Tiempo de vacaciones compartidas
Aunque no lo parezca, en sólo cuatro días habrá terminado este difícil año. Sin embargo, tal vez usted sea uno de los afortunados que dentro de pocas horas estará sintiendo cómo el mar besa sus pies o, por qué no, disfrutará del aire en su rostro mientras cabalga por las sierras.
En cualquiera de los dos casos, ¿ pensó qué hará con su perro? Si queda con un amigo o familiar, no olvide dejarle el teléfono del veterinario que atiende al baticola, el nombre del alimento balanceado que consume y el número de veces al día que se alimenta. Además, dele los enseres del pichichus para que extrañe lo menos posible.
Otra posibilidad es que lo deje en una de las tantas guarderías que hay en el país. De ser así no olvide, antes de contratarla, hacer una visita sorpresiva, sin anunciarse. De esta manera podrá comprobar usted mismo la higiene del lugar, las condiciones en las que los perros son cuidados, si los recipientes en los que beberá están limpios y sin verdín.
Elija el que mejores condiciones ambientales le ofrezca.
También puede ocurrir que lleve a su pichichus con usted. ¡Qué alegría sentirá la noble bestia al correr a su lado esté donde esté! Si éste es el caso, no olvide llevar la mantita en la que duerme, los recipientes en los que come y bebe, el alimento que consume y el certificado de vacunación antirrábica.
Cuando llegue al lugar de descanso, averigüe cuál es el veterinario más cercano, Una vez establecido, es aconsejable adosarle en el collar una tela adhesiva en la que se anote el nombre del animal, la dirección y el teléfono, si lo hay. Así, en caso de extravío, quien lo encuentre sabrá dónde devolverlo.
Ahora bien, también puede ocurrir que este año no pueda tomarse las necesarias vacaciones y deba quedarse en la calurosa Buenos Aires. Igualmente podrá descansar en su casa, ya que bien merecido lo tiene. De ser así se le presenta una ocasión única, no sólo de estar todo el día con sus chicos. También contará con la oportunidad de vivir la inigualable experiencia de salir a caminar con su perro y disfrutar con él de juegos que hacía mucho tiempo había dejado de lado. Porque, en definitiva, como dijo Sigmund Freud, el perro nos da la posibilidad de regresar -aunque sólo sea por un rato- a nuestra infancia. ¡Feliz Año Nuevo para todos!
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