejo. Así no me olvido”.

“No me di cuenta de que her también quería decir ‘de ella’”

Camila Arturi * 28 años
“Estoy en pareja con Hernán desde hace seis años y vivimos juntos desde hace cuatro. El año pasado arreglé para ir con mamá a hacernos un tatuaje que tuviéramos las dos y entonces pensé en hacerme uno de Her. ¿Por qué? Porque siento todo el tiempo que él es el hombre indicado; tenemos una conexión súper especial, somos muy amigos, es todo muy mágico lo que pasa entre nosotros. Primero pensé en tatuarme el anular izquierdo, por eso de la arteria que llega hasta el corazón, pero la tatuadora me dijo que se iba a borronear la tinta y me propuso la muñeca izquierda. Pensé en sus iniciales, pero al final elegí Her, su diminutivo. A él, que no es muy fan de los tatuajes, le encantó. A veces, en broma, le digo que si lo nuestro se termina, voy a completar el HER con la palabra MANOS, para formar HERMANOS: tengo dos hermanos a los que amo. ¿Acaso no es otra forma de amor?”.

“Él me atravesó como un rayo”

Carolina Cuniglio * 35 años.
“Empecé temprano en el amor, con el padre de mi hija, cuando tenía 19 años. Después tuve otras parejas, pero cuando tenía 30, y creía que me las sabía todas, conocí en el trabajo a un hombre que me pegó durísimo: yo era maestra jardinera en un jardín de infantes y él entró a trabajar como profesor de música. La relación duró tres años, con muchas idas y vueltas, sobre todo por dudas de él: yo siempre esperaba a que él volviera con sus problemas resueltos. La verdad es que fue todo muy intenso entre nosotros. En una de las interrupciones, hasta tuve que dejar el trabajo en el jardín porque era muy fuerte verlo todos los días. Y entonces pasaba que me lo cruzaba en la bicisenda, y todo volvía a empezar... Cuando ya no éramos pareja y él finalmente se estabilizó, me llamó para invitarme a conocer su casa. Y fui. Y nos pasamos charlando desde las 8 de la noche hasta las 8 de la mañana. Y cuando crucé la puerta para irme, le dije: ‘Por favor, no me llames nunca más’. Y él cumplió. Este tatuaje me lo hice en una de nuestras separaciones a propósito de ese texto de Cortázar que dice: ‘Como si se pudiera elegir en el amor, como si no fuera un rayo que te parte los huesos y te deja estaqueado en la mitad del patio’”.

Borrón y piel nueva

Hacerse un tatuaje siempre fue percibido como una decisión de por vida. Si no estabas conforme o, por algún motivo, ya no querías mostrar un dibujo, nombre o frase sobre la piel, tenías que "taparlo" de alguna manera: con la ropa o con maquillaje, pero el tatuaje no se podía borrar. Sin embargo, ahora existen técnicas muy efectivas para su remoción. Desde el punto de vista médico, hay dos soluciones con alta eficacia: los tratamientos láser y los quirúrgicos. La Dra. Soledad E. Rosenfeld, directora de Cirugía Plástica Olivos, explica cuáles son las opciones disponibles, y detalla sus contras y ventajas:
  • La técnica con láser se practica en consultorio durante aproximadamente 20 minutos por visita y, en general, para remover la totalidad del tatuaje se necesitan entre 8 y 12 sesiones, dependiendo del tamaño y pigmentación del dibujo. Se realiza mensualmente y el tatuaje se va borrando de manera paulatina. Hay que tener en cuenta que el color negro es el más fácil de quitar y cuantos más colores tiene la imagen, más difícil es eliminarla. Luego de cada sesión, la zona debe cubrirse con cremas cicatrizantes y papel film.
  • Con la técnica quirúrgica, los tatuajes se pueden quitar de forma similar a la remoción de un lunar. En este caso, se utiliza anestesia local y el procedimiento es ambulatorio e indoloro. En general, queda una cicatriz que intenta disimularse en pliegues, arrugas o zonas poco visibles del cuerpo. La ventaja de este método es que la remoción es completa e inmediata y resulta más económico. En este caso, los cuidados post operatorios incluyen aplicar alcohol 2 veces por día y tomar antibióticos y analgésicos, mientras que los puntos comúnmente se reabsorben solos.
  • Si el tatuaje es grande, puede precisarse un injerto, que consiste en extraer un pedacito de piel de otro sector del cuerpo y colocarlo en la zona del tatuaje como un “parche”. Otra alternativa es tomar la piel de un colgajo y llevarla hacia el sector del dibujo. Sin embargo, si se trata de un tatuaje de un tamaño muy importante y con muchos colores, médicamente no es recomendable la remoción y se intenta, en cambio, que el paciente se “amigue” con su tatuaje, ya que para quitarlo se requeriría un tratamiento muy costoso y prolongado con resultados desalentadores.
Maquilló Matías Callegari y peinó Melody Grimolizzi para Sebastián Correa con productos Givenchy. Agradecemos a Georgina Mancini, Las Pepas y Divina Bolivia por su colaboración en esta nota.
¿Te tatuaste alguna vez por amor? Contanos tu experiencia. Además te mostramos De tatuajes y graffitis

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