Titania y la era de los wokes
Si solo tenés sexo con gente que te parece atractiva, tendrías que preguntarte por qué sos tan prejuicioso y superficial. El concepto de libertad de expresión tiene su origen en la Antigua Grecia, alrededor de cinco siglos antes de Cristo, ¿y me van a decir que no está pasado de moda? Para combatir el fascismo en el mundo actual es necesario implantar la censura más estricta. San Valentín fue un violador.
Si estas afirmaciones provocan una risa nerviosa –yo, lo confieso de entrada, tuve esa reacción la primera vez que las leí– es porque no podemos estar seguros, en marzo de 2019, de si son parodias o ideas propuestas en serio por los cultores de la corrección política. En esto consiste el encanto de @TitaniaMcGrath, la tuitstar que descubrí hace unos meses, y que es furor en la subcultura, cada vez más presente, de quienes se resisten a la corrección política. Es, sí, una parodia, pero el hecho de que muchos, todavía hoy, reaccionen con espanto o indignación frente a sus posteos dice mucho sobre el clima de época. Porque las cosas que plantea, en rigor, no están tan alejadas de las que pueden encontrarse en respetables tesis universitarias, libros o debates online. Titania me hizo reír desde el principio, aunque yo también, como ya confesé, tuve mi instante de duda: ¿era broma o era en serio? ¿Y qué dice acerca de nuestra cultura el hecho de que estemos obligados a dudar?
Quizá por ese morbo que genera la duda, Titania produce adicción. Escribe con tono de maestra Siruela, baja línea y se ofende, se ofende mucho, como todo tuitero, casi todos los días. En su bio se lee: "Activista, sanadora. Poeta radical interseccionalista. Valiente y sin ego. Compren mi libro". "Si Dios existe es una misógina descontrolada", dice uno de sus últimos mensajes en Twitter, desde donde llama a boicotear todos los productos hechos por varones blancos sin distinción.
Desde su nombre –inspirado en la reina de las hadas de Sueño de una noche de verano–, Titania es una caricatura. Pero a veces lo que dice suena casi tan real como la voz de cualquier otra persona woke, palabra que no tiene traducción exacta y que en inglés significa "estar alerta ante las injusticias sociales, especialmente el racismo". Es también el título del libro que publicó esta semana en Inglaterra, con la firma y la foto de McGrath, que incluso fue entrevistada por medios tradicionales, como el Spectator, el Times y el Telegram, que se prestaron al juego: Titania solo concedió notas por mail aludiendo "razones de seguridad". Disponible en Amazon, Woke, a Guide to Social Justice ya había entrado en el top cien de los más vendidos antes de su lanzamiento.
Titania pone el foco en el narcisismo y la arrogancia de una cultura que se jacta de derribar mandatos solo para imponer los propios, blandiendo capturas de pantalla de los comentarios en redes de quienes osan transgredirlos. "Es por ahí", repiten como muletilla los iluminados. Y nos hace reír en un momento en el que el humor parece menos preocupado por hacer reír que por no ofender a los que la tienen clara. No podemos descartar que lo compren wokes desprevenidos y lo denueste la derecha más reaccionaria, como sucede en las redes, donde genera aprobación, acalorados debates y pedidos de suspensión de su cuenta (cada vez que eso ocurre, los seguidores de Titania aumentan) por parte de usuarios que la leen con literalidad.
La historia, de todas formas, puede tener una vuelta inesperada: esta semana se supo que detrás de la parodia hay un hombre cis blanco y heterosexual: Andrew Doyle, un profesor y poeta graduado del Wadham College de Oxford. A Titania, ahora, no le quedará más remedio que boicotear su propio libro.