Un nuevo paradigma de hombría del siglo XXI que llegó para quedarse
Durante el siglo XX la mujer ha avanzado y conquistado casi todos los terrenos y derechos que la separaban del hombre. Con el advenimiento de la nueva mujer, el hombre, que hasta principios del siglo XXI casi no había cambiado sus hábitos, empezó a transformarse, creando un nuevo paradigma de masculinidad que adopta muchas características, comportamientos y responsabilidades del sexo opuesto que otrora le eran completamente ajenas.
Así como en el antiguo hombre prevalecían y eran festejados valores como la fuerza, la capacidad de pelear o el ser único proveedor, en el macho moderno todas estas características se vuelven, si no defectos, por lo menos rasgos a evitar en su mayoría. Este nuevo ser, este hombre sensible, se caracteriza por ser un padre de familia muy activo y participativo de la vida de sus hijos, ayuda en las cosas domésticas en iguales proporciones que su pareja, y su fuerza radica en llevar su familia adelante. Pero no sólo se ocupa de proteger y bregar por los suyos de la forma más tierna y sensible, sino que además de tener la mirada puesta en su familia, la tiene puesta en sí mismo: él es el centro de su universo (y es consciente de ello), y desde ahí alcanza y protege al mundo que lo rodea con una dedicación y una visión que hasta no hace muchos años sólo eran patrimonio de la mujer.
Este nuevo hombre se cuida física y mentalmente. Es mucho más afectuoso y está conectado con sus sentimientos para con él y los demás. Tiene una especial atención por su aspecto. No sólo hoy elige su propia ropa, sino que está aprendiendo a combinarla y a darle preponderancia al igual que lo hace la mujer. Ya el vestirse no tiene sólo el valor de la practicidad que tenía hace muchos años; también dejó de serlo sólo como arma de seducción para conquistar. No nos vestimos más para ganarles a nuestros rivales y así hacer perdurar nuestros genes. Hoy nos vestimos para nosotros y el resto de los hombres que nos rodean. Este nuevo paradigma de hombría llegó para cambiar nuestros más arcaicos preconceptos acerca de la masculinidad.
En lo que a mí respecta, desde que empezamos con la marca Bolivia de ropa para hombres, ya hace 10 años, el hombre fue cambiando radicalmente su visión de sí mismo y el mundo que lo rodea, dejando de lado gradualmente los prejuicios y haciendo caso omiso con más asiduidad de las miradas desaprobatorias del mundo a su alrededor.
Hasta hace unos años los hombres se vestían para salir, para conquistar, para verse bien ante la mirada femenina que tanto nos importó siempre. En la actualidad, el eje central de lo que hacemos, cómo nos vestimos, cómo nos peinamos, está en nuestra relación con nosotros mismos y con nuestros pares. Creo que este hombre nuevo vino para quedarse.
Creador de la marca de indumentaria Bolivia
Gustavo Samuelian
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