Peleas, desencuentros y celos en el seno de una de las industrias con mayor potencial del país. Por Alejandro Maglione
Meta exposiciones
¿Es razonable que en menos de un mes haya habido alrededor de media docena de exposiciones de vino? Y esto sin contar las que hubieron y las que vendrán, y refiriéndonos solo a Buenos Aires y por la vuelta. Dejemos aparte las que se realizan en las provincias productoras de vitis vinífera.
Tema nacional
El asunto tiene una raíz más bien nacional, que pasa por una dificultad para ejercer la asociatividad. Una dificultad para juntarnos para hacer juntos alguna cosa que sea de interés común para varios. Conste que no me estoy refiriendo a la industria vitícola solamente. Soy hombre que ha fundado, participado, presidido casi todo tipo de organizaciones en la vida, así que tómeselo como de quien viene.
El vino
Esta industria ha sido un ejemplo histórico de la dificultad para aunar esfuerzos. Recuerdo una gestión informal que me pidiera una vez
allá por mediados de los años ’80. Jorge había detectado, como funcionario del gobierno del
, que año tras año se licuaban millones de dólares que recolectaba el
Instituto Nacional de Vitivinicultura
(INV para los amigos) que se debían destinar a la promoción del vino, especialmente en el exterior, y que esto sucedía porque no se lograba un consenso de las bodegas sobre las acciones a emprender en conjunto.
Rápidamente le pedí socorro a un grande del vino de todas a las épocas, Ricardo Santos, que a la sazón era propietario y timonel de la Bodega Norton. Rápidamente recogió el guante, reconociendo que los bodegueros de entonces tenían gran facilidad para los encuentros informales, sociales diría, de los que resultaban momentos amenos, hasta fraternales, diría, pero que no se traducían en esfuerzos conjuntos, fuera de disfrutar un asado, regados por los mejores vinos de sus respectivas bodegas. Porque tampoco los buscaban. Era reunirse como se suele hacer en el campo: se hablaba de las heladas, si había caído piedra, la lluvia, y otros temas que los hermanaban pero que no requerían de ningún consenso. Los temas eran ajenos a su voluntad, por lo que no requería de otra cosa que la observación, la condolencia o compartir la alegría.
Intento fallido
Don Santos, hombre querido y respetado desde siempre, reunió el grupo de los grandes nombres de bodegas, y partieron al Ministerio de Economía de la Nación. Un primer llamado de Campbell fue para agradecerme porque todo hubiera salido magníficamente, que hubiera reinado la armonía y la disposición por trabajar juntos en la aplicación de los fondos, que en definitiva eran de la industria, en acciones concretas.
Horas después, fíjese que digo horas, no días, me vuelve a llamar el funcionario de entonces y me dice: "no entiendo nada, casi todos me han ido llamando para señalarme las bodegas y bodegueros con los que ellos no estaban dispuestos a hacer nada en conjunto…". Sin acuerdo básico, el dinero siguió drenando año tras año al insaciable rubro "Rentas Generales" donde se licuaban sin solución de continuidad.
Este mes
Le contaba que ha sido un mes de convocatorias varias. Fíjese que en poco más de una semana hubo un esfuerzo que se llama "Vinos y Bodegas", organizado por Bodegas de Argentina. Mientras esto sucedía, las bodegas propiedad de empresarios franceses con desarrollo en la Argentina, a la misma hora, del mismo día, en el marco de los salones de la fabulosa Embajada de Francia, hacían otra muestra magníficamente organizada.
Días después, la prensa especializada es convocada por Wines of Argentina, otra organización que nuclea, más o menos las mismas bodegas que la primera institución, aunque, quizás, más exclusiva o integrada por bodegas de un tamaño más uniforme, por decir algo. Y nos hacen un estimulante anuncio del empeño por pilotear el Día Mundial del Malbec, en el que se habrán de invertir millones de dólares para quede reconocido el 17 de abril como fecha recordatoria mundialmente de cuando, a instancias de Domingo Faustino Sarmiento, se trae en 1853 al experto Michel Pouget, y se presenta ese día en la Legislatura de Mendoza el proyecto de creación de la Quinta Agronómica de Mendoza.
