Vinos
Las mejores burbujas
Desde la sidra hasta el champagne francés, la cosa es ver estrellitas en las copas, como las vio Dom Perignon cuando descubrió el famoso espumante, y lo reveló como símbolo de felicidad.
Hoy vivimos una fiebre de burbujas que ha hecho crecer el volumen de ventas de manera sorprendente, por la que surgen nuevas marcas y tipos del simpático burbujeante, y llegan de origen los que ya son míticos.
Por lo tanto, las opciones a la hora de comprar son cada vez más numerosas. A nuestros espumantes tradicionales -el champagne o champán nacional- se agregaron en estos últimos años algunos de gran estilo, elaborados por el método champenoise y con las características de los franceses, así como los rosados, de nuevo a la moda desde que son auténticos.
Están también los champagnes chilenos, con muy buena relación calidad-precio -el último en llegar es Valdivieso (de $ 6 a $ 10), en versión Brut de Brut, Brut Nature y Extra Brut; con estos tres se puede servir una comida fabulosa a todo champán, similar, aunque no tan encumbrada, como lo que puede suceder con tres cuvées de champagne de la Champagne, pero igualmente interesante para combinar con los platos.
Como curiosidad se puede probar también un Cava Codorniú Brut de Napa Valley, que está en los supermercados a $ 10, en colorida caja. Los cavas son nuestros ya conocidos espumantes catalanes, elaborados por método tradicional francés en el Penedés español, el Cuvée Raventós Brut (alrededor de $ 12), y el Jaume de Codorniu, con 50 por ciento de Chardonnay ($ 59).
De los grandes champagnes auténticos tenemos Veuve Clicquot Ponsardin Brut ($ 55), el Vintage Reserve Milesimé de 1989 y 1990 (alrededor de $ 70)- y La Grande Dame, el más caro de la línea de la célebre viuda de Reims.
Otros franceses prestigiosos en los que se recomienda invertir es el mítico Dom Perignon (alrededor de $ 100), y los más posibles Brut Imperial de la misma casa Mo‘t & Chandon, con muy buena relación calidad-precio (unos $ 40) y el Brut Imperial Rosé Millesimé, que en estas celebraciones de verano es lo mejor para una comida con aves.
El mítico Cristal es uno de los más caros y complejos de la famosa Maison Roederer ($ 195), una experiencia magnífica para beber entre grandes amigos; el Brut Premier y el Brut Millesimé son también excelentes y más accesibles ($ 50/$ 60).
Una reciente novedad entre champagnes de Champagne son los Charles Heidsieck, de 1992, 1993 y el recién llegado 1995 (de $ 45 a $ 55), para hacer el acuerdo de cada uno con cada plato comenzando por el más nuevo, o con cualquiera de ellos de punta a punta.
Otros top entre los importados son el Krug 1989 y el Krug Grand Cuvée ($ 155 y $ 135) así como el Krug Rosé, especiales por la elaboración con vinos fermentados en barricas chicas de roble, un método de la prestigiosa Maison de Reims, que le da el carácter especialmente exquisito; el rosado es capaz de casarse hasta con un cordero navideño.
De los nuestros
Entre los nacionales hay también algunos notables que siguen las nuevas tendencias de los franceses. Chandon, con su inamovible línea de clásicos, ha lanzado en los últimos tiempos los rosados: Brut Rosé y Baron B Rosé ($ 23), apropiados para comer con ellos; lo mismo el Baron B Brut Imperial ($ 44), o, para impresionar, la botella Magnum del Baron B Extra Brut ($ 40).
La nueva bodega Extrme, de Mendoza -liaison de los franceses con Bodegas López-, produce el champagne de esa marca, con asesoramiento de Francia, base de Chardonnay y Pinot Noir; su carácter francamente francés escolta magníficamente la esmerada cocina de las fiestas.
Con método champenoise, las Bodegas Bianchi elaboran un Extra Brut con las características del champagne de la Champagne, algo adaptado al gusto nacional que prefiere el estilo ligero va bien también con la comida. Navarro Correas también utiliza el método tradicional auténtico para sus excelentes champagnes, el Brut Nature ($ 13) y el notable Grand Cuvée, de color salmonado debido a la uva tinta Pinot Noir con que se elabora; va bien a cualquier hora, y con las comidas de punta a punta, extraordinario. Especiales para las comidas frías de la calurosa Navidad porteña y acordes con la cocina de verano son también el Extra Tosso Cuvée de Reserve ($ 10).
Una novedad positiva en cuanto a la sidra, producto poco cuidado en general en nuestro país. Con la marca Les Cordeliers se produce en San Juan un espumante de manzana -sidra- elaborado por el método tradicional del champagne. Casi artesanal y natural viene brut, demisec y dulce, para festejar como antes.
No todos los importados están en los supermercados -hay que buscarlos en las buenas vinotecas-, pero es bueno rastrear las góndolas porque siempre puede aparecer una botella insólita, que sería el mejor regalo para los amigos del vino burbujeante.
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