Pese a que le iba bien en su profesión, en 2013 Mariana entró en una crisis existencial que la llenó de insatisfacción e infelicidad, Una amiga y un programa de radio le cambiaron la perspectiva a futuro.
A los 30 años Mariana Ballardini (45) terminó una importante relación amorosa que, entre otras cosas, puso sobre el tapete lo poco que ella había hecho para sí misma. “Hacé cosas por vos, que con vos vas a estar toda la vida”, le dijo una amiga. Esas palabras le quedaron resonando durante unos días. Habían calado hondo. Y si bien ya trabajaba en Seguros, decidió que era el momento para estudiar la Licenciatura en Seguros, una carrera universitaria de cinco años.
“Básicamente, me decidí a estudiar esa carrera por pragmatismo y corazón roto. Cuando estaba en la facultad me hice de varios amigos con quienes me divertía muchísimo en las clases, llorábamos de risa en el fondo del aula. A esta carrera, a esta profesión y trabajo le debo quien soy hoy como persona. Me dio muchas satisfacciones y le estoy sumamente agradecida”, dice Mariana, a la distancia.
Insatisfacción, infelicidad y ataque de pánico
Sin embargo, esa profesión a la cual le agradece y que le permitió durante muchos años poder tener ingresos para mantener una buena calidad de vida, con el correr de los años la fue colocando en un lugar de insatisfacción e infelicidad.
“No llegó a ser depresión, sí tuve un ataque de pánico en unas vacaciones en una isla paradisíaca en Brasil. Ahí me di cuenta que había algo que andaba muy mal y cuando volví empecé a analizarme con terapia, estaba muy bien en muchos aspectos, pero sentía un vacío existencial tremendo que no me dejaba respirar.
Sabía que había gente que había encontrado eso que les hacía sentir que la sangre le corría por las venas, me daba cuenta que había algo más y yo no lo había encontrado”. Hasta ese momento Mariana no había logrado identificar a qué había venido a esta vida, como ella misma dice. En definitiva, no tenía claro cuál era su propósito o su misión.
Si bien la mirada de los otros por aquellos tiempos podía pensar que Mariana era feliz ya que era profesional, tenía un buen trabajo, hacía lo que quería y viajaba varias veces al año, su corazón no opinaba lo mismo. Más bien, todo lo contrario. “En 2014 me empecé a sentir cada vez más angustiada, sentía un hueco en el pecho, me sentía que me faltaba algo y no sabía qué era, estaba triste todo el día”.
Escuchar a Andy, el primer paso para encontrar su para qué
Por aquellos días una amiga le recomendó que escuchara Perros de la calle, el programa de radio de Andy Kusnetzoff ya que, le dijo, uno de los integrantes de su equipo hacía personajes que la iban a hacer reír. Al día siguiente Mariana puso la Metro y en ese momento Andy decía algo así como que para ser felices tenemos que hacer lo que amamos, eso que vinimos a hacer a esta vida.
“Y yo me daba cuenta que todos los integrantes del programa lo estaban haciendo, se notaba que hacían lo que amaban. Y yo pensé: ´si ellos lo encontraron yo también lo puedo hallar´, pero no tenía la más mínima idea de qué era eso que amaba. Entonces, empecé a hacer cursos de todo lo que se me cruzaba”.
Emprendedurismo, inversiones en la bolsa, reiki, feng shui, tecnologías disruptivas, couch y decoración de interiores fueron algunos de los intentos que realizó para ver si aparecía ese propósito que creía que la estaba esperando. Sin embargo, pasaban el tiempo y los cursos y no encontraba eso que le hiciera mariposas en la panza. Nada de nada.
Hola Stand Up
Más allá de que la tristeza seguía dominando los días de Mariana nunca dejó de escuchar el programa de Andy que le robaba varias sonrisas en medio de ese desalentador panorama. Y una mañana el conductor entrevistó a Fernando Sanjiao, actor y comediante argentino muy conocido en el mundo del Stand Up, y fue en ese momento en que se acordó que en el año 2000 una amiga la había llevado a un taller de Improvisación y que cada vez que actuaba hacía reír a la gente. “Siempre había sido la peor alumna en el colegio y la peor en los deportes, la última en llegar en las maratones del colegio y en ese taller yo hacía cosas y la profesora se ría muchísimo, sentía que era con una de las que más se reía y eso me hacía sentir que tenía algo especial, que era un poco buena haciéndolo y nunca antes me había sentido un poco buena en nada en mi vida. No sé si era un don, pero tenía cierta facilidad que no tenía en ninguna otra actividad y la risa me hacía sentir algo muy hermoso en el corazón, me expandía el alma”, comenta.
