En la era digital, la legendaria práctica de trocar se renueva entre miles de miembros que intercambian, a través de internet, desde ropa de diseño y comida a domicilio hasta autos y estadías temporarias en casas. Bioecon,la Comunidad del Trueque (CDT) yMunitario son solo algunas de las experiencias relevadas, con más de cinco años de trayectoria, que reafirman que se puede cambiar la economía cotidiana con pequeñas acciones. Los referentes coinciden en que es fácil, gratis y accesible.
"Además de ayudarme a ahorrar, me obliga a circular objetos que estaban en el fondo de un armario", cuenta Pablo Lambertini, que incluye el trueque como recurso estable para capacitarse a través de cursos online a cambio de ropa en desuso. Para Mariana Jaroslavsky, miembro activo de la CDT, el trueque abre la posibilidad al encuentro y libera de la presión económica. "Hace años tomo clases de canto y guitarra a cambio de clases de yoga –cuenta–. Y el mayor logro es poder conocer a la otra parte y poner en valor su trabajo por encima de lo monetario".
El resurgimiento del trueque viene acompañado de un cambio de conciencia mucho más amplio que en 2001, cuando sirvió como rebusque ante la crisis económica. Ahora, los miembros de las redes apuestan a una práctica más sustentable y democrática, donde el beneficio común y la necesidad de reciclar están a la par de la necesidad de ahorrar y complementar la economía mensual.
Jimena "China" Rodríguez, responsable de Comunicación de la Comunidad del Trueque, un espacio virtual que nuclea a 12 miembros, lo analiza: "Lo que está sucediendo en las redes refleja una toma de conciencia mayor que viene a cuestionar nuestra manera de consumir, hasta ahora compulsiva y competitiva. La economía colaborativa, donde el trueque es una de las alternativas, nos está mostrando que el beneficio mutuo es algo simple y posible".
Otra experiencia que ha tomado gran popularidad es Bioecon, un portal que tiene entre sus postulados la búsqueda de una economía "para restaurar los vínculos". "Buscamos la pacificación de vínculos sociales y, para eso, tenemos que alcanzar mayores niveles de integración social", reflexiona una de sus fundadoras, Cecilia Hecht, mientras introduce el término "prosumidores" (productores y consumidores al mismo tiempo) para explicar que en Bioecon "las personas se conectan y exploran juntas distintas maneras de realizar acuerdos con otros, ofreciendo y recibiendo servicios, saberes y productos de forma multirrecíproca y sin utilizar dinero, transformando las relaciones sociales y creando confianza en base a la experiencia".
"Queremos que se acerquen a trocar por convicción y no por desesperación", se suma Rubén Osvaldo Rodríguez, de Munitario, otra plataforma de trueque que en la actualidad reúne a unas 1.000 personas. Rodríguez también se ve motivado por la idea de "generar abundancia mutua" y "relaciones más sanas y amigables con nuestro entorno". Los pasos del intercambio son sencillos, ya que cada parte se pone en contacto de modo directo y acuerda el valor estimado de la operación. "El sistema tiene algunas herramientas para facilitar, verificar y calificar el intercambio, pero la responsabilidad de concretarlo queda a cargo de los miembros", aclara Rodríguez.
La práctica también ocurre en grupos cerrados de Facebook, organizados por zonas y barrios de distintas partes del país. Algunos deciden previamente qué llevarán para intercambiar, mientras que otros ponen lugar y hora, y esperan a ver lo exhibido para proponer algo a cambio. Cuando la tecnología sirve de puente y la lógica del intercambio está por encima de la necesidad de comprar, resulta posible funcionar en red por fuera de la lógica de la acumulación.
Histórico Club del Trueque
Cuando hablamos de trueque en el país, enseguida lo asociamos al Club del Trueque, aquella experiencia nacida en 1995 en la zona de Bernal que se reprodujo en varios países de Latinoamérica y que creció de golpe ante la crisis de 2001. "Nuestra red sigue trabajando como siempre, pero con bajo perfil –explica Rubén Ravera, uno de los fundadores–. Ahora lo hacemos en nodos (grupos) más pequeños, que se pueden conocer a través de nuestro blog". También asegura que el trueque resolvió problemas en la Argentina de 2001, pero eso no significa que sea sinónimo de pobreza. "Estoy en desacuerdo cuando se hace la ecuación de trueque es igual a una exclusiva respuesta económica ante una crisis. Si bien hace su aporte, se trata de un cambio más amplio en la forma en que pensamos la economía".
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