"No sé si es la influencia de mi padre arquitecto o cierta nostalgia por una calidad de construcción que asocio con el pasado, pero siempre quise una casa racionalista", cuenta Torcuato, el dueño de casa. Con esa premisa se contactó con el estudio McCormack Asociados, que en aquel entonces (hace casi una década) todavía no había firmado el emblemático edificio Los Molinos.
El arquitecto a cargo de proyectar esta vivienda para una pareja con dos hijos chicos fue Sebastián Balbuena, que recibió encantado la propuesta. Trazó una construcción con tintes lecorbusieranos, donde priman la materialidad, la simplicidad en las formas y la funcionalidad como ley primera.
La combinación con el diseño de muebles que realizó Martín Larraburu (a cargo en esa época de la icónica Urano Design) dio como resultado un hogar con encanto atemporal.
El carácter de la fachada está dado por los canteros de hormigón, las aberturas tipo claraboya y el camino de piedra ‘París’ circular, con un apoyo lúdico sobre el césped de grama ‘Tifway’. Ese camino desemboca en un gran portón de bloques de madera de paraíso con detalles laqueados, diseñado por Martín Larraburu.
Mi idea no era hacer una casa moderna con algún guiño de estilo, sino realmente recrear el espíritu de la construcción racionalista
"La casa se hizo con doble muro de ladrillo, con cámara en el medio. Para los pisos elegimos piedra ‘París’, bien años 40. La licencia moderna está en las aberturas, que son de aluminio pulido".
En el living, sofá en ‘L’ (Urano Design) con manta tejida gris (Arredo) y almohadones en dos tonos (cada uno, Landmark), alfombra de lana natural (Elementos Argentinos) y sillones antiguos comprados por los dueños de casa en un anticuario de Don Torcuato.
Sobre la mesa redonda vintage, junto al sillón, lámpara plateada original de los años 40, reloj de arena de cristal (Landmark) y botella de vidrio (Arredo) con flores. Para tamizar la luz, cortinas americanas (Riel Americano).
El juego de comedor, en madera maciza, también es diseño de Martín Larraburu. Sobre la mesa, jarrones de vidrio ámbar (Landmark). Para imprimirle color al espacio, el dueño de casa eligió dos obras de Daniel Stroomer: CL 13 y Untitled Lines (todo de Diderot.Art).
Las paredes estuvieron en blanco hasta el año pasado, que conocí a Diderot. Art. Con ellos desmitifiqué un poco el halo inaccesible del arte y me animé con unas obras contemporáneas
El corazón de la cocina es una práctica isla central con mesada de mármol (Mármoles Antón), horno (TSH) y bacha circular, acompañada por sillas altas de madera con respaldo (Urano Design) y una campana de acero inoxidable (TSH).
Junto a la puerta pivotante con recortes de vidrio, un mueble de madera completa el espacio de guardado (Urano Design).
"La galería está ubicada sobre el lateral de la casa para dejar libre la vista al jardín desde el living y el comedor. Con un cerramiento vidriado y plegable (Habital Design), este espacio se aprovecha todo el año".
En el estar, mesa baja de madera, sofá a tono (todo de Urano Design), cama heredada de una abuela y bancos con corderitos comprados en una ruta cordobesa. Una colorida alfombra de lana (Elementos Argentinos), almohadones de lino en tonos pastel y una manta tejida (Blanc Buenos Aires) suman calidez al espacio.
Las ligustrinas que se ven a través de los paneles de vidrio se plantaron antes de empezar a construir la casa. Cuando se mudaron, el perímetro ya estaba cubierto de verde.
La cama blanca laqueada, con funda nórdica, manta, almohadones en tonos pastel (Arredo) y respaldar que incorpora las dos mesas de luz, es un diseño de Martín Larraburu. A los pies, un taburete con corderito, también comprado en Córdoba.
En el antebaño, al igual que en la cocina, se eligió una bacha redonda para replicar la forma de las claraboyas.
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