Ese recuerdo la motivó en 2015 a empezar a estudiar Stand Up precisamente con Sanjiao y también se formó con Alejandro Angelini, que le enseñó la precisión de la técnica y con Emilio Tamer, que la guió para hacer un monólogo sobre el machismo dentro de su familia. Además, hizo seminarios en Brasil y en los Estados Unidos.
La primera vez de Mariana arriba de un escenario fue haciendo un show en el Velma Café, un teatro en Palerno, ante más de 150 personas en el que durante unos seis minutos habló sobre su familia. A partir de ese momento, cuenta, fue creciendo año tras año tratando de mejorar en la actuación, en la escritura de textos y en la confección de personajes.
Tras realizar unos shows en portugués en Río de Janeiro en 2018, al año siguiente viajó a Nueva York de vacaciones y aprovechó para brindar un show en un Club de Comedia llamado Greenwich Village Comedy.
“Fue maravilloso, estaba feliz porque escribí seis minutos de material en 15 días durante mis vacaciones. El público estaba muerto antes de que subiera al escenario, había sido una mala noche. El profesor me había dicho si quería o no subir y yo le dije que sí. Entonces, con un sombrerito miré al público, sonreí y dije: ´No soy una chica del Derby de Kentucky´ (mientras realizaba un saludo como burlando a una chica del Derby de Kentucky). Soy Mariana de Argentina y vine a hablar de los hombres´. Me fue muy bien en la presentación, mis compañeros no lo podían creer cómo les levanté al público, me felicitaron y cuando terminó el show varias personas me agradecieron porque, además, toqué temas de empoderamiento femenino”, recuerda, con una sonrisa.
Sincronicidad: el encuentro con Andy en Nueva York
Como si no hubiera sido suficiente con la satisfacción que había vivido esa noche ante la ovación del público, Mariana se enteró por Instagram que Andy estaba en Nueva York ya que había ido con todo su equipo a recibir un premio. “Se me inundó de magia el alma, sentí que era una sincronicidad, yo estaba ahí dando un show gracias a Andy y ellos estaban ahí. Entonces, les escribí y les conté y un productor me dijo que fuera a saludarlos. Y ahí tuve la oportunidad de agradecerle personalmente”.
Ante la incredulidad de Mariana, Andy le estaba proponiendo realizarle una entrevista en su programa de radio que se llevó a cabo al día siguiente desde Nueva York.
“Al día siguiente yo estaba que volaba. Además, mucha gente me escuchó y recibí muchísimos llamados. Y me empezó a seguir mucha gente nueva en Instagram y muchos me agradecieron y me dijeron que los había inspirado con lo que conté.
Para mí, fue muy mágico poder agradecerle porque no sé si ellos tienen noción del bien que pueden hacerle a la comunidad. Escuchar este tipo de mensajes hace que uno no tenga alternativa, que si o si tiene que salir a buscar la felicidad”.
“Mi propósito es hacer reír y pensar”
El último show de Mariana fue en marzo de 2020, una semana antes de que arrancara el período de aislamiento en la Argentina a raíz de la pandemia. Actualmente se encuentra entrenando, con proyectos y estudiando cosas nuevas para volver al escenario.
“Encontrar mi vocación, mi propósito fue un antes y un después en mi vida. Ahora soy muy feliz, sé lo que tengo que hacer, sé lo que me llena el alma, sé que lo que tengo que hacer es compartir mi herramienta que es convertir las desdichas de mi vida en risas. Descubrir el arte me llenó la vida de colores”.
A la hora de referirse a sus sueños, Mariana anhela poder revindicar el rol de la mujer a través del arte. De hecho, actualmente está estudiando payaso terapéutico porque está convencida que el arte sana el alma e iguala. “Yo siempre pienso que si hubiera tenido arte de chica hubiera sido mucho más feliz, entonces quiero hacer feliz a la gente. Mi propósito es hacer reír y pensar, me gusta que se queden con algo después del show, no solo con la risa, con un mensaje, con una reflexión. Creo que si todos compartimos nuestras herramientas, podemos hacer un mundo mejor”.
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