Hogar. Volver al fuego: una revalorización decorativa, pero también funcional
Hogares, salamandras y parrillas son objetos de consumo cada vez más buscados; aunque casi habían desaparecido de las casas ahora volvieron como una manera de recuperar calidez hogareña y también cocinar
"El fuego tiene un efecto hipnótico: me quedo mirándolo, me genera tranquilidad, una sensación placentera", dice José Otegui. Un hogar de leña domina el living de su casa en Tigre, mientras que en la galería una salamandra hace de ese espacio un lugar habitable durante los días de frío. Pero las bajas temperaturas, por momentos, son sólo una excusa: "Llega el invierno y estoy deseando que baje unos grados la temperatura para prender la chimenea, y, cuando el frío se va, sufro", asegura José, experto en sistemas de 45 años, que cuenta que el hogar se prende sobre todo durante los fines de semana, y se convierte en el epicentro de la vida familiar. "Basta que esté prendido para que atraiga a toda la familia: cenamos alrededor del fuego; si tengo que trabajar, lo hago ahí, pegado... es un lugar preciado."
En los últimos años, el lugar del fuego dentro del hogar ha sido revalorizado tanto por su valor estético como por su valor funcional: fuego para cocinar a través de la recuperación de la cocina funcional o de múltiples formas de modernas parrillas y hornos; fuego también como elemento de calefacción y de ornamentación a través de hogares o salamandras.
"Es un elemento que lleva al calor de hogar -afirma Virginia Escribano, directora de la escuela de oficios de decoración Aires de Bohemia-. Hoy se está volviendo a pensar la casa como un lugar de encuentro, un refugio, y eso hace que los ambientes donde suele haber fuego, como la cocina o el living, tomen protagonismo."
Para María Eugenia Núñez, de 42 años, el fuego representa en su casa el espacio del encuentro y de las reuniones sociales. "Tengo mucha familia y muchos amigos, por eso cuando pensamos nuestra nueva casa, hablando con la arquitecta, le planteamos la idea de hacer un centro de fuego en la galería, rescatando aquello de lo que uno disfrutaba en los campamentos del colegio: el fogón." Así hoy, en su casa de Garín, la galería cuenta con un espacio adyacente a la parrilla, en el que una caja rectangular de cemento alberga el fuego: a su alrededor, largos bancos con almohadones permiten disfrutar del encuentro. Al calor, el espacio no sólo se vuelve habitable en invierno, sino que es el lugar preferido para la reunión. "El otro día celebré mi cumpleaños en casa y, a pesar del frío, alrededor del fuego estaba divino", recuerda María Eugenia.
Nuevos diseños, nuevos usos
La tendencia responde también, en parte, a la cada vez mayor y más variada oferta de hogares, salamandras, parrillas, hornos y cocinas económicas, que ofrecen la posibilidad de dar respuesta a múltiples necesidades en distintos escenarios. "El uso de parrillas de gas ha crecido mucho en los últimos años porque no tiran humo, con lo que resultan muy útiles para colocar en balcones que no tienen un tiraje. Para esos balcones, hoy hay una gran oferta de diseños en parrillas portátiles", señala Ariel Ancarola, gerente de producción de Magma, empresa que produce parrillas y hogares, que destaca que, actualmente, es muy frecuente plantear la presencia de parrillas en los balcones ya desde el mismo momento de la concepción del plano: "Suelen diseñarse con lugar para colocar las parrillas empotrables, que tienen un conducto colector para el humo que atraviesa todos los balcones verticalmente".
La misma amplia variedad de la que actualmente se dispone para pensar en algún elemento para asar es la que se encuentra a la hora de calefaccionar (y decorar) casas y departamentos.
"El crecimiento de la oferta de productos ha sido exponencial. Antes sólo existían hogares de mampostería, cuando ahora hay cajas de chapa convectoras de doble combustión, por ejemplo, que ofrecen una mayor capacidad calórica con un consumo mucho menor de leña", dice Ariel, que señala que hoy el diseño de estos elementos sigue las tendencias que se observan en Europa.
Los diseños actuales están, en algunos casos, a años luz de los de antaño. Basta citar, por ejemplo, los hogares de doble lado que, según Ariel, cada vez son más requeridos. "Se utilizan mucho para dividir ambientes, una cocina de un living o un living de una habitación, o en ambientes gigantes. Así, por ejemplo, uno sentado desde el living frente al hogar puede ver el fuego y detrás la galería o el patio, y viceversa. Incluso, ahora estamos desarrollando a pedido de un cliente un hogar colgante, que gira sobre su eje, a partir de un diseño europeo."
La posibilidad de contar con elementos ornamentales que se nutren del efecto hipnótico y tranquilizante del fuego es aprovechada incluso fuera del hogar. Cada vez son más los restaurantes que cuentan con hogares o salamandras que no sólo cumplen con la obvia función calórica, sino que incluso brindan un escenario más cálido al encuentro. En Palermo, Olsen, con su hogar nórdico, fue uno de los pioneros en hacerle un lugar al fuego; en el restaurante Nuestro Secreto, del Four Seasons Buenos Aires, los sillones en torno del fogón en el centro del jardín ofrecen una confortable espera para quienes pasarán luego a la mesa; en el Faena Hotel, los restaurantes ostentan amplias salamandras y la cocina es tanto de fuego como de hornos de barro, mientras que Espacio Dolli recurre al fuego en sus varias formas: la parrilla y el horno de barro en el patio, y a través del enorme hogar de leña que ocupa una de las paredes del salón.
"Buscaba clima, calor de hogar, que el Espacio se parezca a una casa -cuenta Dolli Irigoyen-. En invierno, el fuego está siempre prendido, generando confort, hipnotizando. Te podés quedar horas mirándolo y escuchándolo. El ruido de las brasas es música."
Verónica Golfari, de 42 años, organizadora de eventos y ambientadora, a través de su empresa Organika, hace uso del fuego como elemento de reunión. "Hago eventos sociales y corporativos en los que suelo usar tachos reciclados de hierro en los que hago fogones, como si fuesen hogares, que convocan al encuentro y a generar vínculos en torno del fuego", cuenta. "También prendo velas colgando de los árboles, dentro de frascos", agrega. "El calor del fuego convoca a lo humano, a la cercanía. Lo que yo busco es armar un ritual para que la gente se reúna en torno del fuego", resume Verónica.