El sobreseimiento de Cristina Kirchner; sus hijos, Máximo y Florencia; Lázaro Báez; Cristóbal López; Fabián De Sousa; Romina Mercado; y Osvaldo Bochi Sanfelice, entre otros, es un escándalo. Y es una vergüenza.
Los jueces que lo propiciaron, Daniel Obligado y Adrián Grunberg, si tienen hijos o nietos, o cuando los tengan, posiblemente vayan a llevar sus apellidos, durante generaciones, con vergüenza, por haber resultado cómplices del encubrimiento de un delito grave de corrupción cuyas pruebas y evidencias siguen siendo abrumadoras.
Silvina Martínez bautizó al juez Obligado muy bien: “Es el nuevo Oyarbide de la Argentina”. Es el mismo que le facilitó la salida de la cárcel al primer vicepresidente condenado con sentencia firme por corrupción en la historia argentina, Amado Boudou, y el que le acaba de hacer este regalito de Navidad a Cristina, su familia, sus socios y testaferros.
A continuación, un breve resumen de la causa de Hotesur y Los Sauces:
- Cristina, Néstor y Máximo Kirchner armaron una asociación ilícita con Lázaro y Cristóbal. Les dieron negocios multimillonarios a cambio de pagos simulados.
- Inventaron alquileres ficticios de habitaciones de hoteles que jamás se ocuparon.
- Propiciaron alquileres reales, pero cuyo valor triplicaba -en dólares- el precio del mercado, en departamentos en Puerto Madero y en el edificio de Recoleta: el edificio de la corrupción, en Juncal y Uruguay, donde Daniel Muñoz recibía bolsos con dinero, donde todavía hoy vive Cristina.
- Esto fue probado sobradamente por los fiscales Gerardo Pollicita y Juan Mahiques, y por los jueces Claudio Bonadío y Julián Ercolini.
- Y ahora Cristina, Máximo y los demás tenían que enfrentar un juicio oral, como cualquier hijo de vecino.
- Sin embargo, los jueces Obligado y Grunberg pretendan impedirlo, lo cual es un escándalo y una vergüenza porque no es una respuesta ni jurídica ni técnica. Es una respuesta política y mediática, y apunta a que el juicio oral y público no se sustancie y a que los medios no lo cubramos.
- Es decir: a estos dos jueces, sin vergüenza ni moral, igual que a Cristina, al kirchnerismo, al peronismo y a los principales dirigentes de este Gobierno, no les importa tanto los hechos, sino que se hagan conocidos.
- Ellos piensan: no discutamos que somos “chorros”. Ya todos sabemos que lo somos. Lo que tenemos que hacer es seguir mintiendo sobre nuestra condición de “chorros”.
Lo peor de todo es que, al igual que Oyarbide, cuando en 2009 sobreseyó por enriquecimiento ilícito a Néstor y a Cristina antes de las Fiestas y en medio de un escándalo, como lo denunció el contador de los Kirchner, Víctor Manzanares, Obligado y Grumberg lo hicieron de apuro, un viernes de calor, para que se diluya cuanto antes, y antes de que Grunberg tuviera que pasar a otro tribunal.
Los decenas de colegas y dirigentes políticos que dedicaron y dedicamos parte de nuestras vidas a evitar que quedaran impunes estamos tristes, indignados y espantados, como vos. Pensamos en Elisa Carrió, Jorge Lanata, Nicolás Wiñazki, Margarita Stolbizer, Graciela Ocaña, Silvina Martínez y Mariana Zuvic, entre muchos otros. Yo no se como estarán los demás ni puedo hablar por ellos, pero sí se que Silvina, en las próximas horas, como una de las primeras denunciantes, va a presentar otra denuncia contra los jueces por prevaricato.
A nosotros esto nos entristece por nuestros hijos y por el país, pero vamos a seguir haciendo lo que tenemos que hacer.
Todo el tiempo.
Día tras día.
Hasta que se haga Justicia.
Hasta que la historia desmienta este relato.