Una casa y jardín de Los Ángeles, que como inspiración trajo la dueña. Clima seco californiano, con plantación de gramíneas en granza, huerta, un sector de comer bajo los olivos, árboles nativos, una gran área de césped y cercos bajitos de buxus como puntapié inicial. La paisajista Valeria Hermida propuso unir esa estética de costa oeste nativa con la elegancia de un jardín francés y rural que tuviera –además de caminos de granza y mucho verde– la fuerza de la geometría y cantidad de árboles, para estar a la altura de la casa. Todo eso en la geografía y el clima de las afueras de Buenos Aires.
A partir de ahí y tomando la bella proporción áurea de los cuadrados de la planta del plano de arquitectura de Ricardo Pereyra Iraola, se propuso jugar a repetirla en el jardín, en planta, y a hacer lo clásico: rectificar un terreno que tiene "chanfles" en ambos lados y, a la vez, separarlo del golf y de los vecinos con un amortiguador verde de árboles, cercos y plantación suelta puntual. Todo lo formal y elegante se vería desde los ventanales de la casa, suavizándose más allá.
El pasto hace un gran vacío y se mete en un "bosque" silvestre y asalvajado, ocupado por los árboles retorcidos, luz de sol filtrada, gramíneas y herbáceas que decaen en invierno. Es el área del derrededor, transitable y con lugares para estar sin exigencias. Es lo opuesto a los rígidos cercos –de Buxus sempervirens y Olea texana podados a diferentes alturas– y al césped liso. Ese montecito suelto fue plantado en un mulch mineral texturado, de color tierra, de canto rodado de dos granulometrías: una para caminar y la más gruesa, donde está la plantación de árboles y gramíneas.
Los caminos de granza unen la casa con el parque y "dibujan" los planos verdes.
Se diseñó un segundo lugar para comer, bajo los olivos, como opción fuera de la casa, y un fogón con reja para cocinar.
Como un estanque
La pileta se cambió de lugar, en eje con el living, y se inserta en el bosque y lo refleja en su agua oscura. Hoy se puede descansar en el solárium, abrazados por olivos y pastos, y mirar la construcción desde su mejor punto. Se propuso otro deck sobre la casa, que espeja el de la pileta y el contrafrente pasa a ser un frente que mira al parque.
Bajo techo
Había tres patios planteados desde la arquitectura. Un patio con estanque se transformó en un espacio exuberante, con nativas como Combretum fruticosum que emergen de un mar de dryopteris y de alsophilas, sobre tres postes que emulan otras columnas de la casa. Esta "jungla sudamericana" se pensó no solo como bienvenida, sino también para ser disfrutada desde la escalera vidriada, y la acompaña en su doble altura. Se agregó un banco que mira al otro patio de entrada, en el que se plantaron tres jacarandás multitronco en granza –como paisaje de los ambientes transparentes– combinados con gramíneas, lirios y plectrantus. El segundo patio, estratégicamente ubicado, lleva verde a varios sectores a la vez, con enredaderas, helechos gigantes y cubresuelos. El otro patio es el de la biblioteca, con tres acacias plantadas en granza, asociadas con dietes, plectrantus y erigerones que se dejan semillar y se editan.
LUGAR: Jardín privado | PROYECTO DE ARQUITECTURA: Arq. Ricardo Pereyra Iraola | PROYECTO DE PAISAJISMO Y DIRECCIÓN DE OBRA: Valeria Hermida | COLABORADORES: Dorotea Schultz (interconsulta en plantación) y Damián Ayarza (anteproyecto) | SUPERFICIE INTERVENIDA: 3.000 m² | AÑOS DE EJECUCIÓN: 2015-2017.
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