Un ejercicio para meditar con los niños
¡Namasté, niños! Con este saludo inicial comienza el libro Yoga para niños, asanas de animales felices, de Leila Kadri Oostendorp (Ed Koan). Significa "lo sagrado que hay en mí saluda a lo sagrado que hay en ti.", y así da la bienvenida a los chicos y propone ejercicios con formas de animales, del árbol y del arco iris, para acercarlos al mundo de yoga.
El primer ejercicio que propone es Vrikshasana, el árbol de la meditación.
"Imagina que eres un árbol fuerte y robusto. Deja que te crezcan raíces en los pies y penetren muy hondo en la tierra. Por otro lado, tus fuertes ramas se extienden buscando el sol y están llenas de hojas. ¡Estás firmemente arraigado en el suelo y nadie puede moverte!"
Beneficios:
- Fortalece los músculos de la espalda, las piernas y los pies.
- Corrige la postura.
- Favorece el equilibrio, la concentración y la confianza.
- Al potenciar la estabilidad y la uniformidad, ayuda a desarrollar la sensación de seguridad y armonía.
Así es como se hace
- De pie, ponte bien derecho y deja que los brazos cuelguen relajadamente a ambos lados del cuerpo. Asegúrate de que el peso del cuerpo se reparta sobre los dos pies por igual. Separa las piernas de forma que queden en línea con los hombros. Presta atención a los músculos del abdomen y de la espalda. Toma aire profundamente por la nariz y luego suéltalo lentamente también por la nariz. ¡Ahora estás haciendo la POSTURA DE LA MONTAÑA (TADASANA)!
- Lleva el peso del cuerpo a la pierna izquierda y relaja la derecha. Levanta la rodilla derecha y apoya la planta del pie en la pierna izquierda. Según donde apoyes el pie (en el muslo, la pantorrilla o el tobillo, pues es mejor no apoyarlo directamente en la rodilla) serás un árbol grande, mediano o pequeño.
- Cuando consigas mantenerte firme y estable sobre la pierna izquierda, levanta tus ramas y tus hojas (los brazos) hacia el cielo y junta las palmas de las manos sobre la cabeza. Sigue respirando lenta y suavemente por la nariz y... ¡disfruta de los rayos de sol!
- Mantén esta postura todo el rato que puedas y te apetezca. Después realiza los mismos pasos con la pierna derecha.
- Para terminar, vuelve a la POSTURA DE LA MONTAÑA y céntrate en la cálida y agradable sensación que te recorre las piernas.
Consejo
Fija la mirada en algún punto que esté justo frente a ti. Esto te ayudará a mantener el equilibrio.