Una palabra que define lo que es y lo que viene
Cada año, los editores de los Diccionarios Oxford analizan más de 4500 millones de palabras en busca del ethos del año. Durante meses, lingüistas y semiólogos estudian decenas de bases de datos y cruzan la información de millones de páginas web para determinar qué vocablos o expresiones han marcado el clima de época y evaluar los cambios en el lenguaje que reflejan comportamientos sociales generalizados. El año pasado, por ejemplo, los expertos de Oxford concluyeron que youthquake, el término inglés que explica el terremoto cultural o político que produce la influencia de los jóvenes en la sociedad, reflejaba mejor que cualquier otro a 2017. Un año antes, fue posverdad la que se llevó el título de palabra del año, al mismo tiempo que la Real Academia Española la sumaba a su diccionario para designar "toda información o aseveración que no se basa en hechos objetivos, sino que apela a las emociones, creencias o deseos".
Para Oxford Dictionaries, u otras instituciones que intentan precisar cada año la palabra que define a su tiempo, ésta puede tratarse de un nuevo vocablo –surgido de la adaptación de términos extranjeros o producto de alguna invención tecnológica–, o bien ser una palabra ya existente, pero que adquiere nueva significancia o relevancia por motivos culturales.
Basta seguir con los ejemplos de las palabras destacadas en los últimos años para entenderlo. En 2015, la elegida fue emoji, por las caritas icónicas que popularizaron los mensajeros instantáneos como WhatsApp; en 2014, vape, por la acción, en inglés, de inhalar y exhalar vapor producido por los cigarrillos electrónicos; y en 2013, selfie, la palabra que define el acto de autorretratarse.
Aunque para los argentinos hay palabras que recurrentemente regresan a nuestro vocabulario sin poder escapar de ellas ("dólar", "ajuste", "déficit"), otras se instalan novedosamente en nuestras conversaciones, a menudo con el impulso de la política ("gradualismo") o los movimientos sociales ("sororidad").
Pero para LA NACION revista hay una palabra que, destacándose sobre otras, ha venido invadiendo el lenguaje cuando éste se refiere al futuro, a la innovación y a los cambios transversales que modificarán radicalmente diversas industrias, de la economía al entretenimiento, en los próximos años: blockchain.
Literalmente se trata de una "cadena de bloques", pero en rigor se refiere a la tecnología que muchos expertos consideran la más revolucionaria desde la masificación de internet en los años 90. No solo es la que está detrás de las criptomonedas, sino que se trata de una de esas disrupciones tecnológicas que llegan para modificarlo todo, al punto que podría convertir a la Argentina en una inesperada Silicon Valley.
Sebastián Campanario, el periodista que mejor ha seguido el mundo de la innovación y su influencia en la economía y la vida cotidiana, nos explica en esta edición de qué se trata la revolución del blockchain, la palabra del año.
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