Un poco acosado por tan gratas actividades, me llama un colega y me pregunta si iba a Tandil a
la exposición de vinos y bodegas
que organizaban 48 horas después en aquella entrañable localidad. Le dije que no podía porque el 23 tengo que exponer en la
que se hace en San Cayetano, en el sur de la provincia de Buenos Aires…Poco después me enteré que los organizadores tandilenses aclaraban en las invitaciones para periodistas que las suyas no incluían las copas de degustación como sí la tenían las pagas…Suerte que no fui.
Esta semana
Sin que haya terminado el mes, esta semana pasaron la exposición que se organizó en el Círcolo Italiano , y la otra de Puerto Madero. Todo en la movediza ciudad de Buenos Aires. Así como le cuento. Y claro que la cosa no termina, porque antes de fin de año, las bodegas correrán de un lado a otro con cajas de vino, stands, promotoras sonrientes que con dificultad diferencian al vino tinto del blanco, seguidos por periodistas diligentes, unos interesados por cumplir con sus anunciantes, otros por informar a sus lectores, pocos con ambas intenciones.
Interior
Todo esto que le cuento no incluye, se imagina, lo que pasa en las capitales de provincias productoras de vino. Mendoza, San Juan, Salta, todas hacen de las suyas, todo el tiempo. A veces transcienden estas actividades, a veces no, porque ya se sabe que la comunicación tampoco es un fuerte de las bodegas.
El problema y la propuesta
Toda esta dispersión de esfuerzos que le he ido contando muy, pero muy sucintamente, trae aparejado que el promedio de las actividades no tienen la asistencia y difusión que se merecerían, en algunos casos, y en otros hasta tienen más de la que se merecen. Muchas tienen un nivel que deja mucho que desear, porque la industria no tiene recursos ilimitados para apoyar a cada revista o periodista que se le ocurre organizar la actividad propia.
La propuesta es que consideremos llegada la hora de organizar una suerte de Exposición Latinoamericana de Vinos, y si quiere, de Espirituosas, agréguelo. Constituir a nuestro país, y si quiere a la ciudad de Buenos Aires que es de todos los argentinos, para no despertar celos entre sí de otras ciudades del interior, en el convocante de la mayor exposición que se realice en el continente.
Que vengan todos
Los mejicanos con sus vinos de Baja California, los peruanos a contarnos de sus esfuerzos en pro del desarrollo de buenos vinos; que vengan los brasileros y le hagan saber a la mayor cantidad de gente posible lo que vienen haciendo desde hace tantos años con éxito variopinto; que vengan los chilenos y revaliden la bien ganada fama que tienen; abramos las puertas a que los uruguayos nos cuenten como viene la cosa en materia de vinos desde la otra orilla del Plata; se habla que en Bolivia hay algunos vinos bastante interesantes, ¡que vengan y se los hagan probar a todo el mundo!
Hagamos que así como todo el mundo vinculado al vino concurre a la Vinexpo de Bordeaux a enterarse de que anda pasando con el vino por aquellos lares, que venga ese mismo mundo a la Argentina y se entere que pasa con los vinos de altura, con los vinos de alta gama, con los vinos que se le dé la gana a cada país mostrar. Aprovechemos para hacer concursos de sommeliers sub 30 o sobre 60. Que se presenten las escuelas para enólogos o sommeliers de todos lados. Que vengan con sus stands las numerosas publicaciones especializadas de todo el continente. Que vengan los mejores enólogos del mundo y transmitan sus inagotables conocimientos. Una fiesta continental.
Todos juntos
Que se junte la industria toda, que se junten los gobiernos nacional y provinciales con intereses en el vino, que el gobierno de la ciudad lidere para que Buenos Aires vuelva a ser la capital de la gastronomía latinoamericana en esos días y quizás de allí en adelante. Dejemos de hacer "la propia", y si alguien quiere, que haga la propia, pero que sea además parte de todo esto. Nuestro país se merece este esfuerzo. Nuestros vinos se merecen esta vidriera. Y sospecho que es más una cuestión de tener ganas que dinero…¿Será así?
Miscelánea enológica
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