Luis Majul: “Odisea argentina”

Se juntó todo. Este menjunje es lo que explica el homenaje de hoy a los “100 mil muertos”. El intento de Alberto Fernández de pasar por encima de la grieta o la audaz puesta en escena para “adelantar” una cifra simbólica que todavía no llegó. Está todo mal. Las encuestas, a este Gobierno, le dan mal. Por eso Cristina intenta volver a su papel de compungida. Por eso ensaya el papel protagónico de la nueva temporada de “Los simuladores”, junto a Alberto, Máximo Kirchner, Axel Kicillof y Sergio Massa. Asumiendo, entre bambalinas, la jefatura de campaña del Frente de Todos para las PASO del 14 de septiembre.

En este momento crítico también explica las urgencias de la oposición. Con Mauricio Macri, Horacio Rodríguez Larreta, María Eugenia Vidal, Patricia Bulrich, y Elisa Carrió, entre otros, tratando de dirimir todo al mismo tiempo: quien manda, las listas de candidatos y el diseño de un proyecto de país hacia adelante, asumiendo los errores del pasado.

Los materiales están a la vista, y la inmensa mezcladora también. Por un lado, la tercera ola de contagios que anticipó Fernán Quirós, mientras nada parece indicar que la segunda dosis de la vacuna rusa llegue a tiempo para reforzar la inmunidad de quienes fuimos inoculados con la primera. Por el otro, la inesperada suba del dólar, que el viernes alcanzó los 174 pesos, mientras la inflación se proyecta hacia el 50 por ciento anual, combinada con una recesión interminable, lo que hace que, por primera vez, en muchos años, el peronismo deba enfrentar una elección de medio término con una caída del poder adquisitivo descomunal.

Parece una verdadera odisea. Pero vamos por partes. De lo más urgente a lo más importante. La gestión de la pandemia está siendo mala, muy mala. Porque ahora mismo, hay casi 24 millones de vacunas recibidas pero menos de 20 millones aplicadas. Para ser justos: poco más de 3 millones sin aplicar. Y de los casi 20 millones de vacunados, 15 millones 800 mil recibieron la primera dosis y menos de 4 millones la segunda dosis. Esto significa que apenas un 8 por ciento de los argentinos recibieron la vacunación completa. Y un dato más. No es cierto que la totalidad del personal de salud esté vacunado. Porque todavía entre el 10 y el 15 por ciento espera la segunda dosis.

¿Entonces por qué, Alberto, 48 horas antes del homenaje de hoy, anticipó que estábamos a las puertas de la salida de la pandemia? Vaya uno a saber. Lo que sí sabemos es que la actual ministra Carla Vizotti tiene muchos problemas para comunicar. Que no cumple con la regla básica de sujeto verbo y predicado. Lo que nosotros entendimos, sobre lo último que dijo, es que parece que el Gobierno está en proceso de aceptar la combinación dos vacunas diferentes. Ojalá. Y ojalá, también, que no vuelvan a vetar a Pfizer, a Jansen o a Moderna, más allá de la preferencia geopolítica a favor de las vacunas de Rusia, de China y de Cuba.

También nos parece inaceptable que Axel Kicillof- hoy con una rosa blanca en la mano- siga defendiendo el sistema paralelo de vacunación militante en la provincia, mientras lo justifica argumentando que así estaría evitando la privatización del plan de vacunación. Y nos parece inaceptable, además, que Cristina, Kicillof y Máximo se “autoperciban” por fuera del Gobierno y empiecen a operar, off the record, sobre los medios y a los periodistas, con que Alberto está “desconcentrado” y “desenfocado”, y que habrá cambios de Gabinete, pero recién después de las elecciones.

¿A quiénes pretenden engañar? ¿Así que ahora se ponen del lado de afuera cuando fueron ellos quienes se dedicaron a esmerilar al Presidente desde el mismo instante en que asumió?

Pero, hablemos de lo que importa: la Justicia. Hablemos, por ejemplo, del trabajo de zapa que sigue haciendo Cristina para consolidar su plan de impunidad y venganza. Hablemos de lo que importa: de educación y del adoctrinamiento “k”, en las escuelas primarias de La Matanza. También, de corrupción y de economía. De economía real. Hablemos del dólar, de la pobreza y de “berretalandia”. Pero hablemos, sobre todo, del brutal empobrecimiento, en general. Y del acelerado empobrecimiento de la clase media, en particular.