Una conversación sobre libros que suma voces
Buena parte de lo que hoy sabemos sobre Shakespeare y, fundamentalmente, de cómo apreciamos sus dramas, se lo debemos a Samuel Johnson (1709-1784), el padre, en varios aspectos, de la crítica literaria moderna. Su estudio de las obras fundamentales de la literatura inglesa lo llevó a reseñar las vidas de los grandes poetas para, a partir de ellas, analizar sus obras, más interesado en su sentido que en la musicalidad de los versos. Su influencia fue tan grande que dejó, incluso, un Diccionario de la lengua inglesa, su trabajo más trascendente, y sentó las bases de la crítica literaria, entendida no como una mera valoración subjetiva, sino como el instrumento intelectual que explica una obra y le da sentido en un contexto determinado.
Con el apogeo de los diarios y revistas culturales, en el siglo XIX los suplementos literarios aportaron otra forma de comentar los grandes libros y de orientar a los lectores mientras la industria editorial se expandía. Y finalmente, ya en el siglo XX, el marketing moderno, con su constante búsqueda de la síntesis perfecta y efectista, encontró en las solapas y contratapas la explicación que a muchos lectores tan solo les basta para decidir el impulso de la compra, y no mucho más.
Las redes sociales están siendo ahora, entrados en el siglo XXI, un nuevo vehículo de transmisión de conocimientos literarios, con toda su efectividad en alcance y, claro, todas sus limitaciones en profundidad. Pero aunque lejos de las intenciones del Doctor Johnson cuando se abocó al estudio de la vida de Milton o de Alexander Pope, los nuevos "lectores influyentes" de la era digital tienen propósitos, si bien menos ambiciosos, igualmente válidos: comentar sus lecturas a quienes puedan interesarles y, acaso si hay tiempo, intercambiar opiniones y reflexiones sobre autor y obras. En tanto el libro ha logrado sostener su vigencia, derrotando los pronósticos más agoreros que cundieron en las últimas dos décadas, la conversación sobre literatura encontró así en los nuevos formatos digitales un espacio propicio para el intercambio fructífero. Y eso es valioso.
En esta edición de LA NACION revista, en vísperas de una nueva inauguración de la Feria Internacional del Libro de Buenos Aires, Joaquín Sánchez Mariño nos cuenta quiénes son esos lectores influyentes que están comenzando a ser ellos mismos protagonistas del mundo editorial, y Fabiana Scherer indaga en una entrevista con el actor Gonzalo Heredia las razones por las que se ha convertido en unas de las figuras sobresalientes del fenómeno. Pedro B. Rey reivindica, en tanto, el papel tradicional del crítico literario explicando la razón de su trabajo, sin desvalorar el muy diferente, pero saludable, aporte de los denominados influencers.
Sin prejuicios, sumémonos entonces
a esta conversación sobre literatura que, por suerte, tiene cada vez más voces.
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